Estados Unidos ha clarificado su posición hacia Siria. Washington está autorizando ahora los países árabes a relacionarse con el gobierno sirio en interés de las poblaciones pero deben ‎abstenerse de normalizar sus relaciones con el presidente sirio Bachar al-Assad. ‎

Esta posición corresponde a lo que Brett McGurk, actualmente a cargo del Medio Oriente en el ‎Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, aconsejaba en Foreign Affairs en mayo de 2019 ‎‎ [1].‎

También coincide con lo que el presidente estadounidense Joe Biden aceptó durante su ‎encuentro personal con el presidente ruso Vladimir Putin, en Ginebra, en junio de 2021. ‎

Como resultado de la nueva actitud de Washington:‎
 una delegación gubernamental libanesa viajó a Damasco, donde realizó un consejo de ministros ‎conjunto con el gobierno sirio el 4 de septiembre;
 el 3 de octubre, el presidente sirio Bachar al-Assad conversó telefónicamente con el rey ‎de Jordania, Abdala II;‎
 el 20 de octubre, el presidente Assad sostuvo una entrevista telefónica con el jeque Mohamed ‎ben Zayed, presidente interino de Emiratos Árabes Unidos;
 el 9 de noviembre, el presidente Assad recibió en Damasco al ministro de Exteriores de Emiratos ‎Árabes Unidos, Abdullah ben Zayed (a la izquierda en la foto, con el presidente Assad);‎
 el 9 de noviembre, el ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Chukry, confirmó públicamente –‎en el Wilson Center de Washington–‎ que ya nada impide el regreso de la República Árabe Siria a la ‎Liga Árabe‎. ‎

[1«Hard Truths in Syria: America Can’t Do More With Less, and It Shouldn’t Try», Brett McGurk, ‎‎Foreign Affairs, mayo-junio de 2019.