Dicen que la producción ha bajado y la demanda ha crecido y que jamás se debe amenazar a la sagrada dolarización. Peor sería, si el Congreso -en homenaje al pueblo- hubiese limitado los intereses bancarios.

Insólito: Los pobres que ni siquiera comen una comida al día, los desheredados y marginados son los responsables de la inusitada escalada de los precios de los productos vitales y de la inflación que, tal vez llegue a menos del 3% al concluir este año, simplemente porque se ha incrementado la caridad estatal llamada «bono de desarrollo humano», lo que ha “aumentado el circulante y la capacidad de compra”.

Las tesis propagandizadas, por todos los medios posibles, enfatizan que elevar los ingresos de los pobres es causa inflacionaria.

Todo vale en la oposición política si las estrategias y tácticas permiten a las derechas recuperar los votos de los pobres para seguirles expoliando.

¿Qué importa que la gente común sufra al ver que sus dólares no le alcanza para alimentar a su familia? Lo importante es culpar al gobierno de estas tristes realidades. Por tanto, no es insólito el uso de distintas armas que se encaminen a desestabilizar al Gobierno.

Tampoco es insólita la violencia política. La historia está colmada de tragedias, pues se han saldado cuentas con las armas en la mano y magnicidios se cometieron.

El pueblo ha puesto los muertos y heridos para defender los privilegios de las clases dominantes.

Insólito sería que se descubran a los autores, cómplices y encubridores del complot denunciado, de las amenazas de muerte, posible compra de un cohete para el magnicidio; pero no es insólito el discurso furibundo, regionalista, autonomista y firme expresión de la derecha oligárquica agroexportadora-empresarial-financiera del Alcalde Nebot de Guayaquil.