La Federación Rusa se convirtió en 2015 en la primera potencia militar en materia de guerra convencional. Luego, en 2018, se convirtió también en primera potencia nuclear con los exitosos ensayos de sus misiles hipersónicos. Preocupado por las reacciones que pudieran surgir antes esos cambios de jerarquía, el presidente ruso Vladimir Putin emitió una advertencia dirigida a las potencias occidentales. Pero algunos países miembros de la OTAN no parecen ver lo que pasa ni percibir los nuevos peligros que tienen ante sí.
¿Cuál ha sido la reacción ante la advertencia del presidente ruso Vladimir Putin, quien ha señalado que el mundo subestima el peligro de guerra nuclear y que esa tendencia [a la subestimación] está acentuándose?
Es significativo el comentario de La Repubblica [1], que habla de un «tono muy alarmista». Es también paradójicamente elocuente el silencio prácticamente absoluto de todo el espectro parlamentario. Como si Italia no tuviese nada que ver con la carrera en materia de armamento nuclear que, advirtió Putin, puede llevar a la «destrucción de la civilización y quizás de todo el planeta» [2]. No se trata de un escenario alarmista sino de lo que prevén los hombres de ciencia que estudian los efectos de las armas nucleares.
Putin subrayó como particularmente peligrosa la «tendencia a rebajar el umbral para el uso del armamento nuclear con la creación de cargas nucleares “tácticas” de bajo impacto que pueden conducir a un desastre nuclear mundial».
Precisamente a esa categoría pertenecen las nuevas bombas nucleares B61-12 que Estados Unidos desplegará en Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y posiblemente en otros países europeos durante la primera mitad del año 2020. La Federación de Científicos Estadounidense (FAS) advierte, en efecto que:
«La alta precisión y la posibilidad de utilizar cargas nucleares menos destructivas pueden incitar a los comandantes militares a presionar para que se recurra al arma atómica en un ataque, sabiendo que la radiación y los daños colaterales serán limitados.»
Italia es parcialmente responsable del creciente peligro de guerra nuclear ya que está violando el Tratado de No Proliferación del armamento nuclear y se niega a aceptar el Tratado de la ONU para la prohibición de las armas nucleares. En efecto, no se debe olvidar que Italia pone a la disposición de Estados Unidos no sólo bases militares sino también aviones y pilotos [italianos] que se preparan para utilizar armas nucleares contra Rusia. Y eso está sucediendo con el consentimiento explícito o implícito –ya que renuncian a oponerse– de toda la gama de partidos políticos representados en el Parlamento italiano.
El otro peligro –advierte Putin– es la «desintegración del sistema internacional de control de armamentos» iniciada en 2002 por la salida de Estados Unidos del Tratado AMB. Este tratado, firmado por Estados Unidos y la URSS en 1972, prohibía a esos países el desarrollo de misiles interceptores que, al neutralizar la posibilidad de respuesta del país atacado, favorecerían la posibilidad de proceder a un primer golpe nuclear, o sea de proceder por sorpresa a un ataque nuclear.
A partir de ese momento, Estados Unidos desarrolló su «escudo antimisiles», extendiéndolo a Europa, implantándolo incluso a las puertas de Rusia, con 2 instalaciones terrestres en Rumania y en Polonia y 4 navíos de guerra que navegan por el Báltico y el Mar Negro. El problema es que los lanzadores de esos sistemas [supuestamente “antimisiles”] son capaces de lanzar tanto misiles interceptores como misiles armados con ojivas nucleares.
También en ese caso, Italia es parcialmente responsable ya que en Sigonella [la base aérea de la OTAN en la isla italiana de Sicilia] está instalada la JTAGS, una de las 5 estaciones satelitales estadounidenses del «escudo antimisiles».
Esa situación se hace más grave aún porque Estados Unidos ha decidido ahora retirarse también del Tratado INF firmado en 1987 –el tratado que eliminó los misiles nucleares estadounidenses instalados en Comiso (Italia)– porque pretende desplegar en Europa misiles nucleares terrestres de alcance intermedio.
En esto también es responsable Italia, cuyo gobierno dio su aval a ese plan en el Consejo del Atlántico Norte realizado el 4 de diciembre de 2018, además de estar seguramente dispuesto a aceptar que Estados Unidos instale esos misiles nucleares en suelo italiano.
«Si esos misiles llegan a Europa, Occidente no debe sorprenderse de que nosotros reaccionemos», explicó Putin. Advertencia que están ignorando tanto el presidente del gobierno italiano Giuseppe Conte como los dos vicepresidentes, Luigi Di Maio y Matteo Salvini, quienes prefieren desviar la atención de la opinión pública hacia el «decreto de seguridad» antimigrantes, mientras llegan a Italia bombas y misiles estadounidenses que ponen en peligro la verdadera seguridad del país. Como los tres monos de la conocida historia, ellos no ven, no oyen ni dicen nada.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] Fundado en 1976 y con una tirada cercana a los 700 000 ejemplares, La Repubblica es considerado el diario más influyente de Italia. Nota de la Red Voltaire.
[2] “Vladimir Putin’s annual news conference”, por Vladimir Putin, Voltaire Network, 20 de diciembre de 2018.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter