El historial de la Isla en este campo es reconocido internacionalmente por la aplicación de programas para mejorar la desfavorable situación que encontró la Revolución en 1959, cuando apenas la superficie boscosa llegaba al 14 por ciento.

Por el contrario, el 80 por ciento de la tierra estaba en manos de solo el ocho por ciento de propietarios, y la expectativa de vida era de 61 años, de acuerdo con estadísticas poco confiables de la época, en que, además, la Academia de Ciencias recibía subsidio estatal incluido en el presupuesto del Ministerio de Justicia.

La idea sobre el desarrollo sostenible la promovió en 1969 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y fue tratada en la Conferencia de ONU sobre el Medio Ambiente, en 1972, en Estocolmo, con el concepto de que era posible crecer e industrializarse sin afectar el medio.

Pero mucho antes de ese año, cuando en la capital de Suecia se acordó la institución del cinco de junio, ya en Cuba la visión temprana del gobierno era la de proveer a la nación de científicos e ingenieros, realizar la campaña de alfabetización e introducir la investigación científica en las universidades.

Cinco décadas después, en los resultados científicos cubanos, sobresalen la estrategia sobre diversidad biológica, clasificación de los suelos, levantamientos geológicos, rehabilitación de ecosistemas, Atlas Nacional, y producción de biofertilizantes y biopesticidas.

Incluso, se cuenta con mapas de sismicidad, del modelo de desarrollo socioeconómico para las montañas, estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos, de fuentes renovables de energía y de investigaciones integrales en ecosistemas priorizados.

No obstante, y a tono con las nuevas realidades que imponen las sociedades de consumo, en Cuba se jerarquiza la introducción del Programa Nacional de Enfrentamiento al Cambio Climático, sobre todo en cuanto a peligro, vulnerabilidad y riesgo frente a eventos naturales extremos.

Este botón de muestra es sumamente revelador: expertos de ONU calculan que el riesgo de morir víctima de un huracán en Cuba es 15 veces menor que en Estados Unidos.

Agencia Cubana de Noticias