Nada fue casual. No fue un impulso del momento lo que llevó a Juan Carlos de Borbón a salirse de sus casillas ante los certeros y justos planteamientos del Presidente Chávez durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. Ni tampoco fue gratis la reacción del Presidente español Rodríguez Zapatero. Buscaba en el escenario internacional el oxígeno político que necesita en el contexto político de su país ante el acoso del partido franquista – llamado impúdicamente Partido Popular.
Pareciera que Rodríguez Zapatero –a diferencia de Juan Carlos- tiene algo de vergüenza y ya el domingo 11 declaró que "las relaciones con Venezuela no se verán afectadas”. Pero, si pensó que los autodenominados populares le iban a dar descanso porque –por primera vez desde que empezó su gobierno- Aznar lo llamó por teléfono para agradecer su defensa, se equivocó, ya que sin tregua alguna el secretario de comunicación de ese partido, Gabriel Elgorriaga, aseguró que el incidente ha sido consecuencia "de la imprevisión, de la negligencia y de la falta de capacidad de actuación" del Presidente Zapatero.
En todo caso, podemos confirmar que nada fue casual cuando para analizar en su dimensión real los acontecimientos recurrimos a la historia y a los hechos que siempre dan la luz necesaria.
Ya en 2001, antes de que Vicente Fox cumpliera su primer año como Presidente de México, José María Aznar, entonces Presidente del estado español, buscó una alianza estratégica con el ex gerente general de la Coca-Cola mexicana y su partido Acción Nacional (PAN).
Así, en noviembre de ese año se celebró en Ciudad de México una reunión en la que los partidos de orientación demócrata cristiana (DC) y los autodenominados “populares” (PP), se fusionaron con otras organizaciones de derecha para crear la «Internacional Demócrata de Centro», sin abandonar su apelativo de demócrata cristiano. Esta reunión trataba de insertarse en una tendencia mundial de las posguerra fría orientada hacia un desdibujamiento de las ideologías que llevó a que la mayor parte de los partidos del sistema se comenzaron a autocalificar como de “centro”. En la búsqueda de la cohesión paralizadora y desideologizada, ya nadie asumía posiciones políticas de principios por lo cual ahora tanto la izquierda como la derecha eran de centro. Algunos años antes Fukuyama había predicho el “fin de la historia” .
En 1999 se habían producido reajustes programáticos y organizativos cuando los autodenominados partidos populares unidos con la democracia cristiana (DC) crearon la «Internacional Demócrata Cristiana y Popular» (IDC). De esta forma, se producía en los hechos y de manera pública, una definición que ubicaba a la DC en la derecha, abandonando de manera radical su slogan de origen, cual era la opción por los pobres y su orientación progresista.
Con esta decisión, estos partidos buscaban alejarse –por lo menos en la forma– de su carácter conservador y democratacristiano siguiendo las directrices que ya Aznar había dado a su autodenominado PP.
Así mismo, este desplazamiento hacia el centro los debería un arreglo táctico que les permitiera insertarse en sectores sociales donde no habían podido llegar y en los que campeaban partidos también de centro, pero a la “izquierda” vinculados a la Internacional Socialista (IS).
Debemos recordar que en América Latina se identificaban como DC, el partido de ese nombre liderado por Eduardo Frei Montalva, artífice y promotor del golpe de estado contra Salvador Allende; y en El Salvador y Guatemala aquéllos que dirigidos por José Napoleón Duarte y Vinicio Cerezo gobernaron en medio de las peores violaciones a los derechos humanos. Asimismo, en Venezuela, el Partido Social Cristiano COPEI, adhirió a esta corriente ideológica y formó parte del funesto sistema bipartidista de la Cuarta República.
En la reunión de Ciudad de México, con el apoyo de Fox y el PAN, Aznar cobró el protagonismo que deseaba y clavó sus pezuñas en lo que denominaba un área estratégica para irradiar su idea de recuperación y fortalecimiento del espacio hispanoamericano. A España le cabría el papel de articulador de políticas entre la Comunidad Europea y Estados Unidos hacia América Latina, en bien de defender a Occidente de “ideas totalitarias y ajenas”.
El contexto de la reunión –realizada dos meses después de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York– hizo que estos partidos se “compraran” de manera íntegra el discurso estadounidense de lucha contra el terrorismo, transformándose en paladines del sostén la unipolaridad que Estados Unidos le impuso al mundo a partir de ese momento.
Claro, Aznar había ideado este cargo de Presidente de la IDC, con la intención de renunciar a postularse a la reelección como Presidente del Estado español en 2004, en su afán de aspirar a encabezar la Comisión Europea. No ocurrió ninguna de las dos cosas. Cuando se dio cuenta que no tenía posibilidades de obtener el cargo europeo, optó por lanzarse nuevamente a la candidatura presidencial y perdió en marzo de 2004 –mentira por medio– al tratar de engañar al pueblo español sobre el origen de los atentados terroristas de Madrid unos días antes de los comicios.
Es indesmentible la participación de Bush y de Aznar, de los gobiernos de Estados Unidos y de España en el golpe de estado de abril de 2002 en Venezuela, tal como fue reconocido y revelado por el ministro de Relaciones Exteriores del estado español primero en un programa de televisión y posteriormente en la Cámara de Diputados..
Pero, una vez que el pueblo venezolano derrotó esa intentona y posteriormente el sabotaje petrolero de fines de 2002 y comienzos de 2003, el imperialismo y el fascismo se dieron a la tarea de buscar nuevas opciones para debilitar y, en última instancia, derrocar al gobierno del Presidente Chávez. Con ello se pretendía echar atrás el proceso de transformaciones que vive América Latina y el Caribe que apunta hacia la construcción de un bloque de naciones independientes, soberanas y autónomas que unidas puedan luchar por un futuro mejor para sus pueblos, que tengan mayor voz y fuerza para lograr espacio de actuación en el agresivo escenario internacional unipolar instaurado por Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001.
Este es el contexto que lleva a José María Aznar a buscar refugio en Bush, a quien acude para cobrar su deuda por el apoyo prestado a la cruzada iniciada por Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak y en la que España participa como socio menor. Ahora se trataba de iniciar su cruzada fascista por el mundo para salvaguardar las ideas de la extrema derecha fundamentalista y retrógrada que veía que grandes sectores políticos, sociales y populares se comenzaban a movilizar en todas las latitudes a favor de la paz y de la preservación de la vida en el planeta.
En noviembre de 2002 Aznar había creado la Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES), de la cual se erige –no elige– como Presidente en la directiva que incluye a los más importantes dirigentes del autodenominado Partido Popular y para dar una imagen de “amplitud democrática y de consensos” . También es llamado a formar parte del patronato el dirigente socialista Miguel Boyer, ministro en el gobierno de Felipe González. En noviembre de 2002 ya el “socialista” Boyer exponía que estaba “impresionado de la eficacia, no sólo económica, de la política del PP como Gobierno y como partido” y agregaba que la FAES sería su nueva casa. Ésta, se proponía ser “laboratorio de ideas y fuente de iniciativas que sirvan de base a la acción del partido.”
