El vínculo entre los Estados Unidos e Israel se basa en intereses comunes y también en valores compartidos por ambos. Considerando esos fuertes vínculos, en ocasiones podemos discrepar. No obstante, hay un punto en el cual nuestro desacuerdo es problemático. El eje central de la política del gobierno de Bush en la región es la democratización. Es la única posibilidad de paz en la región. Pero los líderes políticos de Jerusalén rechazan este enfoque, lo cual agudiza la oposición del departamento de Estado a la política de George W. Bush y le permite resistir mejor a los intentos de reforma de Condoleezza Rice.
La política de George W. Bush, sin embargo, ha permitido la democratización del Líbano y el desarrollo de movimientos democráticos en Egipto o Kuwait. Actualmente, Estados Unidos acusan a Siria. Damasco es el principal baluarte del terrorismo en la región y el informe Mehlis demuestra su implicación en el asesinato de Rafic Hariri. Esto brinda una gran oportunidad para cambiar el régimen en el país. Infelizmente, Israel no contribuye a ello porque prefiere una dictadura suave a una democracia. El régimen de Assad está podrido por dentro; hay que darle el tiro de gracia y dejar de buscar hombres fuertes en el mundo árabe. Israel debe asociarse a los Estados Unidos.

Fuente
Jerusalem Post (Israel)

«Silence on Syria», por Natan Sharansky, Jerusalem Post, 27 de octubre de 2005.