A la susodicha señora le cayó muy mal que la reciente conferencia de esa entidad, realizada en Honduras antes del golpe fascista del pasado 28 de junio, derogara la cláusula que decretó en 1962 la separación de Cuba de dicho organismo por pretendida incompatibilidad del sistema político de la Isla con el concierto hemisférico.

Y ahora, por segunda vuelta, se escandalizó por el apoyo de la OEA al presidente constitucional hondureño, José Manuel Zelaya, la condena el golpe militar de derecha, y la exclusión de los usurpadores del llamado sistema interamericano.

En consecuencia, la calificada loba feroz echó mano a lo primero que le dictó su prepotencia ultraderechista, y presentó una enmienda ante el legislativo estadounidense para recortar los fondos que el imperio dedica al financiamiento de la OEA.

Salvando las distancias y las características de cada organización en particular, es el mismo “remedio” que en decenios anteriores aplicaron en Washington administraciones reaccionarias contra la ONU y la UNESCO, por ejemplo.

En efecto, estas últimas entidades mundiales enfrentaron en su momento recortes y demoras en los pagos de las cuotas de los Estados Unidos, y hasta amenazas del cese total de esas entregas financieras, a partir de que la ultraderecha yanqui llegó a estimarlas “instrumentos” de la izquierda global y de las naciones subdesarrolladas en su lucha por lograr metas de equidad universal.

No se puede olvidar que en el titulado Programa de Santa Fe, la Biblia política de los neoconservadores norteamericanos en los años ochenta, la ONU era considerada un foro maldito, lesivo a los intereses primordiales de los Estados Unidos, y por tanto susceptible de no recibir ni un solo dólar de Washington, o vérselas sin la membresía del imperio

Y, por supuesto, tan ilustre heredera de semejante aberración política e ideológica no podía reaccionar de otra forma ante una entidad como la OEA, que tradicionalmente no hizo otra cosa que inclinar la cerviz frente a cada orden de la Casa Blanca, de la cual recibe 60 por ciento de su financiamiento.

Para la Ros-Lehtinen, la OEA “está abandonando rápidamente sus principios fundadores”, y “con su acercamiento a la tiranía castrista y su apoyo a Manuel Zelaya…está perdiendo la credibilidad como entidad de apoyo a instituciones democráticas, de derechos humanos y el imperio de la ley.”

Así, la congresista solicitó el inmediato recorte de 15 por ciento en los fondos norteamericanos destinados a la agrupación interamericana, y propuso entonces elevar el financiamiento para la subversión continental, a la titulada Fundación Nacional para la Democracia (NED) como ente verdaderamente “positivo”.

Fundación que, entre sus recientes tareas, entregó millones de dólares al ex candidato presidencial republicano John McCain, destinados, nada más y nada menos, que a comprar influencias entre los partidos políticos de Honduras para implementar posiciones políticas afines a la derecha durante las campañas electorales de este año en esa nación centroamericana.

De manera que, a buen entendedor, pocas palabras.

Agencia Cubana de Noticias