Aznar y su Fundación se volcaron hacia América Latina. FAES le daba un espacio de acción política con el que “guardaba las formas” para su injerencia en tanto ejercía, “elegido por el pueblo español,” como Presidente del Estado.
Encontró en el Partido Acción Nacional y en el Presidente mexicano Vicente Fox su principal aliado para tratar de impedir la marea que amenazaba tsunami de autonomía de los pueblos de la región. Fueron derrotados de manera contundente en Mar del Plata y con ello fue desechada la posibilidad de establecer Acuerdo de Libre Comercio de América Latina para siempre. Ahora, la tarea de las tareas consistía en dividir los pueblos del continente, apostando a establecer Tratados de Libre Comercio bilaterales o subregionales que impidieran desarrollar los mecanismos de integración y unidad no hegemónica que se comenzaban a gestar entre nuestros países.
En este año, 2007, Aznar elabora y publica una propuesta política para nuestro continente titulada “América Latina, una agenda de libertad”. Realizar un estudio de este manifiesto fascista para América Latina parece necesario, pero llevaría muchas cuartillas. Para objetos de este artículo, nos limitaremos a recrear algunos elementos válidos para el análisis.
En la presentación elaborada por el mismo José María Aznar se trazan elementos que nos permiten entender su actuación y la de sus adláteres en el continente y tal vez nos dé pautas para comprender los hechos generados por la delegación española en la Cumbre de Chile.
Aznar establece que Occidente “ha sido la cuna de los valores que han permitido los mayores avances de la humanidad” y afirma que éstos “son valores universales”. Así, se empieza a comprender el porqué de su animadversión hacia el mundo musulmán y Asia, cunas de las mayores civilizaciones del planeta muchos milenios antes de que Occidente jugara un papel relevante en la historia de la Humanidad. Se debe haber inspirado en el amplio bagaje intelectual del Presidente Bush, quien se refirió a Bagdad como un “oscuro rincón del planeta”, desconociendo el rol de la antigua Mesopotamia en el desarrollo de las ciencias y la cultura y como un centro civilizatorio de importancia trascendental en la modernidad.
Pero según Aznar, “…lamentablemente, hay quienes rechazan esos valores y están dispuestos a acabar con ellos” y agrega que “…es la vieja lucha entre la civilización y la barbarie” . Aquí se comienza a esbozar el espíritu racista del documento que nos permite ir encontrando nuestras profundas diferencias con el mismo. Es el primer argumento fascista.
La explicación con que pretende insertar a América Latina en su falsa lógica civilizatoria está sustentada en su localización geográfica en Occidente, desconociendo realidades más importantes que señalan el devenir histórico de los pueblos. Afirma que “FAES, «Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales», quiere contribuir a que las ideas de libertad, dignidad humana y democracia sean efectivas para todos. Creemos que Occidente no es un concepto geográfico sino un sistema de valores universales. Queremos que Occidente triunfe”.
Se nos quiere involucrar en un triunfo que cuesta la derrota de los africanos, asiáticos y de los pueblos del Medio Oriente que no pertenecen a Occidente. Incluso al finalizar su presentación nos asigna un papel “el anclaje definitivo de América Latina en Occidente es crucial para la pervivencia de la civilización occidental” . Su propuesta de conflicto de civilizaciones es el segundo argumento fascista.
En el texto que sigue, encontramos las pautas que en la Cumbre de Chile ejecutaron Zapatero y Juan Carlos: “España no puede limitarse a ser un espectador imparcial” y argumenta que “ante América Latina se abren dos caminos opuestos. Uno es el que siguen los países que tienen éxito: el camino de la apertura al mundo, de la democracia, del respeto por las libertades individuales y del fortalecimiento del Estado de Derecho. Un camino que atrae inversiones, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y reduce la pobreza. Un camino de éxito, democracia y libertad.
El otro camino aleja de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Tenemos suficiente experiencia histórica –la tiranía en Cuba no es el único caso– para saber cómo acaba esa ruta. Quienes hoy proponen seguir esta vía se nutren de ideas caducas: del populismo revolucionario, del neoestatismo, del indigenismo racista y del militarismo nacionalista” .
Vale decir, una vía es el neoliberalismo que ha sumido a nuestros pueblos en la pobreza, en la falta de salud, analfabetismo, dependencia económica, sociedades desiguales, ausencia de justicia, inequidad en la distribución del ingreso, dependencia, y subordinación a los imperios. Ese es el camino que según Aznar debemos transitar o mejor dicho seguir transitando.
A la otra vía le teme, porque le teme al ejemplo de la Revolución Cubana, le teme al poder del pueblo, le teme a Evo, un indio que llevado por los bolivianos al gobierno ha elevado como nunca antes la dignidad de nuestros pueblos originarios. Y le teme a Chávez, le teme al soldado que defiende la nación, que enarbola el sentimiento de Patria, no la Patria estrecha de los oligarcas, sino la Patria Grande que nos propusiera Bolívar.
Concluye su presentación Aznar con su mayor temor hacia las ideas que según él y a partir de su ignorancia, “…constituyen el ‘socialismo del siglo XXI’, heredero del que, en el siglo XX, generó miseria y opresión. Vemos con preocupación que esas ideas vuelven a renacer, incluso con el aval de procesos electorales”.
Esta cita es clave para entender que en ella se esboza el tercer planteamiento fascista: el temor a las ideas y el cuarto, su espíritu antidemocrático expresado en su pensamiento de que las elecciones dan aval a quien el pueblo elija.
En el primer capítulo titulado «América Latina y Occidente» se pretende hacer un diagnóstico necesario para la propuesta y se establece una aseveración aberrante que debemos conocer porque en tanto diagnóstico da las pautas de lo que somos según Aznar, “Occidente no es patrimonio de un pueblo. Ha tenido múltiples incorporaciones. Se ha expandido a lo largo de la historia. América Latina es el fruto histórico de esa expansión que comienza a finales del siglo XV, cuando los europeos llegan al nuevo continente y se inicia un proceso de fusión y mestizaje que no ha tenido parangón en la historia. A lo largo de más de tres siglos los pueblos originarios del continente se van fundiendo con los aportes humanos llegados del viejo continente. Pero lo más significativo es la incorporación de todas esas sociedades a la idea de Occidente, mediante la extensión del Cristianismo, que actúa como elemento transmisor de toda la tradición occidental del momento y como motor de incorporación de las sociedades americanas a Occidente”.
Por supuesto no se dice que esa “fusión” y que esa “incorporación a la idea de occidente” se hizo mediante la fuerza y la imposición y que la misma generó el mayor genocidio del que se recuerde en la historia, por cierto financiado, apoyado y bendecido por otros Borbón antepasados de Juan Carlos.
Más aún, la “tradición occidental del momento” que nos trajeron los españoles fue la del feudalismo más retrógrado de su época, incluso en comparación con la misma Europa.
