LA PATRIA NACIENDO DE LA TERNURA
Mural del Maestro ecuatoriano PAVEL EGÜEZ, Caracas, 324 mts. cuadrados, 2006.

Ese ser es, simultáneamente, un sujeto revolucionario. América Nuestra ha sido sucesivamente el otro, el siervo, el esclavo, el proletario, el informal, el excluido del mundo. Desde el comienzo de la Época Moderna, sus clases dominantes son apéndices de poderes foráneos; su dominación, articulación de hegemonías extracontinentales. Nuestra emancipación es ruptura de vínculos de alienación y explotación con la otredad; nuestra unidad, condición para quebrantarlos. Porque sufrimos un pasado, tenemos derecho a un destino. Porque el mundo contemporáneo no existiría sin los aportes de Nuestra América, es tiempo de que el mundo contemporáneo deje existir la América Nuestra. Todo ayer que no trascienda en proyecto ha sido vivido en vano. Todo proyecto que no inicia un acto no vale la pena de ser enunciado.

Nuestra historia intelectual es el proceso de construcción de esta conciencia.

Sólo desde tal punto de partida se trazan metas y derroteros científicos, humanísticos, estéticos. Sólo desde su perspectiva empiezan a pertenecernos los signos que antes nos encadenaban. Cursar en vano senderos de disociación y división que nos extraviaron en vericuetos sin salida fue el requisito para emprender el camino real de la unidad y la integración. Apurar el cáliz de la fragmentación suicida fue la vía para recomponer el vaso de la integridad.

Tenemos el atroz privilegio de contemplar a Occidente a la vez como partes y como víctimas: ello nos abre la posibilidad de buscarle una alternativa que conserve sus herencias vitales y renueve las muertas.

Somos el Asia y el África y Europa y los ilimitados océanos: porque resumimos todas las visiones del planeta podemos elegir la nuestra. Si la letra con sangre entra, no hay alfabeto que no hayamos deletreado mediante la cartilla de la herida ni gramática que no hayamos asimilado por la pedagogía de la opresión. No hay elemento de nuestro yo que no duela con el latido de la privación o de la pérdida: es por eso imposible esconderlo más bajo el umbral de la conciencia.

Tenemos derecho a ese ser desde el momento en que lo buscamos. Demostramos su existencia en nuestros patéticos intentos por negarlo. Si no hemos aprendido a la perfección los gestos de los dominadores, ello prueba nuestra resistencia. Si deambulamos en nuestro laberinto, es porque comprendemos que la única salida está en su centro. El repertorio de planes fallidos demuestra la existencia de un proyecto, que por su persistencia y pluralidad de formas y de tentativas se constituye en propósito.

Conocernos con las herramientas de otros fue desconocernos. La brújula del opresor fue nuestro extravío. Es por nuestra ceguedad que todas las calles nos han resultado ciegas. La tarea de ordenar ese ser plural que comprende realidades inanimadas, animadas e imaginarias es el proceso de construcción de la plenitud. Investigación, invención, educación, comunicación son sus herramientas. Mientras no la encontremos, seremos voces errantes, partes incompletas, intentando complementar totalidades ajenas o fusionarnos con lo que despectivamente nos rechaza o destruye.

PORQUE FUIMOS:

Los descubiertos. Los conquistados. Los catequizados. Los reducidos. Los saqueados. Los expoliados. Los amarrados. Los encadenados. Los bozaleados. Los humillados. Los ofendidos. Los atormentados. Los abaleados. Los azotados. Los despellejados. Los exorcizados.

Los quemados. Los empalados. Los crucificados. Los descuartizados. Los bestializados. Los reducidos. Los repartidos. Los encomendados. Los desalojados. Los descastados. Los vejados. Los vencidos. Los contagiados. Los diezmados. Los exterminados. Los oprimidos. Los profanados. Los vendidos. Los comprados. Los alquilados.

Los esclavizados. Los explotados. Los prostituidos. Los contagiados. Los proscritos.

Los censurados. Los expulsados. Los desalojados. Los silenciados. Los enceguecidos.

Los enmudecidos. Los encadenados. Los refutados. Los amaestrados. Los adoctrinados. Los amansados. Los espiados. Los burlados. Los regañados. Los engañados. Los latinizados. Los lusitanizados. Los ladinizados. Los bautizados. Los colonizados. Los sacrificados. Los olvidados.

SOMOS:

Los balcanizados. Los confundidos. Los mestizados. Los hibridados. Los discriminados. Los execrados. Los ignorados.

Los adoloridos. Los encerrados. Los excluidos. Los desmemoriados. Los desechados.

Los hambreados. Los recién vestidos. Los explotados. Los saqueados. Los intervenidos.

Los bombardeados. Los bloqueados. Los ilegalizados. Los picaneados. Los espiados. Los fichados. Los derrocados. Los procesados.

Los condenados. Los execrados. Los vetados.

Los embargados. Los bloqueados. Los ocupados. Los reclutados. Los desaparecidos.

Los exiliados. Los emigrados. Los maleducados. Los traficados. Los postergados. Los transculturados. Los confundidos. Los aculturados. Los manipulados. Los defraudados.

Los tiranizados. Los fichados. Los prontuariados. Los intervenidos. Los acallados. Los desordenados. Los atrasados. Los contaminados. Los alienados.
Los mimetizados. Los mediatizados. Los ilustrados. Los modernizados. Los contrainformados. Los subdesarrollados. Los panamericanizados. Los afrancesados. Los britanizados. Los yankizados. Los endeudados. Los postmodernizados. Los hipotecados. Los traicionados. Los martirizados. Los invadidos. Los marginalizados. Los escarmentados. Los airados. Los igualados.
Los insurgidos. Los sublevados.

Los alzados. Los amotinados. Los organizados. Los armados. Los amados. Los lúcidos.

Los irreductibles. Los hermanos.

SEREMOS:

Lo que nos propongamos.