Las fuerzas del gobierno etíope han recuperado terreno desde que el primer ministro, Abiy Ahmed ‎Ali (ver foto), llamó a la movilización general frente al avance de los separatistas de Tigray, ‎

En la región de Tigray, una pequeña provincia del norte de Etiopía, existe un ‎movimiento armado que no se limita a reclamar la independencia de esa provincia sino que aspira ‎a conquistar el resto del país.‎

Las recientes victorias del gobierno etíope no significan el fin del conflicto. ‎Los separatistas tigrinos disponen de un ejército bien equipado –por Estados Unidos– y el relieve de su región ‎dificulta el acceso de las tropas del gobierno etíope a la provincia de Tigray, lo cual da a los ‎separatistas no sólo la posibilidad de recuperar fuerzas para continuar sus operaciones sino ‎también para reiniciar su guerra de conquista. ‎

Como en otros países, el objetivo de Estados Unidos en Etiopía no es imponer un cambio de ‎gobierno sino destruir el Estado etíope [1]. Por ahora, Washington apoya a los separatistas ‎tigrinos pero no desea su victoria sino que los contendientes se destruyan entre sí, en aplicación ‎de la estrategia Rumsfeld-Cebrowski [2].‎

[1«Después de Somalia, Sudán del Sur y Sudán, ‎se extiende el caos a Etiopía y próximamente ‎a Eritrea», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 16 de noviembre de 2021.

[2‎«El proyecto militar de Estados Unidos para ‎el ‎mundo» y «La doctrina Rumsfeld-‎Cebrowski», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 22 ‎de ‎agosto ‎de 2017 y 25 de mayo de 2021.‎