Debe recordarse que ese año de 1492 cuando los europeos llegaron a nuestro continente, fue el mismo en que los reyes españoles expulsaron –en medio del mayor oscurantismo fundamentalista– a judíos y musulmanes de la península. Con ello expulsaron parte importante de los recursos humanos y financieros que propiciaban un revolucionario desarrollo capitalista, como ocurría en Inglaterra, Holanda y los países del norte de Europa. España quedó detenida en el feudalismo, en el atraso y la pobreza.
Eso fue lo que trajeron a nuestro continente y eso los sumió en su propia dependencia y en un rezago del que se pudieron empezar a reponer solamente casi cinco siglos después cuando fue sujeto de financiamiento alemán para colocarse en índices que le permitieran entrar a la Comunidad Europea. A la reina que propició esos cinco siglos de atraso la comenzaron a llamar «la Católica».
Continuamos el análisis del documento en su capítulo «¿Dónde estamos?»
Basta el estudio de algunos puntos para que entendamos hacia donde nos lleva la propuesta fascista. Con respecto al renacer de los pueblos originarios de nuestro continente que comienzan a cobrar un protagonismo necesario, después de cinco siglos de lucha y resistencia y que han llevado a que hoy tengamos al primer Presidente indígena en nuestra América, a Evo Morales dirigiendo los destinos del pueblo boliviano, Aznar lo interpreta como que «“El indigenismo empieza a ser para América Latina lo que el nacionalismo es a Europa. Resulta tan esclarecedor como preocupante contemplar sus analogías. Ambos cuestionan los Estados nacionales modernos que superaron el Antiguo Régimen con el constitucionalismo liberal del Siglo XIX. El indigenismo sustituye el concepto de ciudadano de una república por el de miembro de una comunidad étnica, al igual que el nacionalismo europeo busca fórmulas identitarias excluyentes. Los dos subordinan principios e instituciones liberales como la división de poderes, el mérito y capacidad, la igualdad ante la ley y el respeto por los derechos individuales, al logro de sus objetivos muy cercanos al totalitarismo”».
Aquí Aznar, además de pecar de ignorante, muestra su cara más cínica, usando el desorden para confundir. En primer lugar es evidente que en su vida jamás ha leído un documento del movimiento indígena latinoamericano. Ni siquiera en su expresión más radical, el zapatismo ha negado a los estados nacionales. El EZLN ha reivindicado su condición de mexicanos, pero han dicho que no quieren seguir siendo mexicanos de segunda ni de tercera, quieren ser mexicanos con igualdad de derechos y deberes. ¿Sabrá el señor Aznar que el Estado de Chiapas, en México, con un 35 % de población indígena tiene un PIB que representa menos de la cuarta parte del PIB, por ejemplo del estado de Nuevo León en el norte del país? Derecho tendrían a cuestionar a un Estado que nunca los ha tratado como iguales.
El Estado nacional se debe cuestionar en América Latina, pero por otras razones, en primer lugar porque no nos consultaron para poner los límites, estos respondieron a intereses coloniales que se decidieron en la capital de la metrópoli y, en segundo lugar porque al finalizar la Guerra de Independencia, las oligarquías se apropiaron de los estados nacionales para hacerlos excluyentes y para utilizar las riquezas naturales en beneficio mezquino de una minoría. Para defenderlo recurrieron a guerras fratricidas en defensa de esos límites coloniales que en determinados momentos de la Historia atentaban contra la expansión de sus riquezas o las de empresas transnacionales a las cuales servían.
En su beneficio nuestros pueblos lucharon y murieron. Las oligarquías transformaron a Chile en enemigo de Bolivia y de Perú; a Ecuador de Perú; a Bolivia de Paraguay a éste de Argentina y Brasil; a Colombia de Venezuela; a El Salvador de Honduras; a República Dominicana de Haití, por mencionar algunos. La fórmula siempre fue la misma, morían los pobres y se beneficiaban las oligarquías. Sí, debemos cuestionar los estados nacionales, pero para integrarnos, para unirnos bajo el ideal bolivariano, debemos abandonar esa soberanía fatua, para construir una supra soberanía que nos haga poderosos. Tal vez a eso le teme el señor Aznar.
Pero el colmo de su desfachatez es cuando pretende comparar al movimiento indígena latinoamericano con el nacionalismo fascista europeo.
Pero, ¿no es acaso el nacionalismo una expresión xenófoba y racista de la derecha europea, de partidos políticos como su autodenominado Partido Popular que pretenden aliarse a ideas tan reaccionarias que hasta ellos mismos se han visto obligados a evitar?
¿Acaso Aznar no era aliado de Berlusconi y de Le Pen y acaso no había autodenominados partidos populares aliados de los neo nazis Jorg Haider en Austria y Vladimir Zhirinovsky en Rusia quienes pretendieron llegar al gobierno con programas de rechazo a los inmigrantes y persecuciones a las minorías religiosas y de orientación sexual?
¡Cómo puede ahora expresar su repudio y compararlos con nuestros nobles pueblos originarios algunos de los cuales en el siglo XV cuando llegaron los bárbaros europeos a nuestras tierras, tenían civilizaciones más adelantadas en ciencia, tecnología, agricultura, riego, astronomía, matemáticas y medicina que las que existían en Europa!
Los pueblos indígenas no quieren sustituir el concepto de ciudadanos, sencillamente porque no pueden sustituir algo que nunca han sido. El colonialismo y el neocolonialismo, y más recientemente los gobiernos neoliberales les han negado su condición de ciudadanos, los han excluido, los han tratado como animales, todavía hoy un neoliberal político boliviano, seguramente militante de algún autodenominado partido popular ha tratado al Presidente Evo Morales con un epíteto que niega su carácter de ciudadano. Queremos construir una ciudadanía diferente, la que nos propuso Bolívar, en la que todos somos iguales ante la ley, no sólo en deberes, también en derechos. Es todo lo contrario de lo que proponen los autodenominados partidos populares en Europa que enarbolan el nacionalismo para defender sus putrefactas sociedades construidas sobre la base de la explotación de nuestros pueblos y la expoliación de nuestros recursos durante tres siglos de colonialismo dirigido por los antepasados de Juan Carlos.
Y continúa Aznar su análisis de «¿Dónde estamos?»: “Esa aversión común es la que aglutina a la izquierda que fracasó en mayo del 68 y a la que se le vinieron encima los cascotes del Muro de Berlín; a los intelectuales que jalearon (sic) el comunismo y hoy ven con complacencia la pulsión anti-occidental del islamismo yihadista; a los antiglobalizadores altermundialistas del más distinto pelaje y a las distintas manifestaciones de indigenismo, populismo y fanatismo religioso. Todos los que forman parte de esta alianza, difusa pero operativa, creen ver en ella una oportunidad de acrecentar su influencia y debilitar a su enemigo común: Occidente. Para ello no dudan en aliarse los más extraños compañeros de viaje, lo que explica la creciente cercanía y coordinación entre todos estos elementos y el islamismo”.
Se ve que Aznar no sabe dónde está. Sus temores son expresión de ello. ¿Por qué le teme al acercamiento de los pueblos del mundo? Cree ver una alianza contra Occidente, como si el conflicto fuera todavía este-oeste o tal vez quisiera con su retórica que esa fuera la contradicción y que la lucha de civilizaciones que enarbolara Huntington genere las condiciones óptimas para justificar las agresiones y las invasiones a los países que poseen grandes reservas en energía, petróleo, gas y agua.
