Ambientalistas, indígenas, campesinos y afrodescendientes, representativos de los proyectos que se ubican en 11 regionales del país, tales como el Chocó biogeográfico, la Costa Atlántica, el Eje Cafetero, la región Cundi-boyacense, Nariño y Putumayo, se reunieron con gran entusiasmo en un ambiente de fraternidad y alegría para intercambiar sus experiencias como acostumbran hacerlo cada año y para reflexionar, en este caso particular, sobre el impacto que sobre el medio ambiente, los recursos naturales y la sociedad colombiana, podría tener, en caso de firmarse, el Tratado de Libre Comercio -Tlc- entre Colombia y Estados Unidos.

Las jornadas

El primer día, a lo largo de un sector del malecón sobre el río Suárez, aledaño al hermoso parque El Gallineral, se realizó la Ecoferia, amenizada por un conjunto musical y de danzas de desplazados del Chocó y por un grupo de raizales de San Andrés y Providencia. Cada proyecto expuso sus propósitos, experiencias, productos y resultados. Se socializaron experiencias, que buscan soluciones a graves problemas como la deforestación, desertización, pérdida de biodiversidad por la destrucción de especies de flora y fauna, el hambre, el desempleo y la falta de ingresos de la población.

En la Ecoferia se exhibieron e intercambiaron productos agrícolas, especialmente semillas nativas de muchas clases de frutas, legumbres, tubérculos. Todas cultivadas con técnicas agro-ecológicas, como una expresión de la lucha de las comunidades por la conservación y racional aprovechamiento de nuestra diversidad biológica y del rechazo al uso de agroquímicos: herbicidas, fertilizantes, insecticidas, fungicidas, que desequilibran y empobrecen los suelos, causan erosión, generan plagas y enfermedades, para finalmente reflejarse en pobreza y dependencia de los productores agrícolas, en alimentos caros con bajo poder nutricional, alta incidencia cancerígena. control de las multinacionales.

En los días siguientes, destacados intelectuales expusieron temas de gran importancia:

América Latina, la gran mercancía

Hernando Gómez Serrano, director del Observatorio Urbano de Bogotá, dio la conferencia titulada "América Latina: la gran mercancía", Su tesis: el neoliberalismo es en esencia una propuesta de control humano integral por parte de las multinacionales. Los megaproyectos que adelantan o pretenden ejecutar en los próximos años, significan la construcción de las infraestructuras y las relaciones sociales e institucionales necesarias para extraer -como una colosal aspiradora- la energía de América Latina: el agua potable, las riquezas mineras, la biodiversidad, y trasladarla hasta el centro geográfico del imperio: los Estados Unidos.

Los pasos que adelanta este país para lograr sus objetivos a través de la recolonización de Latinoamérica son: 1. Exploraciones y valoraciones estratégicas del territorio y los recursos ambientales. 2. Control de las poblaciones y la propiedad del suelo. 3. Adecuación de territorios y construcción de infraestructura (unión de la red fluvial suramericana). 4. Control militar del desarrollo. 5. Control fiscal y financiero, y acuerdos comerciales de libre comercio, tales como el Alca y Tlc. 6. Planes integrales de "desarrollo" y disminución del tamaño e importancia del Estado. Y, 7. Repoblamiento "humanitario" para la producción, con el tratamiento de los territorios como mercancía "financiarizada".

TLC, agricultura, soberanía y seguridad alimentaria

Laura Rancel Fonseca, de OXFAM -Colombia-, en su conferencia "Realidades del Tlc frente a la agricultura, soberanía y seguridad alimentaria", se refirió a los graves impactos de la globalización y de los Tlc, dando ejemplos concretos de las consecuencias que hasta ahora ha traído para Chile y México. Planteó, además, la necesidad de cuestionarnos en todos los espacios sociales: ¿Desde dónde se decide qué producir, porqué y para qué? Y si es para el mercado internacional, ¿es para satisfacer nuestras propias necesidades o las ganancia de los monopolios? Y explicó, que la conquista por parte de Colombia del mercado internacional -controlado por las trasnacionales- no pasa de ser una ilusión, una falacia promovida por ellas y que el efecto real será la mayor dependencia y superexplotación.

