En relación con declaraciones atribuidas a altos funcionarios del FMI sobre la situación y perspectivas económicas de Venezuela, de acuerdo con cables de agencia internacionales de prensa y versiones parciales recogidas en algunos medios de comunicación en Venezuela, el Ministerio de Finanzas de la República Bolivariana de Venezuela hace públicas las siguientes consideraciones:

 La economía venezolana viene superando dos años consecutivos de contracción económica mediante un esfuerzo autónomo de política económica dirigido responsablemente por el Gobierno Nacional. En medio de graves dificultades fiscales y financieras, especialmente entre mayo de 2002 y junio de 2003, se ha venido articulando un programa de política económica que ha tenido que adaptarse para enfrentar los retos de la secuela de un Golpe de Estado, la acción desestabilizadora de grupos radicales de oposición con poder económico y la paralización y sabotaje de la industria petrolera nacional.

 Hoy la economía venezolana luce incuestionables y robustos indicadores de fortalecimiento en cuanto a percepción de riesgo país, capacidad de pago de sus compromisos internacionales, liquidez y solvencia patrimonial del sistema financiero, reducción de los desequilibrios en las cuentas fiscales, crecimiento del producto interno bruto, disminución de la tasa de desempleo y contención de la tasa de inflación, en este último caso inferior en relación con los niveles promedio de la década de los noventa, periodo en el cual el FMI estableció a los gobiernos de entonces pautas de política económica en el marco de los paquetes de medidas impuestos en 1989 y 1996.

 Lo más interesante es que este proceso de recuperación simultánea y sostenida en todos los indicadores económicos, a partir del impacto de fuertes choques macroeconómicos, se está dando sin la participación del FMI y además ha ido de la mano de un ambicioso programa de medidas sociales de carácter estructural a través de un conjunto de Misiones en las áreas de educación, salud y formación laboral, que entendemos no pueden ser valoradas por el FMI, en virtud del carácter fragmentario y limitado de los enfoques y de las metodologías que de manera estándar aplica el FMI a la hora de aproximarse a los problemas de las economías latinoamericanas.

 Es obvio que para las autoridades del FMI el caso venezolano resulta incómodo y difícil de entender. Venezuela es una Nación que está superando sus dificultades financieras con independencia del FMI y lo hace aplicando todo lo contrario a lo que recomiendan las limitadas y conocidas recetas del FMI. Venezuela no está obligada a seguir los consejos del FMI y de la Sra Krueger y eso es algo que, lamentablemente no pueden decir otros países de América Latina. De allí que no sea extraño que las autoridades del FMI traten de expresar sus molestia con este tipo de declaraciones y pronósticos sesgados. Ya se equivocaron en el año 2003 y con respecto a las proyecciones que hacen para el año 2005, sin duda, se volverán a equivocar. Como se han venido equivocando de forma recurrente durante décadas con sus experimentos de política económica en América Latina. No en balde ya es común el planteamiento sobre la necesidad de "urgentes cambios correctivos" en los modelos teóricos y políticas que el Fondo viene aplicando y que han sido una de las principales causas de la inestabilidad política en países de América Latina.

 Entre las muchas cosas que revela el caso venezolano en el año 2003, con la vertiginosa mejora del riesgo país y el reacceso de Venezuela a los mercados financieros internacionales, gracias a una adecuada estrategia de manejo de pasivos, es que ya no es tan importante contar con el FMI para superar problemas de balanza de pagos o crisis fiscales y financieras. El caso Venezuela 2003 demuestra que todo el andamiaje y las políticas del FMI son prescindibles. Para una "tecnoburocracia" como el FMI, que en años recientes ha sido severamente cuestionada en su concepción y en sus prácticas, tanto por quienes suscriben tesis de Economía de Mercado a ultranza, como por quienes expresan otras tendencias del pensamiento económico, no cabe duda que el éxito de la experiencia venezolana debe ser motivo de inquietud.

 Finalmente, Venezuela es responsable con sus deberes de acuerdo con la condición de miembro que mantiene en el FMI y en ese sentido las autoridades económicas y financieras del país están en disposición de mantener los contactos ordinarios de intercambio de información y reuniones de discusión sobre las políticas económicas que de manera soberana está instrumentando el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.