El conflicto no es este-oeste, el conflicto es norte-sur y por eso hoy se fortalece el Movimiento de Países No Alineados, el Grupo de los 15 y otros mecanismos de acercamiento de los países del sur que a pesar de su diversidad van encontrando esquemas de unidad y lucha contra el enemigo común el imperio estadounidense y el fascismo europeo encarnado en Aznar y en los autodenominados partidos populares y demócrata cristianos.
Aznar y sus acólitos estudian las «Bases ideológicas y estratégicas del populismo». Así llama a la corriente de movimientos políticos, populares y sociales que han irrumpido en la realidad política de América Latina para oponerse a los dictámenes neoliberales. Comienza diciendo: “Durante los años 70 en América Latina se enfrentaron a una izquierda violenta y revolucionaria, inspirada por la Unión Soviética, y unas dictaduras con tintes caudillistas y nacionalistas. Todo ello provocó un círculo vicioso de acción-reacción, que era justamente lo que el marxismo-leninismo latinoamericano buscaba, para así justificar el terrorismo como una respuesta armada legítima a la represión, generalmente brutal, de los regímenes militares” .
¿Es que Aznar piensa que al fascismo se le enfrenta solamente por medios pacíficos? Que pregunte si eso es así a los europeos que tuvieron que entregar millones de vidas valiosas para librarse del fascismo, del nazismo y del falangismo. O es que con esto pretende olvidar la gloriosa lucha del pueblo español en defensa de la república. Tal vez intente defender la memoria de su “padre”, Francisco Franco, –padre también y único elector de Juan Carlos–, quien sí se hacía llamar El Caudillo . Es totalmente justificable el legítimo derecho a la defensa frente a la tiranía recogido en casi todas las constituciones del mundo y consagrado hasta por Santo Tomás de Aquino, los pueblos dignos –palabra que él desconoce– se vieron obligados a usar todas las formas de lucha para liberarse del yugo fascista con quien Aznar manifiesta hoy identidad. Es su quinta manifestación de defensa del fascismo.
En ese mismo capítulo el documento de FAES expresa: “El nacionalismo populista encuentra su razón de ser en la existencia del enemigo exterior, hacia quien desvía la atención de sus fracasos. El imperialismo, los Estados Unidos, los organismos financieros internacionales y las multinacionales son los chivos expiatorios preferidos del populista latinoamericano”.
Esta idea, parece cercana al discurso de Zapatero cuando en la Cumbre de Santiago de Chile afirmó que un país nunca podrá avanzar si busca justificaciones de que alguien desde fuera impide su progreso. Coincidencias, sólo coincidencias.
Sobre Venezuela Aznar se permite opinar y debemos tomar nota de la particular apreciación que hace de la Cuarta República como ejemplo de democracia, “El caso de Venezuela es quizás el máximo paradigma de esa situación. Tras varias dictaduras, Venezuela accedió a una democracia plena que podía contarse entre las avanzadas del mundo libre. Su Constitución de 1961 era un modelo de arquitectura institucional. Dos partidos políticos homologados internacionalmente, la Acción Democrática socialdemócrata y el democristiano COPEI, se alternaban en el poder, con un Parlamento bicameral verdaderamente plural.
El deterioro institucional, la ineficacia en la gestión y las altas dosis de corrupción provocaron el colapso de la credibilidad de los políticos turnantes (sic), lo que se llevó por delante al mismo sistema.”
“Democracia plena”, “arquitectura institucional”, “parlamento verdaderamente plural”, ¿qué es eso?, ¿de qué habla?
Pensará que somos estúpidos o desmemoriados. Será que los conceptos que enarbola como ejemplo de democracia significan 70% de pobreza, una empresa petrolera controlada desde el norte, niveles de salud y educación solamente comparados con los de los países más pobres del mundo en el quinto mayor exportador de petróleo y –lo dicen los FAEScistas– en su documento “Deterioro institucional, la ineficacia en la gestión y las altas dosis de corrupción”. ¿Cómo puede haber democracia plena en estas condiciones? Es una contradicción no resuelta por el capitalismo porque la democracia es intrínseca con la participación y si no hay participación no hay democracia a secas, mucho menos plena. No, volver al pasado no es la receta para Venezuela.
En el capítulo que llaman la «Alianza anti sistema» Aznar se traga –con gusto– todo el discurso antiterrorista de Estados Unidos y asume cómo válidos los argumentos para la intervención militar en el continente como lo han denunciado voceros autorizados de las Fuerzas Armadas de Brasil y de Argentina. En este sentido se plantea que “la llamada Triple Frontera, el territorio entre Argentina, Brasil y Paraguay, es un territorio de difícil control por los Estados. En los últimos años ha aumentado la inquietud por las actividades en esta zona de grupos islamistas que defienden el terrorismo. La Triple Frontera, en la que se asienta una considerable población musulmana, ha sido desde años un centro neurálgico de financiación de grupos terroristas islámicos, como lo es para el consumo ilícito de armas, el narcotráfico o el contrabando”.
No señor Aznar: no es de difícil control de los Estados, es de permanente control de los gobiernos de Argentina, de Brasil, de Paraguay y de sus Fuerzas Armadas. Tal como en Irak, donde inventaron armas atómicas que no existían, Aznar se posesiona de la falacia gringa que pretende controlar el acuífero guaraní, la mayor reserva de agua del mundo y la Amazonía, la mayor reserva de oxígeno. En internet han circulado mapas de la Amazonía, para la enseñanza de geografía a los niños estadounidenses, en los que aparece una importante porción del territorio sudamericano sin soberanía. Así como no encontraron armas atómicas en Irak, tampoco han encontrado “células terroristas” en la Triple Frontera. Esto sólo cabe en las mentes intervencionistas del Departamento de Estado y del Pentágono a quien Aznar sirve desde Europa.
A partir de aquí se adentra en el tema internacional y de manera particular en el de las relaciones internacionales y no escatima palabras para expresar sus temores imperiales: “El lanzamiento de la extravagante Área Bolivariana de las Américas (sic), con Cuba y Bolivia, como alternativa al ALCA, es otra maniobra que daña posibles avances integradores en el ámbito comercial” .
Por supuesto para ellos la integración debe ser casi exclusivamente comercial, sobre todo con políticas de apertura para nosotros y proteccionistas para ellos. Como si la equidad no fuera absolutamente contradictoria al mercado. Aquí expresa una vez más sus temores, le teme a Bolívar, y al modelo de integración que nos legó, precisamente después de derrotar a los españoles cuyo jefe máximo era un antepasado de Juan Carlos. Aquí nuevamente muestra su desconocimiento de la historia cuando afirma “La integración regional de América Latina es una aspiración que arranca del mismo momento de las independencias. Las monarquías ibéricas dieron a América una unidad de la que carecía antes, aportando vínculos institucionales y culturales que han mantenido las distintas naciones latinoamericanas hasta hoy. Los procesos de construcción nacional de los diferentes Estados, que fueron acompañados de una fuerte afirmación patriótica, no llegaron a enterrar por completo la herencia común ni el anhelo de la unidad americana”
Se equivoca Aznar al hablar en plural, de las monarquías ibéricas, la colonización portuguesa si dio una unidad – a su manera, pero unidad al fin– de la que América, nuestro continente carecía, pero no la española. Por eso hay un solo y gran país de habla portuguesa mientras que los colonizados por España somos más de veinte. Deben recordar los faescistas que el origen de las luchas de independencia en su primera fase se hizo para lograr la libertad de comercio que la corona (los antepasados de Juan Carlos) impedía, ese es el resultado de que tengamos un continente fraccionado.
