Dando seguimiento a mis cartas dirigidas a la presidencia del Consejo de Seguridad el 13 de abril de 2021 (S/2021/354) y el 11 de junio de 2021 (S/2021/565), escribo a usted sobre la Gran Represa del Renacimiento Etíope.
Después de un decenio de negociaciones infructuosas, la cuestión de la represa desgraciadamente ha acabado por dar lugar a una situación que origina un desacuerdo entre naciones, en el sentido mencionado en el Artículo 34 de la Carta de las Naciones Unidas, [desacuerdo] cuya prolongación podría amenazar la paz y la seguridad internacionales. Por consiguiente, Egipto ha optado, de conformidad con el Artículo 35 de la Carta, por llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre esta cuestión y solicitarle, sabiendo que a él corresponde la responsabilidad primaria del mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales, que examine la cuestión de la represa y que adopte las medidas que se imponen para alcanzar un arreglo amigable que sea equitativo y que esté concebido para proteger y preservar la seguridad y la estabilidad en una región ya frágil.
Desde que Etiopía emprendió unilateralmente la construcción de la represa, en abril de 2011, contraviniendo sus obligaciones jurídicas internacionales, principalmente ignorando los procedimientos obligatorios de notificación y consulta de los países aguas abajo que se hallan aguas abajo, Egipto ha explorado todas las vías posibles para concluir un tratado justo, equilibrado y mutuamente beneficioso sobre esta cuestión. Hemos participado en innumerables ciclos de conversaciones trilaterales y negociaciones interminables, durante los cuales los socios regionales e internacionales han tratado de facilitar la conclusión de un acuerdo entre nuestros tres países. Por desgracia, esos esfuerzos se han agotado debido a la obstrucción que Etiopía ha practicado y a su obstinación en tratar de arrastrar a Egipto y Sudán a negociaciones ineficaces mientras que ella termina la construcción de la represa y sigue reteniendo unilateralmente las aguas del Nilo Azul en detrimento de los intereses de los Estados situados aguas abajo.
En efecto, debido a las maniobras de Etiopía, no hemos podido, después de largos años de negociaciones, emprender estudios conjuntos sobre el impacto socioeconómico de la Gran Represa del Renacimiento Etíope y realizar una evaluación exhaustiva de sus consecuencias para el medioambiente. Egipto y Sudán tampoco disponen de garantías establecidas de manera independiente sobre la seguridad y la estabilidad estructural de esa represa gigante, que es la mayor instalación hidroeléctrica de África. Como se detalla en la carta dirigida al presidente del Consejo de Seguridad, fechada el 22 de junio de 2021 (S/2021/593), esta situación es particularmente alarmante para Sudán, que explota varias instalaciones hidroeléctricas a lo largo del Nilo Azul, siendo la más importante la represa de Roseires, y es igualmente perjudicial para Egipto, para el cual garantizar la seguridad así como la resistencia y el funcionamiento de la Alta Represa de Asuán es de capital importancia en el plano nacional.
Además, tampoco hemos podido acordar reglas que rijan los procesos de llenado y de explotación de la Gran Represa. A lo largo de estas negociaciones, que han durado varios años, Egipto ha dado prueba de una indefectible buena fe y ha manifestado una voluntad política inquebrantable de alcanzar un acuerdo equitativo sobre el llenado y la explotación de la represa, que garantizaría la capacidad de Etiopía para generar electricidad de manera rápida, eficaz y duradera y, por consiguiente, de alcanzar sus objetivos de desarrollo, atenuando a la vez los efectos nefastos de esa represea sobre las poblaciones aguas abajo en Egipto y Sudán garantizando además su protección.
