La embajadora de Malta, Vanessa Frazier, presidió el Consejo de Seguridad de la ONU durante ‎febrero de 2023.‎

Queremos expresar nuestra preocupación sobre la conducción de los debates realizados en el ‎Consejo de Seguridad en febrero de 2023 bajo la presidencia de Malta. ‎

Hemos visto con decepción como la presidencia ha contravenido en varias ocasiones en ‎Reglamento Interno Provisional del Consejo de Seguridad y las prácticas del Consejo. En vez de ‎aplicar las precauciones de rigor para alcanzar un consenso, [la presidencia] ha tomado ‎decisiones unilaterales, ignorando preocupaciones legítimas de ciertas delegaciones y poniéndose ‎abiertamente del lado de las otras. ‎

El 7 de febrero de 2023, la presidencia decidió invitar como ponente complementario al ‎Coordinador del Equipo de Investigación e Identificación de la Organización para la Prohibición de ‎las Armas Químicas [OPAQ], Santiago Oñate Laborde, a pesar de que varios miembros cuestionan ‎la legitimidad de esa estructura, creada en violación de la Convención sobre las Armas Químicas. ‎Esa acción claramente politizada y sesgada no hizo más que empeorar las tensiones observadas ‎en el seno del Consejo de Seguridad sobre la cuestión de las armas químicas. ‎

Asimismo, en la 9269ª reunión del Consejo de Seguridad, realizada el 24 de febrero y dedicada al ‎tema «Mantenimiento de la Paz y de la Seguridad de Ucrania», la presidencia decidió ‎unilateralmente y sin razón válida dar la palabra ante el Consejo de Seguridad al ministro ‎ucraniano de Relaciones Exteriores, Dimitro Kuleba, concediéndole un estatus privilegiado ‎no concedido a otros ministros de Relaciones Exteriores, sobre todo a los de países de África y ‎de Latinoamérica. ‎

Durante esa misma reunión, se pidió un minuto de silencio. Pero no lo pidió la presidencia sino ‎una de las delegaciones admitidas en virtud del artículo 37 del Reglamento Interno Provisional. ‎La proposición de ese minuto de silencio se formuló de manera politizada y netamente ‎provocadora. ‎

Para nuestra gran decepción, la Presidente del Consejo de Seguridad no sólo no puso fin a esa ‎provocación, que constituye una violación flagrante de las prácticas usuales en el Consejo, sino ‎que llegó a respaldarla abiertamente. Tal comportamiento es inadmisible y contrario al papel de la ‎presidencia, la que al ejercer sus funciones debería dar prueba de la mayor imparcialidad. ‎Nosotros partimos del principio que las acciones comunes del Consejo debe decidirlas ‎exclusivamente la presidencia y que esta última debe pronunciarse sobre todas las iniciativas ‎conexas, en particular cuando estas vienen de Estados que no son miembros del Consejo. ‎

En la misma reunión del 24 de febrero, la presidencia invitó igualmente una cantidad excesiva de ‎delegaciones de los Estados miembros de la Unión Europea a que se expresaran en virtud del ‎articúlo 37, además del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política ‎de Seguridad. Esas delegaciones, sometidas a la política exterior y de seguridad común de la ‎Unión Europea y actuando de manera coordinada, repitieron los mismos argumentos. Es evidente ‎que su participación apuntaba a promover una visión unilateral de la cuestión en examen y que ‎no trataba verdaderamente de alimentar el debate. ‎

Agradecería que tenga usted a bien distribuir el texto de la presente carta como documento del ‎Consejo de Seguridad. ‎