Campo de Auschwitz

El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush y su esposa han recordado y rendido homenaje a los desaparecidos del campo de d’Auschwitz II- Birkenau, el 31 de mayo 2003. La pareja fue guiada por la responsable del campo, Teresa Swiebocka. Según el servicio de prensa de la Casa Blanca, la guía les mostró la celula que ocupó en aquel entonces, su amigo Elie Wiesel, (Premio Nóbel de la Paz), cuando en esa época era un niño prisionero del campo de concentración.

El campo de Auschwitz fue construido a mediados de mayo del año 1940 por el Tercer Reich de Adolfo Hitler. Situado cerca del pueblo de Oswiecim, en la actual Polonia. En sus comienzos, el campo tenía capacidad para 15 000 personas pero fue rapidamente ampliado.

A este principal centro se le añadió un anexo, Auschwitz II - Birkenau y Auschwitz III. Más tarde, el conglomerado contaba con unos cuarenta campos suplementarios. En 1942, el complejo de Auschwitz llegó a ser el principal centro de operaciones de la tristemente célebre « solución final ». De campo de concentración se convirtió en campo de exterminación. Entre un millón y millón y medio de personas fueron asesinadas en estos lugares. El campo fue liberado en enero 1945 por el Ejército Rojo soviético.

Reagan en Bitburg

George W. Bush es el tercer presidente de los Estados Unidos que visita un campo de exterminación nazi. El ex-presidente Gerald Ford visitó igualmente Auschwitz en 1975. Ronald Reagan, otro ex-presidente de los EE.UU, visitó el campo nazi de Bergen-Belsen en 1985. En esa ocasión, Reagan desató una gran polémica internacional cuando hizo un alto en el cementerio de Bitburg. Allí, Reagan rindió homenaje, sobre las tumbas de cuarenta y ocho Waffen-SS. Su acto, era de una manera, una voluntad de honorar al mismo tiempo a las víctimas del nazismo y a sus verdugos hitlerianos. George Bush padre, visitó también Auschwitz, pero él no era más que el vice-presidente de Ronald Reagan en aquella época.

La visita de George y Laura Bush ha sido una buena ocasión para el presidente de los EE.UU para manipular la Historia y justificar su acciones con un reduccionismo, con una simplificazión de los hechos, mezclando así entidades de naturaleza contraria. En este lugar histórico, Bush se dirigió a la prensa hablando de « los millones de personas que fueron asesinadas en Auschwitz II », más tarde, su discurso pronunciado en la ciudad de Cracovia era para felicitarse de la « victoria de su país sobre el nazismo y sobre el imperialismo comunista ». Bush, de esta manera establece un paralelo entre la invasión de Polonia por el Tercer Reich y los atentados acontecidos el 11 de septiembre en Estados Unidos, y otro paralelo entre los nazis de un lado y los Talibanes junto con el régimen de Saddam Hussein por otro lado.

Curiosamente, los propósitos de George W. Bush no han desatado ninguna polémica. Todo ha ocurrido como si la esencia histórica y las enseñanzas para la Humanidad de la «solución final» poco importaba, reduciéndo todo esto al complejo de Auschwitz, olvidando además que el campo fue liberado por los Soviéticos, borrando así toda distinción o diferencia entre la «solución final» y los crimenes de las dictaduras. Pero algo que ha llamado la atención, es que ninguna asociación de los sobrevivientes del campo de exterminio haya denunciado la indecencia de George W. Bush de venir rendir homenaje a Auschwitz, cuando una parte de la herencia que ha recibido proviene de su abuelo, Prescott Bush, quien explotaba una fábrica instalada en Oswiecim y que funcionaba gracias a los esclavos-prisioneros del campo de Auschwitz.

Así pues, Prescott Bush, amigo personal de numerosos dirigentes del III Reich, multiplicó las « empresas-mixtas » con las autoridaes nazis durante el periodo de 1933-1941. Prescott Bush continuó haciendo negocios con el régimen nazi de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. El comercio con la Alemania nazi estaba prohibido, de esta manera sus empresa fueron confiscadas por el gobierno norteamericano de Roosevelt, cuando los Estados Unidos entraron en guerra. Prescott Bush creó una infinidad de empresas internacionales para evitar y eludir la legislación y las leyes norteamericanas. Instaló en Holanda sociedades de blanqueo del dinero del crimen. Una de ellas, por ejemplo, era la Consolidated Silesian Steel Company, propietaria de la fábrica de Oswiecim-Auschwitz.

Georges W. Bush no es por supuesto el responsable de los crimenes de su abuelo. Sin embargo, las ganancias realizadas por la Consolidated Silesian Steel Company fueron administradas por el financiero de Hitler, Fritz Thyssen hasta que fallecio en Argentina en 1951. Un millón y medio de dólares fueron recuperados entonces por Prescott Bush via la Union Banking Corporation y colocados en una sociedad anónima creada para dicha circunstancia : la Overby Development Company. Cuando Prescott Bush falleció, el dinero le fue repuesto a George Bush padre quien confió la gestion de la fortuna a un hombre de confianza, William Farich III (el actual embajador de los Estados Unidos en Londres). Farich era a su vez, el nieto de otro gran financiero norteamericano, el de la sociedad IG Farben quienes fabricaron el gaz mortal utilizado en las cámaras de Auschwitz. En 1980, George Bush padre, habiendo sido elegido vice-presidente de los Estados Unidos, organizó su propia sucesión, dando su fortuna a un trust que pertenecía a sus hijos. George W. Bush «junior» acepta entonces el dinero del crimen.

Estos hechos son perfectamente conocidos y ha sido objeto de numerosas publicaciones y libros, sobre todo: Wall Street and the Rise of Hitler de Antony C. Sutton, 1976; Trading with the Enemy, An Expose of the Nazi-American Money Plot 1939-1944 par Charles Higham, Delacorte Press edición 1983; George Bush, The Unauthorized Biography, par Webster Griffin Tarpley y Anton Chatkim; The Secret War Against the Jews, par John Loftus y Mark Aarons, St. Martin Press, edición 1997, Heir to the Holocaust, How the Bush Family Wealth is Linked to the Jewish Holocaust, par Toby Rogers, in Clamor Magazine, mayo-junio 2002.

Estos libros han sido raramente dados a conocer al público hispanohablante o de habla francesa, a excepción de La Guerra de Bush, los secretos inavuables de un conflicto de Eric Laurent, ediciones Plon 2003, Francia.
Todo esto ha sido corroborado por documentos hechos públicos en el año 2001 por los archivos holandeses y con peritaje de John Loftus, presidente de la Florida Holocaust Museo.

Sin embargo, hoy en día, cuando la administración Bush es el principal aliado del gobierno de Ariel Sharon en Israel, las asociaciones, judías o no, defendiendo la Memoria de las víctimas del Holocausto cometido por el Tercer Reich, han preferido cerrar los ojos o hacerse de la «vista gorda» y callarse. Nosotros no.