Gerald Ford en el centro, entre sus colaboradores Lynne y Dick Cheney

En los años 30, en los Estados Unidos, el gran patronato aplaudió la reorganización del sistema de la Bolsa después de la quiebra o crack de Wall Street y de la creación de comisiones reguladoras de la actividad económica por sectores, sin embargo rechazó las medidas sociales del presidente Franklin D. Roosevelt (autorización de los sindicatos, seguridad social, subsidio por desempleo) y sobre todo su deseo de planificar la producción.

Asimismo, cuando en 1943 los demócratas proponen al Congreso prever el mantenimiento del bloqueo de los precios después de la guerra para evitar un nuevo crack de la bolsa, los grandes patrones se movilizan para defender la «libre empresa». Es así que nace el American Enterprise Institute en torno a los colosos Bristol-Myers, de los antibióticos; General Mills, de la rama agro-alimenticia y el Chemical Bank.

Para promover su labor de lobbying, el Instituto cuenta con los servicios de algunos especialistas de renombre como Roscoe Pound, decano de la Facultad de Derecho de Harvard y, en especial, el periodista Raymond Moley, ex consejero económico de Roosevelt que se había pasado ya al otro lado.

El padrinazgo de Gerald Ford

Durante el primer decenio, el AEI se concentra en el lobbying congresista. En 1954, un responsable de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, William J. Baroody Senior, asume la dirección del Instituto. Sin dejar de dirigirse a los congresistas, el American Enterprise Institute se vuelve hacia el gran público para devenir el propagandista del patronato.

En 1974, el presidente Gerald Ford integra a su equipo a varios intelectuales de la AEI, entre ellos William J. Baroody Junior (hijo), al cual hace responsable de los contactos del Instituto en la sociedad civil, bajo el control del secretario general de la Casa Blanca, Dick Cheney.

De hecho, a los Baroody no les resulta difícil convencer a los grandes patrones para que se muestren generosos. Estos aportan importantes fondos para llegar a un presupuesto del orden de ocho millones de dólares anuales y financian un montón de libros sobre las maravillas del capitalismo y el peligro soviético. Entre los best-sellers se encuentra The Spirit of Democratic Capitalism, del teólogo católico Michael Novak [1], así como Two Cheers for Capitalism, del periodista anticomunista Irving Kristol [2].

Cuando Gerald Ford abandona la Casa Blanca en 1976, él y una docena de sus colaboradores pasan a ser personal asalariado del Instituto [3].

En la oposición, el American Enterprise Institute demuestra ser una formidable máquina de guerra para los republicanos, a pesar de que sufre la competencia de la nueva Fundación Heritage, con menos prestigio pero con mayor capacidad de reacción [4], y del Institut Cato. William J. Baroody Senior muere en 1979, poco tiempo antes de la llegada de Reagan a la Casa Blanca.

Su hijo, Baroody Junior, trata de continuar su obra, pero los financiamientos se dispersan entre asociaciones competidoras. El AEI pierde sus medios y su influencia. Trata de separarse de sus rivales reajustando su posición en un marco más moderado. La crisis llega a su clímax en 1986, cuando las fundaciones de extrema derecha Olin y Smith Richardson, al considerar que el Instituto se mueve hacia el centro, le retiran su apoyo financiero.
Baroody Jr. Se ve entonces obligado a renunciar mientras que el AEI se hunde en una mar de deudas.

Christopher DeMuth, un jurista de los equipos Nixon y Reagan, asume la dirección del Instituto y restablece la línea dura. Le tomará cuatro años equilibrar la situación financiera. Se dedica en especial a desarrollar el Foro Mundial que Gerald Ford organiza cada año en Beaver Creek (Vail Valey, Colorado).

Es allí, a puertas cerradas, donde se orquestan las grandes intrigas del Partido Republicano. La edición de 2004 reunió en un fin de semana (16-19 junio 2004) a un centenar de personalidades cuidadosamente escogidas. En torno al vicepresidente Dick Cheney, se debatió mucho acerca de la estrategia electoral en la campaña presidencial en curso. Es durante esa reunión que el director de la Reserva Federal prestó juramento ante el vicepresidente por su quinto mandato consecutivo [5].

Algunos investigadores del American Enterprise Institute: (de izquierda a derecha) Richard Perle, Michael Novak, Michael A. Ledeen, Newt Gingrich, Charles Murray, Lynne Cheney, Joshua Muravchik y Danielle Pletka.

La sombra de Dick Cheney

Con un presupuesto en 2002 de 18 millones de dólares, el American Enterprise Institute cuenta ya con 75 investigadores y una cantidad semejante de personal administrativo. Entre las estrellas del AEI se encuentran Lynne V. Cheney (esposa de Dick), Elisabeth Cheney (hija de Dick) [6], David Frum (ex redactor de los discursos de George W. Bush) [7], Newt Gingrich (ex presidente de la Cámara de Representantes), Jane Kirkpatrick (embajadora en Ginebra) y, sobre todo, Richard Perle (consejero del Departamento de Defensa).

