El Reino Unido autorizó el despliegue en Ucrania de los llamados “Cascos Blancos”, o ‎‎“White Helmets”, la supuesta «Defensa Civil Siria» que operaba con fines de propaganda en las ‎regiones bajo control de los yihadistas que trataron de derrocar la República Árabe Siria. ‎

Después de su fundación por un ex oficial británico –James Le Mesurier, nombrado Caballero del ‎Imperio Británico–, los “White Helmets”, presentados como una «asociación ‎no gubernamental» surgida espontáneamente para socorrer a las «víctimas del régimen sirio», ‎fueron ampliamente dados a conocer por la firma publicitaria Analysis, Research and Knowledge ‎‎(ARK), contratista del ministerio de Exteriores del Reino Unido, y fueron generosamente ‎financiados por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Dinamarca, ‎Países Bajos, Canadá y Japón.‎

‎ Ocultando su origen y su financiamiento para no aparecer ante el público como lo que ‎realmente eran –una organización financiada por gobiernos occidentales hostiles a la República ‎Árabe Siria– y haciéndose pasar por una entidad humanitaria, los “Cascos Blancos” o ‎‎“White Helmets” se dedicaban a rodar videos falsos de propaganda contra el gobierno sirio, ‎acusándolo siempre de crímenes de guerra. ‎

Sin embargo, en diciembre de 2016, los «humanitarios» Cascos Blancos cortaron el suministro ‎de agua a los 5,6 millones de habitantes de Damasco –la capital siria– durante más de 40 días ‎‎ [1], lo cual constituye un crimen de guerra, e incluso publicaron un documento jactándose de ‎esa acción (ver foto). La mayoría de los supuestos “voluntarios” miembros de los ‎Cascos Blancos eran mercenarios de al-Qaeda o del Emirato Islámico (Daesh). ‎

Bajo la administración Trump, los Cascos Blancos se vieron excluidos de todo acceso al territorio ‎estadounidense, en virtud de las leyes antiterroristas de Estados Unidos. Pero el ex presidente ‎Barack Obama, ahora convertido en administrador de Netflix, convenció a esa firma para que ‎les dedicara un elogioso “documental”, que fue mundialmente divulgado. ‎

Después haber colaborado ampliamente con el terrorismo yihadista en Siria, los Cascos Blancos ‎fueron incluso propuestos como candidatos al Premio Nobel de la Paz. ‎

[1«Una “ONG humanitaria” corta el agua a 5,6 millones de civiles», Red Voltaire, 7 de enero de 2017.