Y si estos estados mantuvieron una “fuerte afirmación patriótica” y , “no llegaron a enterrar por completo la herencia común ni el anhelo de la unidad americana” no fue por el legado colonial europeo, fue porque a pesar de la intención de las oligarquías de borrar todo vestigio de ideal bolivariano, el sentimiento de unidad se mantuvo a través de casi dos siglos y es precisamente el que renace hoy en varias latitudes del continente hecho gobierno y hecho pueblo en el poder.
Aznar se atreve a plantear su idea de integración para América Latina, aconseja “la creación de una institución nueva, que a imagen de la OCDE, heredera de la OECE que surgió de la cooperación entre Estados Unidos y Europa en la inmediata posguerra, debería ser capaz de canalizar la ayuda y orientar las políticas.
Esta Organización Latinoamericana de Cooperación Económica, sin contener elementos de supranacionalidad políticamente inasumibles ni caer en burocracias clientelares y parasitarias, sería un instrumento para reforzar la institucionalidad y la seguridad jurídica en la región”.
El ex Presidente del estado español nos propone que copiemos a Europa, pero parcialmente. Nos dice que hagamos una instancia estrictamente económica y que a diferencia del viejo continente, no generemos elementos de supranacionalidad, o sea libre circulación de mercancías –léase apertura de mercados– pero que no se nos ocurra avanzar hacia la unidad, hacia la creación de la nacionalidad latinoamericana y caribeña que nos haría fuertes en el escenario internacional. En otras palabras, intégrense para que hagamos un gran mercado en el que Estados Unidos y Europa puedan entrar fácilmente, pero nada más. Sólo le faltó proponer que Juan Carlos podría ser nuevamente nuestro rey. Pareciera que los redactores de este libelo, entre los que se incluyen Leopoldo López y Julio Borges nunca hubieran leído los escritos del Libertador.
A continuación su propuesta de seguridad dice: “América Latina debe cooperar en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo internacional junto a Europa y América del Norte, mediante la creación de una asociación estratégica entre la OTAN y Colombia. Asimismo con aquellos otros países latinoamericanos que deseen sumarse a ella”.
¡¡¡Genial!!! Aznar, nos dice que –así como él hizo , cuando fue Presidente del Estado español elegido democráticamente– que nos debemos plegar a las políticas –supuestamente anti terroristas– surgidas de los laboratorios del Pentágono, de seguro para que nuestros jóvenes –tal como los jóvenes españoles– sirvan de carne de cañón en cuánta guerra imperial se le ocurra desatar a Estados Unidos para la conquista de países y territorios que le provean de materias primas y energía y le permitan sostener su modelo de sociedad despilfarradora y consumista. Además, ya definió la asociación estratégica de la OTAN con Colombia, sin preguntarle a los colombianos, seguramente contando con el apoyo irrestricto del paramilitar que gobierna el hermano país.
Le asigna un papel a Estados Unidos, “en el plano hemisférico, las claves de la integración latinoamericana y de su anclaje en el mundo occidental pasan por las complejas relaciones con los Estados Unidos. Su compromiso, hoy en día, con la libertad y los derechos fundamentales lo sitúa como un garante activo de estos valores en todo el mundo.
EEUU debe asumir el papel de agente impulsor de ‘las Américas’, concepto que integra a América Latina con la primera potencia mundial y el Canadá” y otro a la Unión Europea, al afirmar que “está en condiciones de ejercer su influencia para atraer América Latina a modelos de gestión occidentales y rebajar los aventurismos (sic) políticos. En el aspecto económico, la Unión Europea puede proceder a la revisión, en coordinación con los Estados Unidos, de las políticas de ayuda al desarrollo, tanto las propias como las de los organismos multilaterales, para mejorar su eficacia”.
Parece clara la propuesta. A pesar de que en todo el documento habla de América Latina e incluso en la introducción se dedican varios párrafos para explicar con qué criterio se utiliza este concepto, a pesar de que pareciera defender la idea Iberoamericana, al final es imposible ocultar bajo el eufemismo de ‘las Américas’ lo que el fascismo internacional nos propone es asumir el panamericanismo, la Doctrina Monroe y la hegemonía de Estados Unidos como ideal de integración.
En esta oferta, a la Unión Europea le corresponde el papel de “atraernos” a “modelos de gestión occidentales”, que es otro eufemismo para llevarnos a asumir su conducción a cambio de las migajas que conceden para cooperación, las cuales ni siquiera cumplen los Acuerdos del Milenio –salvo muy contadas excepciones de algunos países del norte de Europa– mientras recurren a multimillonarios recursos para financiar invasiones y guerras de ocupación.
Por supuesto España tiene su papel, que raya en lo insólito y que tal vez nos permita entender el comportamiento de Juan Carlos en defensa de su jefe político, “España tiene, como ningún país europeo, la doble condición europea y americana. Esta característica ha hecho de España, desde su ingreso en la Unión Europea, el principal interlocutor e impulsor de las relaciones entre Europa y sus socios iberoamericanos. Éstos no hallarán mejores valedores de una agenda europea para América Latina que España y Portugal; al mismo tiempo, este papel da un peso específico a los dos países ibéricos en el escenario europeo”.
Por un decreto de los fascistas España pasó a ser un país americano auto atribuyéndose el papel de interlocutor de nuestros países con Europa, cómo si fuera imprescindible su cometido, o es que acaso no se acepta que somos naciones libres y que no necesitamos interlocutores con nadie. La explicación real viene en la segunda parte del párrafo. España sí necesita a América Latina para tener peso específico en Europa, igual como hace más de dos siglos cuando los antepasados de Juan Carlos utilizaron nuestros recursos para pagar su enriquecimiento y sus sinvergüenzuras, y de esa manera mantener un estatus que le diera algún “peso específico” en el concierto europeo.
