La miseria en el mundo alcanzará un record histórico en 2009, ya que más de mil millones de personas -1.020 exactamente- sufrirán hambre, según estimaciones recientes de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
Eso implica que un habitante de la tierra cada seis sufre graves carencias alimenticias. En una espiral explosiva, en sólo dos años, esa cifra aumentó en 200 millones. La lucha contra la miseria y concentración de la tierra son dos polos de una contradicción planetaria casi irresoluble.
“Encontrar soluciones viables para confrontar el hambre en el mundo implica darle medios suficientes a la agricultura”, subraya Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), institución especializada del sistema de Naciones Unidas con sede en Roma.
Licenciado en Ciencias de la Universidad de Ibadan (Nigeria) y Doctor en Entomología agrícola de la Universidad de Kansas (Estados Unidos), Nwanze, ocupó durante diez años la dirección del Centro de Arroz para África, antes de ser designado -en abril pasado- a la presidencia del FIDA por los delegados de los 165 estados miembros, tras haberse desempeñado come vicepresidente de esa institución durante dos años.
Su filosofía al frente de dicho organismo internacional quedó expresada en el discurso de asunción: “Nuestros imperativos serán ubicar la agricultura al centro des las preocupaciones de los gobiernos, reducir la pobreza y el hambre y lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)”. Entrevista exclusiva realizada con Kanayo Nwanze en Ginebra durante una reciente reunión de alto nivel de instituciones de la ONU.
– De los 1.020 millones de personas que padecen hambre en el mundo, tres cuartas partes habitan en zonas rurales. En muchos casos, en países donde persisten formas de propiedad muy concentradas. Y en las cuales mucha gente no cuenta con tierra alguna a disposición. ¿Un problema irresoluble? ¿Una lógica completamente ilógica?
– Su pregunta es muy relevante. Es muy importante observar cual es el rol que juega la agricultura en el desarrollo histórico de las civilizaciones a nivel mundial. Sin ninguna duda, tanto Europa de los siglos pasados, como en China o India actual, constatamos que la agricultura estuvo y está en el centro del desarrollo. Ninguna nación logró realmente desarrollarse sin tomar en serio a la agricultura. Aún más, muchos países del Sur, y tomo el ejemplo concreto de varias naciones africanas, allí donde hay inestabilidad política casi siempre es donde no se asegura un mínimo crecimiento económico. Y en ese sentido, estoy convencido que hay que poner un gran énfasis en la inversión de la agricultura. Ésta debe estar al centro del desarrollo en el sentido amplio.
– Las cifras, sin embargo, muestran un avance sostenido de la miseria y el hambre en el mundo. Si la clave está en la agricultura pero no se materializan soluciones, se puede afirmar que se trata de falta de voluntad política. ¿Concuerda con esta visión?
– Absolutamente. Los gobiernos de los países emergentes deben asumir sus propias responsabilidades. Y deben asumir el desafío de impulsar la agricultura. Lo que implica dar respuesta al tema de la utilización de las tierras que tienen a disposición esos países.
Una gran parte de las cuales está en manos de un cierto número de privilegiados que no quieren entender que si no ponen sus tierras a disposición de una agricultura eficaz no habrá crecimiento de la producción y de la productividad. Generalmente, la existencia de tierras abundantes en manos de personas ricas que no piensan a la agricultura está ligada a gobiernos no realmente comprometidos en encontrar soluciones económico-sociales efectivas.
– ¿Qué prioridades concretas en tanto políticas de gobierno para salir de la miseria?
– Inversiones en infraestructura y en agricultura. En África, menos del 5% de la tierra está irrigada. Muchos agricultores dependen casi exclusivamente de la lluvia. Si no se invierte en irrigación es casi inimaginable cualquier mejora real. Insisto: a veces se olvida que el desarrollo de Europa se hizo sobre la base de la agricultura. A partir de allí se pasó a la agroindustria y luego a otras esferas. En África, ciertos países como Ghana han mejorado a partir de inversiones reales para la agricultura. Si vemos a nivel mundial, naciones pujantes como China, India, Brasil e incluso Vietnam, han avanzado priorizando sus agriculturas.
– Analizando las cifras de aumento del hambre en el mundo anticipadas recientemente por la FAO , pareciera que los Objetivos del Milenio definidos por la ONU y la comunidad internacional... ¿Cuál es su propia evaluación del cumplimiento de los Objetivos del Milenio?
– Es siempre muy útil tener objetivos claros. Y en ese sentido los Objetivos de Desarrollo del Milenio son importantes. En una primera etapa se dieron avances sensibles en muchos países en desarrollo, especialmente en África. Sin embargo, en aquel momento, nadie hubiera imaginado una crisis financiera y económica como la que confrontamos hoy. Realidad que amenaza el cumplimiento de dichas metas. En particular el ODM número uno que establece la reducción del hambre y la pobreza a la mitad hasta el 2015. Salvo algunas naciones, como China, no veo muy realista que otros países puedan lograr lo definido.
– Más que todo pesimista, entonces, en cuanto al cumplimiento...
– No pienso que se puede ser muy optimista... Aunque tampoco es bueno ser demasiado pesimista. Lo importante ahora es evaluar qué progresos podemos seguir logrando, dada la situación actual, acentuada por la crisis. Y es también significativo ver que hemos podido hacer algunos progresos. Y ser conscientes que en el horizonte del 2015, si no se llegan a cumplir todos los objetivos, al menos saber que hemos dado pasos decididos para apoyar a los sectores más necesitados.
– Uno de los Objetivos es el aumento de la cooperación al desarrollo del norte hacia al sur. Viendo que no siempre los países del norte están muy predispuestos a aumentos significativos, ¿cuál es su propia visión sobre este tema de tanta actualidad?
– Creo que el FIDA ha sido precursor en promover este aumento. Y hemos dado pasos significativos, en base a una muy buena relación de contrapartes, al interior de nuestro organismo, entre los países en desarrollo, los productores de petróleo y los desarrollados, que desde la fundación del FIDA nos han prestado su apoyo. La decisión común de definir un aumento del 67 % del financiamiento del FIDA para el período 2010-2012 atestigua este apoyo.
Otro elemento importante a destacar es la tendencia en aumento de la cooperación Sur-Sur, entre naciones importantes como China, India, Brasil y entre continentes. Pienso que todo esto nos permite ser optimistas. Acabo de participar en la cumbre del G8 de L’Aquila, en Italia. La decisión consecuente de apoyar con 20 mil millones de dólares la lucha contra la pobreza, especialmente enfocada en África, es una señal muy importante. Debo destacar el liderazgo del presidente Barack Obama en esta decisión y su demanda, a los otros gobernantes, de cumplir este compromiso.
Un nuevo esfuerzo de colaboración genuina Norte-Sur. Hay que recordar, sin embargo, que las crisis de la alimentación y ambiental son muy profundas. Y es importante clarificar bien qué es lo que necesita realmente el sur. Por ejemplo, los dirigentes africanos, deben mostrar su disposición a compromisos ciertos. Comprometerse activamente a responder a las prioridades de sus poblaciones, a promover el buen gobierno, a asegurar la transparencia total. Es importante que promuevan el marco correcto y adecuado para que esa cooperación definida por el norte sea efectiva y beneficiosa.
Prensa E-CHANGER, ONG solidaria presente en África.
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