
El centro de interceptación de la inteligencia militar danesa (FE) en Sandagergard, en la isla de Amager.
La prensa de Dinamarca acaba de publicar una serie de revelaciones sobre la participación del Estado danés en una gran operación de espionaje de Estados Unidos... contra las administraciones danesas.
En 1992, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al primer ministro de Dinamarca, Poul Nyrup Rasmussen, que Estados Unidos tuviese acceso al tronco de la red de internet danesa. El primer ministro danés respondió positivamente y se procedió a establecer los procedimientos para la colaboración del Forsvarets Efterretningstjeneste (el servicio de inteligencia militar de Dinamarca, conocido como FE) con la National Inteligence Agency (NSA), cuya actividad de intercepción de las comunicaciones internacionales fue revelada públicamente, en junio de 2013, por el informático Edward Snowden, quien trabajó durante años para esa agencia de espionaje estadounidense.
La colaboración del FE con la NSA permite a Estados Unidos vigilar todas las comunicaciones de los extranjeros que pasan por Dinamarca… y también las de todos los daneses.
Bajo la administración Obama –o sea, aun después de las revelaciones de Edward Snowden sobre la NSA y a pesar del supuesto compromiso estadounidenses de poner fin al espionaje contra sus “aliados”– la colaboración del FE con la NSA permitió a Estados Unidos manipular la licitación emitida por Dinamarca para la compra de nuevos aviones de combate e imponer el F-35 estadounidense, en detrimento la industria danesa y europea.
La opinión pública ve erróneamente todo este asunto como un caso de espionaje. Pero se trata de una colaboración autorizada por un primer ministro de Dinamarca e implementada por el servicio danés a cargo de la inteligencia militar y la vigilancia electromagnética.
En realidad estamos viendo la continuación del dispositivo creado por la CIA, después de la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente ampliado por Estados Unidos y Reino Unido a través de la OTAN, bajo la designación de redes stay-behind o Gladio. Utilizando como pretexto la lucha contra la URSS, los servicios de inteligencia anglosajones se arrogaron la potestad de interferir en los asuntos internos de los demás Estados miembros de la OTAN, llegando incluso a orquestar el asesinato de un primer ministro y a organizar golpes de Estados en varios países “aliados”.
La rama danesa de las redes stay behin, designada como Absalón y supuestamente disuelta en 1989– estaba perfectamente instalada en pleno corazón de la inteligencia militar (FE) de Dinamarca [1].
Todo indica que aquel dispositivo, supuestamente disuelto, aún se mantiene activo en todos los países miembros de la OTAN.
[1] Para más detalles, ver «La guerra secreta en Dinamarca», por Daniele Ganser, Red Voltaire, 15 de agosto de 2013, y Stay-Behind og Firmaet. Efterretningsvæsen og private antikommunistiske organisationer i Danmark 1945-1989, Ministerio de Justicia de Dinamarca.
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