Para ello, lo “maravilloso” de cualquier relación asimétrica, la búsqueda de la hegemonía y la institucionalización de lo iberoamericano que no debería tener ningún valor para nosotros, “La XII Cumbre de Bávaro (República Dominicana, 2002) y la XIII Cumbre de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia, 2003) decidieron, por iniciativa española, dar un salto cualitativo importante en el proceso de institucionalización de las Cumbres, mediante la creación de una Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), organismo internacional con sede en Madrid, como órgano de apoyo institucional, técnico y administrativo de la Conferencia Iberoamericana.“
Entonces, para lo panamericano tenemos nuestra sede en Washington y para lo iberoamericano en Madrid, mientras que el ALBA es algo extravagante e “iniciativas como la Unión Sudamericana que se propugna desde instancias brasileñas, dejando fuera a México y a América Central, además de ser difícilmente viables, distraen esfuerzos que podrían concentrarse en objetivos compartidos para toda América Latina”. En pocas palabras, las propuestas que tiene su sede en las capitales de las metrópolis son geniales, mientras que nuestras iniciativas de integración y unidad son “extravagantes” y “difícilmente viables”. Es el menosprecio y el desprecio más recalcitrante hacia lo que somos y hacia lo que nos proponemos. Sexta expresión de un claro pensamiento fascista.
Finalmente, le dedican un espacio especial a la Revolución Cubana, lo llaman “la agenda cubana” .
Sorprendentemente coincidimos con Aznar, “El hecho de dedicar una atención especial en un trabajo sobre América Latina a Cuba es ya de por sí una anomalía, como lo es la enorme producción intelectual y académica que generan la isla y su futuro”. Debe ser para estos “superdotados” una “anomalía” que la Revolución Cubana exista después de casi 50 años de agresiones y bloqueo de la potencia más poderosa que haya tenido la Humanidad y mayor todavía que siga siendo objeto de admiración, investigación y estudio en todos los rincones del planeta, pero sobre todo debemos agradecer el reconocimiento de FAES al Comandante Fidel Castro. Dejémoslo en sus propias palabras “… la resistencia física y el empecinamiento ideológico de Castro han dejado obsoletos la mayoría de los escenarios trazados, que además han de adaptarse a las nuevas circunstancias internacionales”.
También un gran reconocimiento a la hazaña del pueblo cubano y a la capacidad de conducción de su gobierno “en el terreno económico, tras muchos años de penurias económicas, el castrismo ha encontrado un equilibrio entre la mínima apertura imprescindible a la inversión extranjera y el control de una economía de Estado, que obedece antes a criterios políticos que económicos. El nuevo mercado energético mundial, la posibilidad de encontrar petróleo en el Golfo de México y una sociedad acostumbrada a vivir con lo imprescindible, permiten aventurar un mantenimiento de la viabilidad económica de la isla en los próximos años.”
Cierran su análisis de Cuba obviando algo que no puede pasar inadvertido “En el plano internacional, tras las dificultades de Castro hasta el año 2000, reflejadas en su soledad durante la Cumbre Iberoamericana de Panamá, Cuba ha ido reconstruyendo una red de apoyos internacionales que le permite afrontar el futuro con más tranquilidad que nunca”.
Obvia algo importante que es expresión de la verdadera calaña y la bajeza moral de Aznar. Aparte que nunca Cuba ha estado sola, porque la permanente solidaridad material y humana con todos los países del mundo que caracteriza al proceso revolucionario cubano es retribuido por sus pueblos que en manifestación de apoyo y respaldo, año tras año en las votaciones de Naciones Unidas repudian el bloqueo criminal a que es sometida la isla del Caribe por Estados Unidos, y lo peor, deja de lado que esa Cumbre estuvo signada por el intento de asesinato del Comandante Fidel Castro por el terrorista Posada Carriles. No puede ser un olvido involuntario. Debe estar encubriendo a su amigo terrorista, hoy protegido por las redes mafiosas que gobiernan el imperio estadounidense. “Dime a quien proteges y te diré quien eres, dime lo que se te olvida y te diré quien eres”. Aznar y la FAES al proteger mediante la omisión a Posada Carriles demuestran su verdadera vocación terrorista. Séptima manifestación fascista.
Hemos expuesto algunas de las propuestas de Aznar en su documento rector para activar su política latinoamericana y hemos demostrado a partir de su propio discurso su carácter criminal y fascista. Ese instrumento elaborado en enero de este año sirvió a las huestes fascistas para lanzarse en su cruzada contra los pueblos y gobiernos que desarrollan políticas populares y progresistas en la región, en particular contra el Presidente Hugo Chávez.
Coincidiendo con el lanzamiento de este libro, el 27 de enero asume la dirección de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), el secretario General del PAN mexicano Manuel Espino. Con ello se comenzó a implementar el plan propuesto en “América Latina: una agenda de libertad”. Espino fue financiado por FAES, por la Fundación Konrad Adenauer del Partido Social Cristiano alemán. Esta Fundación “aportó el grupo de asesores que apuntalaron la estrategia para que Espino resultara el líder de la organización. De ese equipo, ninguno era mexicano”.
Espino es dirigente nacional de «El Yunque» organización de origen paramilitar de ultra derecha creada para defender a los católicos de “la masonería, el comunismo y los judíos”. Además de Espino son miembros de «El Yunque» altos dirigentes del PAN como la esposa de Vicente Fox, Martha Sahagún, el ex secretario del trabajo y de gobierno de Fox, Carlos Abascal y el ex senador Luis Felipe Bravo Mena.
La alianza entre la ODCA y este movimiento fundamentalista de derecha mexicano se ha configurado a través del PAN. Al colocar a uno de sus líderes más prominentes a dirigir la ODCA, «El Yunque» se ha asegurado orientar está organización hacia un accionar desde posiciones de ultra derecha con una clara vocación neonazi.
Espino es un operador político de Vicente Fox quien ha representado la más abyecta lealtad y subordinación a los “ideales de Bush y Aznar”. Su posición de extrema derecha le ha llevado, incluso a tener contradicciones profundas con el actual Presidente mexicano, Felipe Calderón, también militante del PAN, pero quien se ha planteado una política más pragmática hacia América Latina, buscando un acercamiento con gobiernos progresistas y de izquierda sobre la base del respeto mutuo y la no intervención en los asuntos internos. Así, ha restablecido a plenitud las relaciones con Cuba y Venezuela, llevadas a su nivel más bajo durante el gobierno de su antecesor.
En la continuación de la campaña anti venezolana la agencia Reforma de México informó el 24 de abril que Vicente Fox convocó a una reunión para el día 28 del mismo mes en su rancho San Cristóbal, en Guanajuato, México, en la cual participarían dirigentes internacionales demócrata cristianos para “diseñar una estrategia contra el mandatario venezolano Hugo Chávez” .
La información fue obtenida a partir de declaraciones ofrecidas por Carlos Ocariz, Secretario General del Partido Primero Justicia, desde Estrasburgo, Francia donde se encontraba por invitación del auto denominado PP de España. Fox y Espino también llegaron a Estrasburgo donde según explicó Antonio López Izturiz secretario general de la Internacional Demócrata de Centro , “…la visita de Fox tiene como objetivo la elaboración de una estrategia para coordinar los esfuerzos de los partidos conservadores y sus fundaciones afines contra la amenaza populista que representa el movimiento liderado por el Presidente Hugo Chávez”.
