No debe olvidarse que hace menos de 20 años, con el derrumbe del campo socialista en el Este erupeo, especialmente la Unión Soviética, el país perdió abruptamente su principal socio comercial, con el que sostenía relaciones mutuamente ventajosas.

De la URSS venían el petróleo y otras materias primas básicas, y hacia allá iban nuestra producción azucarera con precios justos y otros productos de exportación, a la vez que éramos favorecidos con créditos a largo plazo.

El momento cuando se produjo esa contracción económica severa fue aprovechado por Estados Unidos para arreciar su bloqueo, el cual se ha hecho sentir en todos los aspectos de la sociedad, y cuesta más de dos mil millones de dólares anualmente, dificultando cualquier transacción comercial, obstaculizando créditos y haciendo abortar o retrasar diversos planes de desarrollo.

Objetivo de esta verdadera guerra genocida iniciada desde el mismo 1959, ha sido el derrocamiento de la Revolución, meta de 10 administraciones norteamericanas, desde Eisenhower a W. Bush, quien la intensificó hasta niveles increíbles.

A ello se suman en los últimos años numerosos fenómenos naturales adversos como resultado del cambio climático, entre ellos una prolongada sequía sentida en toda la ínsula, especialmente en la zona oriental, afectando los cultivos, la producción ganadera y las zafras azucareras.

Para paliar o evitar esos daños la Revolución desarrolló numerosas obras hidráulicas, algunas aún en ejecución, y que requirieron de enormes inversiones.

A la vez el país sufrió lluvias intensas y el azote de varios huracanes de mediana y alta intensidad que provocaron numerosos daños a viviendas, instalaciones industriales y a la población.

Súmese a lo anterior el aumento galopante del precio mundial del combustible y el incremento del costo de los alimentos, que ha llevado a gastar en este último rubro cientos de millones de dólares para asegurar la canasta básica de la población. Se estima que en el presente año esta cifra supere los mil 500 millones de dólares, para un 20 por ciento de crecimiento con relación al 2007.

Este recuento explica el enorme esfuerzo hecho para mantener las conquistas revolucionarias, incluidos los aumentos en los salarios y en las pensiones de la asistencia y seguridad sociales, a fin de mejorar gradualmente las condiciones de vida de un número considerable de personas.

En las condiciones de guerra económica imperial, Cuba mantiene también en ascenso los presupuestos dedicados a educación y la salud pública y logra índices en ambas esferas superiores a los alcanzados en algunas naciones del mundo desarrollado.

Por todo ello se impone la necesidad de trabajar duro e inteligentemente, como ha pedido el Presidente, General de Ejército Raúl Castro, y de tener confianza en las potencialidades que tiene un país que ha inscripto para siempre en sus banderas la soberanía y la felicidad del hombre como fines supremos.

Agencia Cubana de Noticias