• El diario francés Le Monde vuelve a sacar a colación la desaparición en Beirut de Chebil Al-Ayssami, ex figura del Baas sirio que se pasó al bando de Sadam Husein en 1968. Su familia y el diario francés dicen que Al-Ayssami ha sido sin dudas secuestrado en Líbano por los servicios secretos sirios, que al parecer tienen muy buena memoria.

Le Monde publica tambíen un llamado de varios artistas sirios a «liberar Siria y recuperar el derecho a vivir y crear». El artículo incluye varios errores tendientes a denigrar la administración del presidente al-Assad y afirma que la actividad artística es inexistente en el país. Lo más importante es que el artículo no precisa que los takfiris que aspiran a tomar el poder se oponen a toda expresión del arte que no esté vinculada a la religión.

• En el diario suizo Le Temps, el número 2 del Ejército Sirio Libre, Ahmad Hijjazi, dice estar preocupado porque Bachar al-Assad pudiera comenzar en cualquier momento a utilizar armas químicas contra su propio pueblo. El tema de las armas de destrucción masiva ya había aparecido en el Washington Times, cuando este afirmó que una guerra contra la administración al-Assad permitiría terminar el trabajo comenzado en Irak y encontrar las armas de destrucción en masa que Sadam Husein escondió en Siria antes de la invasión estadounidense. Hace varias semanas que ese tema se está mencionando también en la prensa israelí, que incluso se alarmó por la escasez de máscaras antigás ante un posible ataque sirio. También se menciona en la más reciente edición del semanario Jane’s Defence Weekly.

• Olan Micalessin denuncia en Il Giornale que Hillary Clinton pretende aplicar a Siria su plan libio. Visto el resultado de la primera operación, la señora Clinton debería recordar el proverbio latino: Errare humanum est, perseverare diabolicum, o sea “errar es humano pero la persistencia es diabólica”.

• En Austria, el Kleine Zeitung dice sentir lástima por la pobre Asma al-Assad, ayer analista en la City londinense y hoy prisionera del «régimen» de su marido.

Il Libero se inquieta por lo que pudiera suceder a los miembros del contingente italiano de la FINUL si hubiese una guerra en Siria y estima que probablemente se convertirían en blanco del Hezbollah libanés.

• En España, el diario ABC observa la guerra mediática. Si las autoridades interrumpieron durante media hora la circulación por la carretera que conduce al aeropuerto es porque nunca hubo combates que cerraran esa vía. En ese mismo diario, Florentino Portero observa que la situación no es realmente una guerra civil ya que están implicados numerosos extranjeros y yihadistas provenientes de todo el mundo.

• En el Financial Times Europe, Michael Peel informa que la población de Damasco está comprando oro en previsión de una caída del valor de la libra siria.

• El neoconservador Amir Taheri, poseedor de una larga reputación de embaucador, afirma en el New York Post que Rusia e Irán pudieran aceptar la destitución de al-Assad si en vez de poner en su lugar al vicepresidente se pusiera a la vicepresidenta Najah al-Attar. El artículo no dice absolutamente nada que fundamente esa afirmación. Taheri inventa de paso que la Corte Penal Internacional está investigando a la señora al-Attar. Lo importante es tratar de sembrar la división entre los miembros de la administración siria proponiéndoles empleo.

The Saudi Gazette anuncia que el Consejo de Cooperación del Golfo ha pedido a los empresarios de la región que disminuyan sus relaciones comerciales con Rusia y que las dirijan más bien hacia la India y China, como castigo por la arrogancia de Moscú.

• Gareth Evans, ex ministro australiano de Relaciones Exteriores y actual presidente del tanque pensante de Georges Soros –el International Crisis Group– se desespera en las páginas de The Australian ante el final del consenso sobre la «responsabilidad de proteger». A los Estados del BRICS no les ha gustado que la OTAN la invocara ante el Consejo de Seguridad de la ONU para orquestar después un «cambio de régimen» en Libia. Brasil propuso que se enmiende ese concepto especificando que las grandes potencias tienen que mostrarse ellas también responsables cuando dicen proteger poblaciones civiles. No habrá acuerdo diplomático sobre Siria mientras no se llegue a un nuevo acuerdo sobre ese concepto.

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