Nuevas manifestaciones han tenido lugar en Irán desde el 25 de junio de 2018. Al parecer, a pesar de ser geográficamente limitadas, han contado con la participación de los campesinos –ya presentes en las protestas de diciembre pasado– y de los comerciantes que participaron en las concentraciones de la «revolución verde» en junio de 2009.

Después del anuncio de la salida de Estados Unidos del acuerdo 5+1 (JCPOA), el presidente iraní Hassan Rohani aseguró haber previsto esa posibilidad y garantizó que la economía de Irán no se vería afectada.

Pero está sucediendo lo contrario: la moneda iraní (rial) perdió rápidamente la mitad de su valor, provocando un alza considerable de los precios de los productos importados y acentuando el desempleo.

Las nuevas protestas denuncian la abrupta caída de un nivel de vida ya anteriormente limitado. Los manifestantes ya no marcan al parecer una diferencia entre el presidente Rohani y el Guía, Alí Khamenei, y los dos son blanco de sus críticas. También han podido oírse consignas hostiles a los importantes gastos militares realizados en el exterior, incluyendo –por primera vez– eslóganes contra la implicación en Palestina.