Todavía es difícil decir cuáles son las intenciones de quienes reactivaron el conflicto en el Alto Karabaj. En todo caso, y sin prejuzgar lo que pueda suceder en el futuro, las poblaciones locales ya salen perdiendo mientras que Estados Unidos sale ganando.
Durante la pandemia de Covid-19, los afectados son principalmente las personas de edad avanzada que mueren debido a las complicaciones resultantes de enfermedades que ya padecían antes de contagiarse. Pero en una guerra, por el contrario, quienes mueren son sobre todo jóvenes cuyas vidas sólo estaban comenzando. En los combates del Alto Karabaj, ya han muerto 5 000 jóvenes azerbaiyanos y armenios, cuya edad promedio va de 18 a 20 años.
Según el padre de la ciencia militar, el general Carl von Clausewitz, la guerra es la continuación, por la vía militar, de un conflicto donde han fracasado antes la diplomacia, las redes de influencias y los sistemas de alianzas.
La carta a la que el primer ministro armenio, Nikol Pachinian, ha venido apostando todo desde 2018 ha sido el inicio del proceso de adhesión a la OTAN, con la ilusión de que la República de Armenia estaría así mejor protegida que si mantenía su vínculo con Moscú. Pero, incluso antes de la invasión azerbaiyana, los pedidos de apoyo de Ereván a la OTAN nunca han dado resultados, y nunca los tendrán. ¿Qué servicios cree Pachinian que Armenia ha prestado para merecer la ayuda que espera de Washington? ¿Y por qué se interesaría la OTAN en la adhesión del casi inexistente ejército armenio?
En cambio, Estados Unidos sí tiene mucho que agradecer a Azerbaiyán. El presidente azerbaiyano Ilham Aliyev ha asumido enormes riesgos, violando el derecho internacional y haciendo esfuerzos a largo plazo para ganarse el favor de Washington. El periodista francés Thierry Meyssan ha escrito mucho sobre los cargamentos de armas trasladados por la compañía estatal azerbaiyana Silk Way Airlines bajo un falso estatus diplomático y con certificados de destino final entregados por las autoridades de Azerbaiyán. Esos cargamentos eran enviados por la CIA y el Pentágono y la mayor parte del armamento apareció nuevamente en manos de los terroristas del Estado Islámico [Daesh] y de al-Qaeda en Irak y en Siria. Ese armamento fue utilizado para matar soldados rusos en Siria [1].
¿Puede alguien creer que Nikol Pachinian no sabía eso?
En un artículo anterior [2] explicamos el desarrollo de las acciones militares en el frente del Alto Karabaj, señalando que los drones de ataque [azerbaiyanos] causaron pérdidas importantes de vehículos blindados, piezas de artillería, radares y misiles antiaéreos, lo cual permitió que los blindados azerbaiyanos rompieran las líneas de defensa armenias. Mencioné en ese artículo que existe el antídoto contra el equipamiento electróptico de los drones, pero que Armenia lo rechazó… porque es material militar fabricado en Rusia, país con el que el gobierno de Nikol Pachinian –puesto en el poder por el magnate George Soros– quiere romper todo vínculo.
En el mismo artículo señalé un elemento importante: el ritmo de la ofensiva del ejército azerbaiyano es lento ya que Azerbaiyán no está apurado. Eso se debe a que la situación internacional era y sigue siendo favorable a la ofensiva azerbaiyana. Y seguirá siendo así en el futuro próximo ya que la opinión pública internacional está más preocupada por otros problemas actuales. Eso permite el desarrollo ulterior de la ofensiva azerbaiyana, lograr la ocupación total del Alto Karabaj y incluso avanzar más allá.
Hay que subrayar que las bases militares existente en el Alto Karabaj no estaban en manos de Armenia. Incluso hasta este momento, el gobierno de Ereván sigue sin reconocer el Alto Karabaj como parte de Armenia. Entonces, ¿por qué solicita Nikol Pachinian apoyo internacional para el Alto Karabaj?
Lo más importante a tener en cuenta es que la conquista de las bases militares del Alto Karabaj por parte de Azerbaiyán equivale a ponerlas a la disposición de Turquía, e implícitamente a disposición de la OTAN y de Estados Unidos. Bajo el control de Estados Unidos, el régimen de esas bases sería el mismo que existe en la base de Deveselu (Rumania) donde el ejército rumano se limita a cuidar las cercas de la base desde afuera. Ningún rumano está autorizado a penetrar en el perímetro de la base. Tomando como criterio la obediencia total a Washington, Armenia no es comparable a Azerbaiyán ni a Rumania. Pienso que ambas partes rechazarán cualquier solución proveniente de otro actor ya que esas son las reglas del juego decididas en Washington.
Quedan varias preguntas legítimas.
– ¿Quién es responsable por la muerte de todos esos jóvenes inútilmente sacrificados en el Alto Karabaj?
– ¿Por qué tantos muertos sólo para aplicar una solución concebida hace mucho en otro continente?
Una respuesta posible está en la estupidez, en la sumisión de los dirigentes políticos de los dos países y en su deseo de mantenerse en el poder a toda costa.
[1] «Armamento por miles de millones de dólares utilizado contra Siria», por Thierry Meyssan, 18 de julio de 2017 y «Continúa la operación estadounidense de tráfico de armas “Timber Sycamore”», Red Voltaire, 13 de diciembre de 2018.
[2] «Las operaciones militares en el Alto Karabaj y su posible evolución», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 22 de octubre de 2020.
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