La gran encrucijada de este vertiginoso aumento, calculado a ritmos de 100 millones anualmente en la actual centuria, es la producción de alimentos y el limitado acceso a ellos, vislumbrado cuesta abajo por la falta de apoyo de los estados poderosos para contribuir, al menos, a paliar tal situación.

Traspolado el asunto hacia nuestra región, hoy se estiman 49 millones de hambrientos, según datos ofrecidos por el Director General del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada en Chile en enero último.

Según esa organización de la ONU, el número de necesitados se acentúa en Centroamérica, donde la pobreza alcanza el 51 por ciento de la población, significativamente mayor a la de América Latina y el Caribe en su conjunto (33 por ciento).

La desnutrición, a su vez, afecta al 15 por ciento de los centroamericanos, muy por encima de la media regional de ocho por ciento, y los índices de desnutrición infantil también son superiores al promedio continental, en total, seis millones de seres humanos padecen hambre en este segmento poblacional.

"Es el momento para que América Latina y el Caribe se conviertan en el mejor socio del desarrollo de los países menos afortunados, utilizando el saber acumulado, y sus recursos técnicos y profesionales para apoyarse mutuamente", explicó Graziano da Silva.

El directivo ofreció al presidente cubano Raúl Castro toda la cooperación técnica y experiencia del organismo que encabeza en materia de seguridad alimentaria y desarrollo agropecuario, a tenor con la presidencia pro témpore de la CELAC que ocupa la Isla.

"Cuba es un país que tiene amplia experiencia en el combate contra el hambre y es de las naciones de América Latina y el Caribe que ya ha alcanzado con creces el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, relacionado con la erradicación del flagelo", afirmó Graziano da Silva.

Destacó asimismo las acciones que convierten a Cuba en uno de los principales actores de la cooperación, tanto en América Latina y el Caribe como en países de África, en áreas de la salud, educación y agricultura, entre otras.

Cuba fue de las primeras naciones en incorporarse al Programa de Cooperación Sur-Sur del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, mediante acciones en Cabo Verde, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Venezuela y los países del Caribe.

“Se ha convertido en ejemplo y esperamos que los demás países sepan imitar, especialmente a nivel de los organismos superiores, tales como la CELAC", señaló da Silva.

En este sentido el Presidente Raúl Castro destacó la importancia de seguir apoyando el proceso de desarrollo de Haití, y señaló que la situación alimentaria de esa nación es un problema continental en el cual todos los países deben ofrecer su apoyo para solucionarlo.

La Declaración Final de la Cumbre de CELAC recoge en uno de sus párrafos el reconocimiento de que la causa principal del hambre es la pobreza, y para enfrentarla “es necesario coordinar acciones relacionadas con la inclusión productiva de los pequeños agricultores familiares, el comercio internacional y el acceso a servicios públicos de salud y educación, entre otros, mediante el continuo apoyo de diferentes organismos, mecanismos y agencias regionales”.

Esta es la gran encrucijada a la que están encarados los países de nuestra área geográfica. Cuba, sin haber resuelto todos sus problemas, en la medida de sus posibilidades ha dado pasos para contribuir con ese objetivo de ayuda a otras naciones. Aunar voluntades y actuar, ese es el reto.

Agencia Cubana de Noticias