Los sucesivos gobiernos norteamericanos, y en especial la administración que encabeza George W. Bush, no han hecho otra cosa que intentar "apretar las clavijas" en sus frustrados afanes de quebrantar la resistencia de los cubanos y dañar sus obras esenciales a favor del ser humano, su integridad y su dignidad.

Ha llegado incluso la Casa Blanca a dar rienda suelta a medidas extraterritoriales que comprometen la soberanía política y económica de otros estados en sus vínculos con la mayor de las Antillas. La Ley Helms- Burton, con sus listas de sanciones, amenazas y golpes a terceros, es más que una espada de Damócles en ese sentido.

En estos días, por ejemplo, circulan noticias sobre el forzado cierre de las cuentas de ciudadanos cubanos en el banco austriaco BAWAG, que ha sido adquirido por el fondo norteamericano "Cerberus", presidido por el ex secretario del Tesoro, John Show. Esa entidad compró la financiera austriaca por tres mil 200 millones de euros.

La decisión de BAWAG, según sus directivos, se relaciona con disposiciones oficiales estadounidenses que excluyen a Cuba a cuenta del bloqueo. Dentro de Austria, como es lógico, este proceso ha generado numerosas protestas, y clientes nacionales han decidido alejarse de dicho banco por plegarse a leyes foráneas.

Mientras, en Ginebra, varias naciones pusieron en entredicho el ejercicio de la Organización de Solución de Diferencias (OSD), perteneciente a la Organización Mundial de Comercio, por la dilatación de la respuesta a exigencias cubanas con respecto a la manipulación por la Casa Blanca de marcas registradas de productos de la Isla.

Países como Venezuela, Nicaragua, Brasil, India, Bolivia, Zimbabwe y Argentina, se unieron al reclamo de La Habana, que espera desde hace cinco años las decisiones de la OSD sobre el tema.

Y coincidente con esta noticia, desde Madrid se daba a conocer que un tribunal local desestimó el reclamo de la empresa Bacardí con relación al uso de la marca cubana de rones Havana Club, presentado ante esa instancia originalmente en 1999. Entonces un juez denegó a Barcardí su titulada "propiedad sobre la marca", y ahora se produce una decisión similar ante la apelación de esa empresa licorera.

El tribunal dijo que el prestigio del Havana Club se debe a los esfuerzos de la actual empresa cubana a cargo de la producción de dichos rones, y recordó que la marca nunca fue utilizada por Bacardí, ni fue renovada por esta en el tiempo establecido legalmente.

Entonces... ¿dónde se aflojó el cerco?

Agencia Cubana de Noticias