La Asamblea General de la ONU decidió el 22 de mayo de 2019 que el Reino Unido de ‎Gran Bretaña e Irlanda del Norte debe abandonar –en un plazo de 6 meses– el archipiélago de ‎Chagos, territorio que hoy ocupa ilegalmente, y restituirlo a la República de Mauricio. ‎

Según la decisión de la Asamblea General de la ONU, el Reino Unido tendrá que garantizar ‎además el regreso de los pobladores del archipiélago, expulsados por los británicos a partir ‎de 1965. ‎

Para sorpresa de todos, la resolución de la Asamblea General de la ONU sobre el archipiélago de Chagos fue ‎adoptada por una mayoría aplastante de 116 votos a favor. Sólo 6 países votaron en contra (Australia, ‎Estados Unidos, Hungría, Israel, la República de Maldivas y el Reino Unido). Se registraron ‎‎56 abstenciones, entre ellas las de Alemania y Francia. ‎

El 22 de junio de 2017, la Asamblea General de la ONU había remitido el caso del archipiélago de ‎Chagos –territorio reclamado al Reino Unido por la República de Mauricio– a la Corte ‎Internacional de Justicia. Según el veredicto de ese órgano, el Reino Unido falseó el proceso de ‎independencia de Mauricio para mantener ilegalmente bajo control británico una parte del ‎territorio de la actual República de Mauricio. ‎

Esta victoria de la República de Mauricio reviste particular importancia. Al verse obligado el Reino ‎Unido a descolonizar el archipiélago de Chagos, queda invalidado el alquiler mediante el cual ‎Londres había cedido hasta el año 2036 la isla Diego García a Estados Unidos, que actualmente ‎mantiene allí una enorme base aeronaval de gran importancia estratégica debido a su situación ‎geográfica en medio del Océano Índico. ‎

La construcción de la base estadounidense, “Camp Justice”, en la isla Diego García, ha costado al ‎Pentágono 3 000 millones de dólares. Esa base incluye, además de una pista aérea de más de ‎‎3 kilómetros y medio y de instalaciones capaces de acoger bombarderos estratégicos B-2 y B-‎‎52, sofisticados radares dedicados a la vigilancia y rastreo de satélites, una estación de ‎monitoreo del sistema GPS –sólo hay 5 en todo el mundo– y una cárcel secreta de la CIA.‎

En el libro Island of Shame: The Secret History of the U.S. Military Base on Diego Garcia ‎‎(La isla de la vergüenza: la historia secreta de la base militar de Estados Unidos en ‎Diego García), publicado por Princeton University Press en 2011, el autor David Vine muestra ‎que el Reino Unido expulsó a los pobladores del archipiélago de Chagos obedeciendo a presiones ‎de Estados Unidos en ese sentido. ‎

En 1958, conforme a su Strategic Island Concept (Concepto de Isla estratégica), Estados Unidos ‎escogió cierto número de islas que debían garantizarle el control de los océanos y hacer posible la ‎aplicación de su política de containement (“contención”) contra la URSS. Anteriormente, ‎el Pentágono ya había ordenado la expulsión de los pobladores en Pearl Harbor (1887), Guam ‎‎(1889), en la zona del Canal de Panamá (1831), Attu (1942), Vieques (1942), Culebra (1948), ‎Okinawa (1948), Thule (1953) y, posteriormente, en las Islas Marshall (1960). Cuando Londres ‎aceptó alquilar a Estados Unidos la isla Diego García, el primer ministro británico expresó ‎inquietud sobre las consecuencias a largo plazo que podía tener la expulsión de sus pobladores ‎a pedido de Washington, incluyendo la posibilidad de una decisión como la que la ONU acaba de ‎adoptar. ‎