El presidente brasilero repite el mismo recorrido que hace exactamente dos años. Un salto a Porto Alegre antes de viajar al Foro Económico Mundial de Davos. Invitado por algunas organizaciones - y no oficialmente por el Foro Social Mundial- se presentará este jueves 27 en el Estadio “Gigantinho”, horas antes de tomar su avión para Suiza. Entre el 2003 y hoy, sin embargo, la diferencia del momento político es evidente. Han pasado 24 meses a la cabeza del gobierno cada vez más criticado por parte de un movimiento social que exige rectificaciones inmediatas y de fondo.
“Lula heredó un país arruinado” producto de ocho años de un proyecto económico neoliberal extremo. Para Marcos Arruda, militante crítico del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT) y director del PACS
(Instituto de Políticas Alternativas del Cono Sur) el comportamiento de la deuda externa en ese período es uno de los ejemplos más reveladores.
“Cuando llegó al gobierno Fernando Henrique Cardoso se debían 148 mil millones de dólares estadounidenses. En ocho años se pagaron 345 mil millones en concepto de intereses. A pesar de lo cual, en 2003, la deuda ascendía a 230 mil millones de dólares”
Si bien esa “herencia es pesadísima” no hubo un cambio de rumbo significativo favorable a los sectores populares en estos dos primeros años de Lula, enfatiza Arruda. Quien sistemáticamente ha hecho llegar al ejecutivo, a través de cartas públicas, críticas y proposiciones alternativas sobre la política económica que debería seguirse. Arruda contribuyó, antes de la victoria electoral petista, a la elaboración del programa económico del PT.
La realidad sigue siendo trágica, explica Arruda. “En un país de 182 millones de habitantes, apenas 80 mil millonarios tienen una riqueza dos veces superior al Producto Interno Bruto de Brasil del 2003, es decir mayor a toda la deuda externa del Tercer Mundo”
Y donde el 10 % de los más ricos controla el 42 % de la riqueza total del país, en tanto el 10 % más marginado apenas accede al 0.8 % de la misma.
Una realidad de “polarización extrema, con más de 100 millones de pobres y en la que se constata, en los últimos 24 meses, una caída del salario medio nacional del 13%”. La designación al frente del ministerio de economía del ex-presidente del Banco de Boston “fue una mala señal”, recuerda el economista.
A pesar de ciertos progresos en la política internacional , los dos años del nuevo gobierno no han modificado esencialmente la relación de fuerzas internas, donde los criterios macroeconómicos se imponen sobre lo social y “ los programas sociales son apenas compensatorios de lo económico ”
Si de decepción se trata, tal vez la mayor para Marcos Arruda reside en la falta de comunicación y de consulta con la gente. Hasta ahora el presidente no quiso, por ejemplo, hablar con las redes que promueven el plebiscito contra el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas) o con Jubileo Sur, que promueve el no pago de la deuda externa.
Los “Sin Tierra” a la carga
El presidente Lula está claro de su papel actual de coordinador de un gobierno de centro. “ Abandonó su trayectoria de líder...No debemos tener ilusiones en cuanto a que abandere las transformaciones que necesita Brasil”
Tras está crítica tajante, Edgard Kolling no esconde cierta frustración - y mucho de enojo- de fondo. Responsable del sector educación a nivel nacional del Movimiento de Trabajadores rurales sin Tierra (MST) sus afirmaciones se suceden, unas tras otras, en coherencia a su formación de pedagogo.
“La sociedad brasilera vive una grave crisis que toca tanto lo económico como lo social ya que nunca como ahora se habían registrado niveles de desempleo cercanos al 25%” Y que se expande al plano político, “dado que la elección de Lula, infelizmenete, no alteró la correlación de fuerzas hegemonizadas por sectores conservadores”
Para el dirigente “sin tierra” el gobierno actual del Partido de los Trabajdores (PT) se constituyó como producto de una alianza entre varios sectores políticos y fuerzas sociales. “Donde entra la derecha, el centro y la izquierda...y que se caracteriza en esencia como un gobierno de centro. Y se comporta como tal. En todo caso no de izquierda ya que no representa los intereses del pueblo, el cambio, la ruptura”.
Los tímidos avances sociales de los últimos dos años, especialmente en el plano de la reforma agraria, irrita al MST, que si bien reconoce los límites propios de una etapa de transición, parece tomar cada día más distancia de las políticas gubernamentales esenciales...Y que anticipa para 2005 un nuevo período de movilizaciones “con el objetivo de volver a poner el tema de la reforma agraria al centro de la agenda política nacional”, tal como lo enfatiza Kolling.
El MST convoca entre el 17 de abril y el 3 de mayo próximos, junto con otros sectores agrarios, a una marcha nacional de cerca de 300 kilómetros, que terminará en la capital Brasilia y que espera contar con no menos de 10 mil participantes. Será una nueva epopeya participativa ”, anticipa el dirigente rural.
La dificil transición
“Si bien se percibe una crisis interna del gobierno...hay que comprender a Lula desde el prisma de la categoría de la transición”, enfatiza por su parte Leonardo Boff, teólogo, escritor y uno de los padres fundadores de la Teología de la Liberación.
En toda transición, insiste Boff -quien asesora diversos movimientos sociales y comunidades de base brasileras- hay dimensiones “de continuidad -en este caso la macroeconomía-y también de novedad y ruptura”
Para el conocido teólogo esa parte de continuidad, “buscó calmar a las organizaciones financieras internacionales, y evitar así el caos del sistema”
La tolerancia analítica, sin embargo, no ahorra el crítico juicio de Boff. “Cada vez pienso más que esta economía no es la adecuada al proyecto de mejoras sociales”
Pasados dos años, la promesa del actual presidente de “dar en el 2005 señales claras de mejoras traen una relativa esperanza” , sin embargo, es evidente la urgencia de los sectores populares por ver encaminados esos pasos que aporten soluciones a sus problemas, concluye.
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