Al día siguiente, 25 de abril, el periódico mexicano El Universal entrevistaba a Marcelino Miyares, “presidente” del PDC de Cuba y primer vicepresidente de la ODCA quien informaba ”que se allegarán recursos de fundaciones estadounidenses y de organizaciones de España y otros países europeos para lograr su objetivo: convencer a los países de América Latina de no permitir el crecimiento de gobiernos populistas o de izquierda”. Así mismo informaban que se crearía la ODCA-norteamérica para obtener recursos de Estados Unidos y Canadá. Como si fuera una secta secreta, Miyares informó que no se puede dar a conocer los nombres de las organizaciones que en Estados Unidos van a dar apoyo económico a ODCA. No es difícil suponer que la Nacional Endowment for Democracy (NED) y otras organizaciones que sirven de tapadera a la CIA y el Departamento de Estado serán generosos contribuyentes de los aznaristas en América Latina.
Miyares expuso “que las prioridades de la ODCA para los próximos meses son ganar las elecciones en República Dominicana -a través del Partido Demócrata Cristiano de este país-, Venezuela y Cuba”.
Miyares y Espino establecieron una alianza que les dio los dos más altos cargos de la ODCA a partir de una relación simbiótica en las que el primero aportó sus relaciones con financistas estadounidenses y el segundo le otorgó reconocimiento a los cuatro ultra minúsculos partidos demócrata cristianos cubanos que tienen todos su sede en Miami y una militancia que no alcanzaría para crear un equipo de baloncesto.
En un artículo publicado por Nydia Egremy en la segunda quincena de abril del 2007 por la revista Contralínea de México dice que “para profundizar en el vínculo entre Miyares y Encino, cabe consultar el sitio electrónico www.pdc-cuba.org que exhibía un documento revelador sobre el papel de Espino en la red de la derecha internacional que no oculta su visión confesional. Se trata de un «informe exclusivo» de la reunión que Espino sostuvo en Miami con dirigentes del exilio cubano en Miami, el 19 de agosto del 2006”.
Dando seguimiento a las operaciones que les encargara Aznar en Estrasburgo, ese mismo día 25 de abril, Fox y Espino arribaron a la ciudad de San Diego, Estados Unidos para participar en un evento organizado por el Instituto de las Américas en el cual el ex Presidente mexicano calificó al gobierno venezolano de "autoritario, demagogo y dictatorial” y agregó que cabalgaría "a lomo de mi caballo para dirigirme hacia el sur" para "defender a los venezolanos de su propio gobierno chavista”.
En otra perspectiva del asunto en cuestión, es de todos conocido el origen falangista del líder fundador de la Democracia Cristiana chilena Eduardo Frei, y su complicidad con el golpe de estado de septiembre de 1973. Este partido, junto al PAN mexicano y el autodenominado PP español han configurado el tridente que encabeza la reorganización de la derecha en Latinoamérica.
El chileno Gutemberg Martínez, ex Presidente de la ODCA, apoyó el golpe de estado contra el Presidente Chávez en 2002 y el vicepresidente de esa organización José Rodríguez Iturbe fue nombrado canciller del efímero gobierno fascista de Carmona Estanga. Martínez estuvo en Caracas dos semanas antes del golpe de estado sosteniendo reuniones con personeros de la oposición al Presidente Chávez. La esposa de Martínez, Soledad Alvear era la cancillera chilena en esa época y se reunió con Aznar para dar el beneplácito a la intentona. Hoy es la Presidenta del PDC chileno y Alejandro Foxley, canciller actual de Chile miembro prominente de ese partido.
A Chile le correspondía ser el país anfitrión de la XVII Cumbre Iberoamericana. El tridente no podía desaprovechar la posibilidad de avanzar en su táctica de generar conflictos y tratar de dividir a los países latinoamericanos. Foxley y Alvear debieron haber recibido instrucciones de Aznar en ese sentido. Manuel Espino estuvo en Chile a finales de septiembre, pero su visita levantó una polvareda en el seno del PDC. Leal a sus profundas convicciones ideológicas se reunió el día 29 en Santiago con los líderes de los partidos pinochetistas de la extrema derecha chilena Renovación Nacional (RN) y Unión Democrática Independiente (UDI). Hernán Larraín de la UDI dijo a la prensa que “tuvimos una muy buena conversación, donde se abordaron muchos temas”. Seguramente algunos de ellos fueron la manera de llegar a acuerdos para generar problemas ante la previsible asistencia del Presidente Chávez a la Cumbre.
La DC chilena se quejó a Espino por las reuniones que sostuviera con los partidos de la ultra derecha, el Presidente de la ODCA le contestó que estaba apostando a la apertura, dejando claro que la búsqueda de la ampliación de la ODCA y eventualmente de la IDC no se hará buscando el centro sino la derecha.
Más recientemente el 30 de octubre, y en su afán de calentar el ambiente de la Cumbre, las huestes de Aznar enclavadas en la DC chilena emitieron un comunicado en el que con un puntual sentido intervencionista expresaron opiniones respecto al sistema político cubano y venezolano. Según informaciones dadas a conocer, esta posición comenzó a ser trabajada hace poco más de un mes en la comisión internacional del partido, que encabezan los dirigentes Tomás Jocelyn-Holt, Exequiel Silva y Carlos Tudela. Una semana antes fue acordada y entregada a la mesa directiva y a los parlamentarios ligados al tema internacional, quienes la aprobaron y oficializaron a nombre del PDC.
Esta postura fue comunicada por canales informales a los dos ministros DC del gabinete Bachelet: el de Interior, Belisario Velasco, y su par de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, quienes hicieron llegar la inquietud de la colectividad a la Presidenta Bachelet.
Con ello, además de crear nuevas tensiones al interior de la Concertación que gobierna Chile, son consecuentes con las declaraciones de Espino quien llamó a la DC chilena a repensar su estadía en la Concertación, con el deseado ánimo de llevarla a una alianza con la extrema derecha, más consecuente con el cumplimiento de los objetivos del tridente.
Finalmente, siguiendo los acordes que impartía la partitura de Aznar, de Fox y Espino, en una clara provocación ajena al espíritu de la Cumbre el diputado derechista chileno Iván Moreira, intentó entregar en la embajada venezolana una carta declarando a Chávez ’persona no grata’ el mismo día de inicio de la magna reunión. Cientos de representantes del digno pueblo chileno congregados a las puertas de la representación diplomática venezolana se encargaron de poner en su lugar a este retoño de Pinochet, el dictador delincuente.
Estos son los antecedentes. Así llegamos a la Cumbre. A pesar de los grandes esfuerzos de la Presidenta Bachelet por desarrollar la reunión en un marco democrático, de debates y discusiones que tomaran cuenta del nuevo espíritu latinoamericano, el PDC un partido de su alianza y Alejandro Foxley su propio canciller trabajaron para sabotear el evento, subordinando los intereses nacionales y de la región a un credo reaccionario que sigue los mandatos del imperio estadounidense y la ideología “fascista”.
El sábado 10, día del desagradable incidente en el marco de la Cumbre se hicieron públicas varias cosas. En primer lugar que la situación está cambiando en América Latina; segundo, que es imposible –en el siglo XXI– seguir manteniendo rígidos protocolos medievales que impiden el debate y la discusión, tercero que es bueno que a través de los medios de comunicación, los pueblos conozcan la actuación del estadista que los representa porque no es posible avasallar la verdad cuando esta es pública.
