Una pregunta que pocos se hacen es ¿cuál el propósito fundamental de las marchas de protesta por el indulto concedido por el aún jefe de Estado Pedro Pablo Kuczynski a Alberto Fujimori? Poca duda hay que es una manera de votar con los pies al margen de las urnas.
¿Y después qué?
Los mentores o dirigentes debieran estar siempre a la cabeza para dar el ejemplo. Es muy cínico posar para las declaraciones y las visitas recurrentes a los estudios televisivos, cabinas radiales o grabadoras y fotos de los medios impresos. No hay buenas o malas masas, sino buenos o malos dirigentes, solía decir Haya de la Torre.
Entonces la pregunta subsiste ¿cuál el camino político tras la protesta? ¿Se ha organizado la pelea en las diferentes tarimas de la sociedad: Congreso, los medios de comunicación, las organizaciones de base, gobiernos regionales, municipalidades? ¿Cuáles las ideas cardinales a seguir y, sobre todo, quién o quiénes plantean cada cosa?
Si la idea fundamental es protestar por la sola protesta, el gobierno, con el muy sensible apoyo, a todo nivel, del fujimorismo, superará las borrascas iniciales. No es difícil prever que el indultado pondrá orden en su club electoral y tomará las riendas en la única forma que siempre supo hacerlo: sin dudas ni murmuraciones de los que están debajo de él.
Algunos gritan ¡elecciones generales ya! La indignación conduce a esta clase de expresiones iracundas. Conviene subrayar el hecho que en un nuevo proceso sólo participarían los mismos de siempre, con la excepción del alanismo, cuya dirigencia NO ESTA reconocida por el Jurado Nacional de Elecciones.
De haber elecciones generales Perú contemplaría no sólo el concurso de los aburridos y mediocres, los que han podrido, unos más que otros, la política nacional, sino que las puertas descaradas del oportunismo se abrirían de par en par. ¡Todos los sin partido o inscripción o reconocimiento, postularían en listas ajenas porque el encanto del sueldo fijo, la influencia y sus tráficos y la apetecida prensa, son bocados inmensos e indesdeñables!
Es casi un apotegma que el agotamiento del sistema electoral sólo garantiza repeticiones infames, los mismos nombres, clubes y sociedades de amigotes, por tanto una nueva liza debiera tener como principio fundamental la NO REELECCION de los parlamentarios nunca más comenzando ya mismo con los actuales.
Si se busca renovación hay que aprender, como sociedad, a tomar decisiones drásticas. Una nueva república, un Estado limpio, una Nación con horizonte no se puede elaborar con rémoras que arrastran las taras que envilecieron al Perú.
Marchar y protestar, muy bien. ¡A definir el objetivo y a identificar a los líderes y los propósitos! De otro modo, la bulla no construye y ¿qué más querría el gobierno que torpezas de sus oponentes?
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