El 5 de febrero de 2020, en su discurso ante los parlamentarios de su partido, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan designó como «elementos amigos» a las milicias turcomanas que componen el llamado Yesh al-Watani as-Sury («Ejército Nacional Sirio») y a los yihadistas de al-Qaeda aliados a diferentes facciones armadas locales que han conformado el grupo conocido como Hayat Tahrir al-Cham (Frente de Liberación del Levante).
Normalmente, nadie proclama vínculos de autoridad sobre los grupos no estatales a través de los cuales actúa, precisamente para no tener que asumir la responsabilidad por los actos perpetrados por esos grupos. En este caso, Hayat Tahrir al-Cham asesinó 4 oficiales rusos del FSB en la región siria de Alepo, el 1º de febrero.
Erdogan afirmó después que el despliegue de tropas turcas en suelo sirio es legítimo en virtud de los acuerdos de Adana. Ese documento puso fin, el 20 de octubre de 1998, a la anterior guerra turco-siria pero nunca fue publicado.
En este sitio web, publicamos una versión no confirmada [1] de esos acuerdos, en los que Siria renuncia a aportar ayuda al PKK (el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, creado en Turquía por el líder kurdo Abdullah Ocalan), que era en aquella época una organización prosoviética, y autoriza el ejército turco a penetrar 5 kilómetros en territorio sirio para eliminar la artillería kurda en caso de ataque de esta última contra Turquía.
Estimando que el actual PKK/YPG, hoy convertido en una organización vinculada a la OTAN, dispone actualmente de armamento más moderno, Turquía decidió unilateralmente extender esa autorización a una franja de 30 kilómetros de profundidad en suelo sirio cuando inició la operación militar “Manantial de Paz”, realizada del 9 al 22 de octubre de 2019.
Los acuerdos de Adana nunca autorizaron un despliegue militar turco en el conjunto de la gobernación siria de Idlib. Los acuerdos ruso-turcos alcanzados en Sochi, el 17 de octubre de 2019, y validados por Siria [2], sí incluían ese tipo de despliegue pero estipulaban también que todos los «grupos terroristas radicales» –incluyendo Hayat Tahrir al-Cham– tenían que retirarse de la zona desmilitarizada antes del 15 de octubre de 2018.
Turquía, al igual que Estados Unidos, nunca “pudo” diferenciar ni separar a los grupos armados «radicales» (yihadistas) de los «moderados» (supuestamente opositores democráticos). Al no haberse cumplido esa parte de los acuerdos de Sochi, las tropas de la República Árabe Siria emprendieron operaciones contra los grupos yihadistas que se mantienen en la gobernación siria de Idlib.
Durante su discurso, el presidente turco Erdogan mostró públicamente su militancia yihadista, haciendo con la mano (ver foto) el saludo que distingue a los miembros de la Hermandad Musulmana –matriz del yihadismo internacional– y dio al gobierno sirio un plazo, que expiraría el 28 de febrero, para que las tropas sirias se retiren de las localidades que acaban de liberar en la gobernación siria de Idlib más allá de la línea de alto al fuego de los acuerdos de Sochi.
Durante la tarde del miércoles 5 de febrero, un yihadista de Hayat Tahrir al-Cham realizó un atentado suicida accionando la bomba que llevaba en un edificio que albergaba militares rusos. Aún se desconoce el balance de ese atentado, perpetrado por uno de los «elementos amigos» designados por el presidente turco Erdogan.
Los hechos anteriores constituyen un viraje de la situación. Hace sólo 3 semanas, los jefes de los servicios secretos de Turquía y de Siria se habían reunido discretamente en Moscú para iniciar un proceso de paz [3].
Por otro lado, mientras las potencias occidentales seguían creyendo que las tropas del gobierno sirio tendrían que enfrentar la resistencia de la población de Idlib, el hecho es que la ofensiva siria ha liberado rápidamente alrededor de 15 localidades en esa región.
Por su parte, Estados Unidos expresó de inmediato su respaldo a Turquía, aunque se retiró toda operación conjunta con ese país. El 19 de enero, Turquía suspendió el traslado a Libia –iniciado en diciembre de 2019– de 30 000 yihadistas presentes en Idlib. Sólo 2 500 de esos elementos llegaron a abandonar Idlib.
En Moscú, al recibir varios embajadores extranjeros en ceremonia de entrega de cartas credenciales, el presidente ruso Vladimir Putin señaló que: «Por desgracia, la humanidad se ve de nuevo cerca de una línea peligrosa. Los conflictos regionales se multiplican, crecen las amenazas terrorista y extremista, el sistema de control de armas está a punto de ser abolido.»
Al parecer nos dirigimos, a corto plazo, hacia un conflicto entre Turquía, país miembro de la OTAN, y Rusia, miembro de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva).
[1] “The Adana Security Agreement”, Voltaire Network, 20 de octubre de 1998.
[2] «Memorándum para la estabilización de la situación en la zona de desescalada de Idlib», Red Voltaire, 17 de septiembre de 2018.
[3] «Rusia propone un acuerdo a Siria y Turquía», Red Voltaire, 15 de enero de 2020.
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