El altercado originado ese día, no fue un incidente menor, es la culminación de un largo proceso de provocaciones, injerencias e intentos desestabilizadores y golpistas de la derecha internacional en la cual a Aznar le ha cabido un papel relevante, en particular en el golpe de estado de abril de 2002 en Venezuela. Las Cumbres permiten denunciarlo, para que el mundo conozca la actitud imperial y avasalladora de las empresas transnacionales. Eso fue lo que hicieron el Presidente Chávez y el Presidente Ortega, aprovecharon un escenario propicio porque cómo dijo el periodista español Pascual Serrano: ”¿Cuándo es el momento para decirlo? No hay Cumbres Iberoamericanas bajo la temática ’los golpes de Estados que se quisieron dar en América Latina y quiénes estaban detrás de ellos’, de modo que habrá que explicarlo en algún momento que los Presidentes se reúnan y debatan.”
Finalmente, algunos párrafos para un personaje insignificante que quiso cobrar protagonismo en la Cumbre. Juan Carlos pensó que estaba en España donde está autorizado legalmente a ser irresponsable. En efecto, los artículos 56 y 64 de la Constitución española de 1978 establecen que “la persona del rey es inviolable y no sujeta a responsabilidad”. Pero Juan Carlos no estaba en España, se encontraba en una reunión de jefes de estado y gobierno –casi todos muy responsables– porque al menos sus pueblos tienen instrumentos jurídicos para reclamárselo.
Se ha publicado un libro sobre su vida. Quien se interese lo puede consultar. Su título “Un rey golpe a golpe, biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón” escrito por Patricia Sverlo. Esto es un seudónimo porque –cosas de la libertad de expresión– la propia autora expone su temor a ser perseguida por escribir una obra en defensa de las perversas ideas republicanas. Según ella quien escribe sobre el rey “ puede ser perseguido de oficio y padecer las “caricias” de todo el aparato de estado del Reino de España”.
No vamos ahora a entrar en detalles sobre si es cierto que en su camino al reinado Juan Carlos mató a su hermano y traicionó a su padre y a varios otros familiares. Esos pueden ser chismes para dañar su imagen.
Lo que si es cierto es que el 12 de julio de 1969 mientras comía con el dictador, éste lo designó como su sucesor con el título de rey. No hubo convocatoria a elecciones, tampoco registro ni campaña electoral. Sólo un elector, el peor asesino que tuvo España en todo el siglo XX. Esa es la legitimidad de su reinado. Juró el 23 de julio de ese año, a partir de lo cual, se reunía todos los lunes con el «Caudillo».
Desde ese momento se implementó por parte del Opus Dei , la “Operación Lolita”, a la que pronto de plegaron varios órganos gubernamentales de Estados Unidos, encaminada a garantizar una transición pacífica hacia la restauración monárquica. Uno de los objetivos de esta operación era crear partidos políticos acordes a la nueva estructura que debía tener el Estado.
Esto, a pesar que en 1970 se hizo una encuesta que arrojó que el 49% de los españoles opinaba que se debía establecer la república, 29,8% mantener el régimen y sólo 20,8% querían la monarquía. Como en Estados Unidos, no siempre el que tiene más votos es el que gana.
Juan Carlos asumió la corona dos días después de la muerte del dictador, bajo los gritos de “¡Muera el rey fascista!” Los propios estudiantes falangistas tenían un lema ”No queremos reyes idiotas”.
Como Rey de España, Juan Carlos asumió todo lo que corresponde a la corona (confirmado como legítimo en la Constitución de 1978). Esto le da el título grande de «Su Majestad» que incluye ser el rey de “…las Indias Orientales y Occidentales; de las islas y tierra firme del Mar Oceánico”.
Eso debió tener presente cuando se permitió hacer callar al Presidente Chávez, seguramente no debe saber lo que ocurrió en Ayacucho hace más de 180 años.
Pero, cuál es la relación de Juan Carlos con Aznar que lo obliga a salir tan intempestivamente en su defensa. Son de la misma familia, “hijos” del mismo dictador falangista, manifestación española del fascismo.
Manuel Fraga Iribarne fue el ministro de Interior bajo el régimen de Franco, por tanto era el Jefe de la policía política. En el período franquista más de 200 mil españoles fueron asesinados o murieron en campos de concentración. Ha llegado a definir el gobierno de Franco como el mejor régimen del siglo XX.
Fraga Iribarne, subordinado de Franco es el fundador del autodenominado Partido Popular y mentor político de José María Aznar. Siguiendo la tradición lo eligió como su sucesor al frente de PP. El mismo Aznar fue miembro del partido fascista durante el régimen de Franco, y jamás ha denunciado al régimen en el cual tanto su padre como su abuelo jugaron un papel primordial.
De manera que Juan Carlos y Aznar vienen del mismo cubil, por lo menos ideológicamente hablando y por eso el primero se sintió herido en lo más íntimo cuando representantes de pueblos dignos lo azotaban con la verdad de una actuación ilegal y anti democrática del segundo.
Eso es comprensible, pero no su reacción histérica, fuera de lugar en un magno evento como en el que se encontraba.
La presidenta chilena se vio obligada a tratar de controlar la reunión que se le iba de las manos. ¿En que pensaba para ello? En el reconocimiento hecho por Aznar en su «Agenda para la libertad» cuando afirma que ”no existe una sola izquierda latinoamericana. En un extremo de este segmento se situaría, entre otros, el Partido Socialista de Chile, hoy parte de la coalición gobernante; se trata de una izquierda cercana a la socialdemocracia europea” o tal vez rememoraba aquel día de marzo de 2003 cuando Aznar por instrucciones de Bush quiso presionar al Presidente Lagos para que Chile apoyara la invasión de Estados Unidos a Irak, a lo mejor recordaba la figura de su padre, honorable soldado, leal a Salvador Allende, torturado y asesinado por las hordas fascistas que usurparon por la fuerza el poder en Chile el 11 de septiembre de 1973.
Nunca lo sabremos. Con gallardía y dignidad dio seguimiento a la agenda de la Cumbre, dejando que el Borbón, en su reacción histérica, engullera en soledad su soberbia monárquica y su ceguera ante la evidencia de que esta América Latina se comienza a parecer cada vez más a la que un 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho derrotara y expulsara para siempre al ejército colonial enviado por sus antepasados para intentar someternos y sojuzgarnos.
Hoy podemos repetir aquel canto de patria y humanidad que a comienzos de los años 60 estremeció a los revolucionarios y a los pueblos desde el Río Bravo a la Patagonia en la voz del comandante de la Isla de la Libertad: “Ahora, esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir. Porque ahora, por los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o en el tráfico de las ciudades o en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de razones, con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí, la historia tendrá que contar con los pobres de América…”
“Porque esta gran humanidad ha dicho: «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia"
Agradecemos a la FAES que en el mapa que ilustra su libro hayan incorporado a las Islas Malvinas a América Latina porque las Malvinas son argentinas y solicitamos muy respetuosamente enviar ese mapa a sus amigos Margaret Thatcher y Tony Blair.
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