Entre los expertos, citamos a algunos autores bien conocidos por los lectores de nuestra sección Tribunas Libres Internacionales: Reuel Marc Gerecht, partidario de una intervención en Irán; Michael A. Leeden (ex miembro de la Logia P2), siempre dispuesto a elogiar la política israelí; Joshua Muravchik, listo para exportar la democracia por la fuerza; Danielle Pletka, en busca de una nueva aventura militar; etc.

La evolución del AEI hacia la extrema derecha se hace pública a mitad de los años 90 con la publicación de dos obras. The Bell Curve [8], de Richard Murray, teoriza la predisposición genética de los negros a cometer delitos y justifica las políticas de encarcelación masiva. The End of Racism [9], de Dinesh D’Souza, afirma que la esclavitud de los negros no fue una práctica racista, sino una reacción social para enmarcar sus patologías.
La obra prosigue denunciando el antirracismo, que considera más peligroso que el propio racismo.

En 1996, el American Enterprise Institute se preocupa por la demora en la realización del plan Baker para Europa. Los Estados de Europa Central y Oriental se esfuerzan por adaptarse al capitalismo y por integrarse a la OTAN y a la Unión Europea. En cuanto a Europa Occidental, parece reticente a las reformas, en particular Francia, que acaba de rechazar escandalosamente los proyectos Juppé.

Esta demora general aplaza considerablemente la fusión de la ALENA y de la Unión Europea en el seno de una gran zona de libre intercambio trasatlántico. Para activar el proceso, el Instituto convoca una gran conferencia en Praga (10-12 de mayo de 1996) y funda la Nueva Iniciativa Atlántica (NAI).

Esta asociación satélite es copresidida por Henry Kissinger [10] y Lane Kirkland (secretaria general de AFL-CIO) [11]. Es patrocinada por Vaclav Havel, Margaret Thatcher, Helmut Schmidt, Leszek Balcerowicz y George Shultz. De inmediato se gana el apoyo de las más importantes figuras republicanas en el ejército, la política y las finanzas.

En cuanto a Francia, participan en ella Alain Besançon [12], Paul Fabra, Emmanuel Leroy-Ladurie [13], Henri Lepage, Georges Liébert [14], Pierre Manent [15], Luc de La Barre de Nanteuil, Jean-François Revel, y más tarde Alain Madelin [16] y Pierre Hassner.

A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la Nueva Iniciativa Atlántica multiplica sus reuniones y publicaciones sobre los supuestos «conspiracionismo» y antisemitismo de los europeos, la profundización del foso trasatlántico, es decir entre europeos y estadounidenses, etc.

Por último, el American Enterprise Institute aloja en sus locales al think-tank [centro de investigación, propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político. N del T] electoral de George W. Bush: el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC), presidido por William Kristol (hijo de Irving) y dirigido por Gary Schmitt.

Es ahí donde se elaboró, dirigida a los donantes de la campaña, la versión explícitamente imperialista del programa de Junior. Es también ahí donde se preparó durante tiempo la invasión a Irak [17].

De ese modo, resulta totalmente lógico que el 26 de febrero de 2003 el presidente George W. Bush escogiera la cena de gala anual del American Enterprise Institute para revelar su programa de conquista de Irak y la creación de una zona de libre intercambio en el Medio Oriente.

[1The Spirit of Democratic Capitalism.

[2Two Cheers for Capitalism. Sobre Irving Kristol, ver: «Quand la CIA finançait les intellectuels européens», por Denis Bonneau, Voltaire, 27 de noviembre de 2003.

[3En especial Arthur Burns, Robert Bork, Laurence Silberman, Antonin Scalia, James C. Miller III, John Snow, Rudolph Penner y David Gergen.

[4«La Fundación Heritage: «listo para pensar», Voltaire, 27 de febrero de 2005.

[5Greenspan sworn in by Cheney, UPI, 21 de junio de 2004.

[6«Le dispositif Cheney» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 6 de febrero de 2004.

[7«Le programme des faucons pour 2004» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 25 de diciembre de 2003.

[8The Bell Curve

[9The End of Racism

[10«Le retour d’Henry Kissinger» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 28 de noviembre de 2002.

[11Ver la investigación de Paul Labarrique en Voltaire: «¿AFL-CIO o AFL-CIA?», 19 de enero de 2005; y «1962-1979: La AFL-CIO y la contrainsurgencia sindical», 19 de enero de 2005.

[12«La face cachée de la Fondation Saint-Simon» texto en francés, por Denis Bonneau, Voltaire, 10 de febrero de 2004.

[13Saint-Simon, op.cit.

[14Saint-Simon, op.cit.

[15Saint-Simon, op.cit.

[16«Madelin et Lellouche contre Chirac» texto en francés, Voltaire, 15 de abril de 2003.

[17«La planification secrète de l’invasion de l’Irak», por Thierry Meyssan, Voltaire, 9 de marzo de 2004.