En contra de la abrumadora mayoría de la opinión mundial, el presidente de EE.UU., Barack Obama, acaba de renovar la más vieja de las leyes en vigor en su país, que prohíbe “el comercio con el enemigo,” y Cuba aparece hoy, allí, como única nación bajo ese epígrafe.
Durante 17 años consecutivos la Antilla Mayor ha recibido el respaldo mayoritario de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), que en su edición del año anterior votó 185 a favor de suprimir el bloqueo, tres en contra y dos abstenciones.
¿Dónde queda la intención declarada de Obama de un "nuevo inicio" en relación con Cuba? ¿Cómo interpretar su campaña preelectoral respecto del "cambio", que ilusionó a una muchedumbre de norteamericanos, incluidos los de origen hispano y afro, amén de más de 30 millones de indocumentados sin derecho al sufragio?
La firma del presidente norteamericano mantuvo vigente para la pequeña nación caribeñana una vieja ley de 1917, que impide "el comercio con el enemigo". Cuba es el único territorio con esa condición desde 1963. Por tanto se mantiene intacto el bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, además de existir otras leyes que así lo disponen y recrudecen, especialmente la Ley Helms Burton, de 1996, y la Torricelli, de 1992.
El acto de Obama dimensiona su simbolismo porque ocurre apenas unas semanas antes de que la Asamblea General de la ONU vuelva a conocer por 18 ocasión el informe anual de Cuba acerca del tema.
Ese documento demuestra que hasta diciembre del 2008, la nación cubana ha sufrido daños directos del bloqueo por más de 96 mil millones de dólares, cifra que ascendería a 236 mil 221 millones de dólares si el cálculo fuera realizado a los precios actuales del dólar norteamericano, según el Informe a la Asamblea de Naciones Unidas.
Con sólidos argumentos y cifras, el texto cubano demuestra por qué tal cerco imperialista es ilegal y cruel, viola el derecho internacional y del pueblo, y constituye una trasgresión a la paz, al desarrollo y a la seguridad de un Estado soberano.
La acción de Obama ha impactado a la opinión pública mundial, reflejada en artículos y despachos de prensa. La agencia alemana DPA califica la prórroga de la vieja ley como sorpresa y decepción en América Latina.
Esa comunidad de naciones, en sus más recientes foros, ha reclamado a EE.UU. el levantamiento del bloqueo, en algunos de ellos incluso con la presencia del propio primer mandatario estadounidense.
Igualmente, diversos sectores y políticos prominentes de la nación norteña, en comunicación directa con la Casa Blanca y a través de declaraciones públicas, han recordado que las medidas del presidente Obama del 13 de abril referidas a los vínculos de cubanos residentes en EE.UU. con sus familiares en la Isla, como viajes y remesas, son limitadas e insuficientes, y la guerra económica permanece intacta.
El panorama en la ONU este año mostrará por primera vez a la actual administración en el triste papel de boxeador a punto de nocao, como consecuencia de la andanada de 17 macetazos propinados allí al bloqueo, que representa en toda su crudeza a la política basada en el odio irracional, alimentado por la impotencia de no poder doblegar la soberanía cubana.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter