Las fuerzas armadas turcas prestaron nuevamente auxilio, el domingo 23 de marzo de 2014, a los grupos yihadistas del Frente al-Nusra (afiliado a al-Qaeda) y del Ejército del Islam (pro-saudita) que ya habían logrado penetrar en territorio sirio hace 2 días, también gracias al apoyo de fuerzas militares de Turquía, en el puesto fronterizo de Kassab.

Al intervenir en un mitin electoral, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan se felicitó de lo que calificó como «victoria» después de acusar a Siria de haber violado el espacio aéreo de Turquía, acusación desmentida por el gobierno de Damasco. «Un avión sirio violó nuestro espacio aéreo. Nuestros F-16 despegaron y abatieron ese avión. ¿Por qué? Porque si usted viola mi espacio aéreo, nuestra bofetada después será fuerte», declaró Erdogan.

Turquía, país que desde el inicio de la crisis siria acoge en su territorio las principales bases de retaguardia de los yihadistas que operan en Siria y las instalaciones de la OTAN desde donde se coordinan las acciones de esos grupos armados, ya no disimula su intervención militar en Siria.

Seriamente debilitado por los recientes escándalos de corrupción –entre los que aparece la revelación de sus vínculos con el banquero de al-Qaeda–, Recep Tayyip Erdogan está tratando de garantizarse el respaldo del ala más conservadora de su electorado recurriendo a un endurecimiento de sus posiciones oficiales, con la esperanza de minimizar las pérdidas de su partido en las elecciones municipales convocadas en Turquía para el 30 de marzo.