Sin embargo, Etiopía ha adoptado una línea intransigente con la cual ha torpedeado la acción que habíamos realizado colectivamente para alcanzar un acuerdo sobre la Gran Represa del Renacimiento Etíope. Ha paralizado los esfuerzos de nuestros socios durante las negociaciones que los Estados Unidos de América y el Grupo del Banco Mundial han facilitado y que han logrado la redacción de un acuerdo global justo y equilibrado sobre el llenado y la explotación de la represa. Egipto firmó ese acuerdo el 28 de febrero de 2020 pero Etiopía lo rechazó. Esta última también socavó el proceso dirigido por la Unión Africana, iniciado en junio de 2020. En varias ocasiones, [Etiopía] actuó en contradicción con las instrucciones del Buró de la Conferencia de la Unión Africana, que pedía a los tres países terminar el texto de un acuerdo jurídicamente vinculante [de obligatorio cumplimiento] sobre el llenado y la explotación de la represa, sugiriendo que las negociaciones se limitan a la creación de mecanismos de intercambio de datos o a la elaboración de directivas no vinculantes sobre el llenado de la Gran Represa del Renacimiento Etíope. Además, Etiopía obstaculizó la acción que hemos emprendido para fortalecer el proceso dirigido por la Unión Africana. Se opuso, en efecto, la proposición de Egipto y Sudán de ampliar la mesa de negociaciones invitando los socios regionales e internacionales a ayudar al presidente de la Unión Africana y los tres países a formular soluciones a las cuestiones jurídicas y técnicas en suspenso.
Como consecuencia, a pesar de los esfuerzos incansables y muy apreciados del actual presidente de la Unión Africana, el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, las negociaciones realizadas bajo la dirección de la Unión Africana no se han reanudado desde la última reunión, realizada a nivel ministerial en Kinshasa el 4 y el 5 de abril de 2021. Durante su reunión del 24 de junio de 2021, el Buró de la Conferencia de la Unión Africana tampoco examinó ni adoptó recomendaciones sobre la reanudación de las negociaciones. Hay que decir que, desgraciadamente, el proceso dirigido por la Unión Africana no puede, bajo su actual formato, alcanzar un acuerdo sobre la represa.
Durante 10 años, hemos trabajado por la conclusión de un acuerdo sobre la represa, incluso en el marco de las negociaciones que la Unión Africana ha dirigido durante todo un año, pero nuestros esfuerzos no han arrojado resultados y es por eso que la comunidad internacional no tiene otra opción que intervenir sobre esta cuestión, a través del Consejo de Seguridad. Los miembros del Consejo no ignoran, seguro estoy de ello, que la temporada de las crecidas del Nilo Azul debe comenzar dentro de poco y que Etiopía ha anunciado que está decidida a continuar de manera unilateral el llenado de la represa, se obtenga o no un acuerdo con Egipto y Sudán. En ese sentido, es particularmente preocupante leer en la carta dirigida al Consejo de Seguridad, con fecha del 23 de junio de 2021, que, según Etiopía, la decisión de «llenar y explotar la represa sin obtener el acuerdo de Egipto y Sudán es parte del ejercicio del poder soberano del Estado, entendido en su sentido más elemental». Una vez más, eso muestra sin lugar a dudas que Etiopía no tiene la voluntad política de llegar a un acuerdo y que está decidida a poner a sus dos vecinos de aguas abajo ante el hecho consumado.
Esta posición, particularmente preocupante, podría constituir una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales. El llenado y la explotación de la represa, a falta de un acuerdo que preserve los derechos e intereses de Egipto y Sudán, puede provocar un daño importante, incluso desastroso, a los dos Estados situados aguas abajo del Nilo Azul. Como se detalla en recapitulativo anexo a mi carta del 11 de junio de 2021, la supervivencia misma de Egipto, país de 100 millones de habitantes, pudiera peligrar a falta de un acuerdo que reglamente el llenado y la explotación de la Gran Represa del Renacimiento Etíope.
Por consiguiente, escribo a usted para informarle que Egipto apoya el pedido formulado por la República de Sudán en su carta dirigida al presidente del Consejo de Seguridad el 22 de junio de 2021 y para solicitar al Consejo una reunión urgente sobre la cuestión de la Gran Represa del Renacimiento Etíope como punto del orden del día «Paz y seguridad en África» en cumplimiento de la responsabilidad del Consejo en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales examinando los medios para resolver esta cuestión por la vía pacífica. En ese sentido, Egipto desea ser invitado a esa sesión, de conformidad con las disposiciones del Artículo 31 de la Carta y del artículo 37 del Reglamento Interno Provisional del Consejo.
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