Se pretende decir ahora que hay una campaña de satanización de la mafia contra el ex-procurador José Ugaz, pero él ha tenido que reconocer que recibió esos dineros. Que los haya depositado en el Banco Sudamericano no disminuye lo insólito de dólares sin compromiso escrito y encima fondos de la dictadura delincuencial de Kenya Fujimori. Menos que luego con su amigote Diego García Sayán "regularizaran" su situación contractual.
Orgullosamente debo decir que no formo parte de ninguna mafia, ni ayer ni hoy ni mañana. En cambio creo que va a ser muy incómodo para cierta gentuza responder cuál era su oposición al oscurantismo que derramaban copiosamente
desde las cumbres del poder Kenya Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos.
Por ejemplo, Diego García Sayán y su mina de oro, esa chacrita capta-dólares llamada Comisión Andina de Juristas contrató con Dellepiani mandamás en el Poder Judicial un supuesto asesoramiento que jamás ha visto la luz. Uno de los comisionados para finiquitar los trámites fue nada menos que el hoy Defensor del Pueblo, el mediocrísimo Walter Albán. ¿Donde está pues la lucha democrática de García Sayán? La verdad es que este señor es un representante típico de la izquierda caviar del Perú: con el discurso dicen una cosa, con los cheques que gozan y disfrutan, hacen otra. Su paso por el ministerio de Relaciones Exteriores no pudo haber sido más desastroso, fue un canciller torpe, falto de imaginación y cuando la usaba producía dislates de marca mayor. Lleno de condecoraciones fatuas y convencionales como de hojalata y anémico su recipendiario, García Sayán es amigote de Ugaz desde hace mucho tiempo.
¿Cuestionar un dinero del Estado en manos de un largamente cómplice del gobierno inmoral es montar una campaña de desprestigio? ¿No será que hay temores y convenios realizados para acomodar actuaciones y culpas anteriores, los que apostrofan hoy a todo aquel que se atreva a inquirir sobre Ugaz?
En el Perú nadie tiene corona, salvo aquellos que se guarecen en las prescripciones y de eso sabe mucho un ex-presidente oportunista.
¡Aquí no hay mafia que valga! ¡Hay que investigar a Ugaz y también a todos quienes han sido sus cómplices, como es el caso de García Sayán y sus "regularizaciones" hechizas! Además, las mafias están tan vivas como antes, sólo que su orientación ha cambiado de manos y los actos de dolo, crimen y robo siguen impertérritos en sus comisiones lesa humanidad y contra el Perú.
Han cambiado las moscas, pero la porquería sigue siendo la misma.
Noten que los poderosos intereses de la prensa radial, escrita y televisiva tienden a tratar a Ugaz con guante blanco. ¿Por causa de qué? El dueño de un diario, hijo de un ex-senador, estuvo en una reunión con otros amos empresarios repartiéndose con el malogrado Oscar Dufour los beneficios tributarios para sus respectivas parroquias. ¿De qué libertad de prensa hablan? ¿De la que proclama Ivcher y cacareaban sus antiguos alabarderos Viaña, Arteaga, Iberico, García, los mismos que después acabaron con puntapiés en el trasero y sin dólares compra-consciencias? ¡Pamplinas!
Los delitos no se pueden regularizar y a quienes los han cometido hay que meterlos en chirona así tengan apellidos compuestos o amistades en los altos pagos del poder insolente e incólume que maneja al Perú desde hace 180 años.
Por una vez, los periodistas debían ser valientes y no gonfaloneros de causas inmorales y profundamente sucias.
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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