Implicaciones jurídicas del TLC

Margarita Flores disertó sobre las implicaciones jurídicas del Tlc y dejó claro que éste en últimas significa la pérdida casi total de la ya disminuida Soberanía Nacional y el traslado de las decisiones judiciales sobre conflictos que afectan a nuestro país a organismos y tribunales internacionales controlados por los países industrializa- dos, como la Organización Mundial del Comercio, OMC. De acuerdo a la expositora, se trata de un cambio sustancial de las relaciones internacionales por que hasta ahora cada gobierno ha hecho sus propias constituciones y leyes para después firmar acuerdos internacionales, pero con la firma de este Tratado, el procedimiento será inverso: primero estarán los tratados internacionales.

Adicionalmente, con todas las medidas planteadas por el Tlc, orientadas a garantizar la seguridad y las ganancias a la inversión extranjera directa, los inversionistas pueden demandar a los Estados y obtener jugosas indemnizaciones, aunque sean lesionados los intereses nacionales, los ecosistemas y la salud de los pueblos. Así ocurrió en San Luis Potosí, México, donde el Estado fue demandado por la multinacional Metalcland Corpo-ration y un tribunal internacional lo obligó a pagarle varios cientos de millones de dólares como indemnización por "las ganancias que la compañía dejó de recibir" debido a que el gobierno local le impidió establecer una planta de desechos tóxicos que afectarían el agua potable y por tanto la salud de la población en la región. Esto a pesar que el Alcalde realizó un plebiscito en que la población estuvo de acuerdo en la inconveniencia de autorizar el establecimiento de la planta y que la Constitución de México prioriza el medio ambiente y la salud pública sobre las actividades empresariales.

Quien controle las semillas, ¡controla la vida!

Margarita Flores y Elsa Nivia también se refirieron a la expansión legalizada de la biopiratería de las multinacionales que patentan la naturaleza y los conocimientos con fines privados. Ya se conoce de muchas solicitudes de patentes sobre cultivos y conocimientos ancestrales, entre ellos: el fríjol amarillo, cuyos dueños ancestrales son los indígenas y campesinos mexicanos; sobre una planta inhibidora del apetito usada durante milenios por los pueblos trashumantes de Boswana en África; sobre el fríjol de soya domesticado en China y sobre la Quinua, cereal andino de alto poder nutricional utilizado por los indígenas desde antes de la llegada de los conquistadores españoles.

Elsa Nivia, de la Red latinoamericana de lucha contra los transgénicos y agrotóxicos, RAPAL, explicó ampliamente cómo las multinacionales pretenden entre otras cosas: 1. Lograr la prolongación de patentes vencidas sobre plaguicidas obsoletos altamente peligrosos, cuyo mercado se calcula para el año 2005 en 30.000 millones de dólares; 2. Trasladar las tecnologías sucias -altamente contaminantes- a los países del sur, para bajar costos al utilizar mano de obra barata y evitar las reglamentaciones ambientales y de salud de sus propios países: 3. Incrementar los subsidios a sus exportaciones; estimular la formación de carteles y oligopolios y promover su integración vertical al sistema agroalimentario, logrando el control de todos los procesos y fases: producción de semillas, cultivos, procesamiento, transporte, distribución y comercialización de alimentos; control de la investigación y de la biotecnología. Elsa Nivia sentenció: "En las condiciones actuales, quien controle las semillas, ¡controla la vida!". Por eso la enorme importancia de promover los bancos de semillas y el fomento agroecológico de nuestros cultivos ancestrales.

Fueron tratados varios otros temas de gran interés, tales como Ciudad sostenible vs. Ciudad consumidora, y Ventajas y limitaciones de la agroecología para enfrentar el Tlc, que por problemas de espacio, solo podemos mencionar.

Después de un amplio debate se concluyó, en resumen, que la firma del Tlc con Estados Unidos, será nefasta para el país y que por eso, el movimiento popular y ambientalista colombiano deben oponérsele por todos los medios posibles y al mismo tiempo, prepararse para resistir a su aplicación, - para el caso que la oligarquía colombiana logre imponerlo -, mientras se contruyen las bases de una nueva sociedad equitativa y solidaria.

Por un sujeto político colectivo y conciente

Entre las propuestas más trascendentales del Encuentro, se encuentra la planteada por el director de Ecofondo, Rafael Colmenares, y por su vicepresidenta Pilar Trujillo, que insistieron en la necesidad de trabajar por la construcción de un sujeto político colectivo y conciente, capaz de movilizar en alianza, a todos los sectores sociales populares y de incidir en la formulación de las políticas públicas y en las relaciones internacionales de nuestra patria. Para que los recursos naturales y ambientales, económicos, sociales, políticos y culturales de la nación, sean utilizados en construir una vida digna y soberana; en satisfacer las necesidades materiales y espirituales del pueblo colombiano y latinoamericano.