¿Qué tan grande es la influencia del abogado Enrique Ghersi que, convenientemente no aparece, pero sí mantiene una añeja e inconfundible amistad con Federico Salazar para que este taradócrata convierta a un presunto violador en víctima de las denuncias fundadas de la señorita Sandra Rossi? Sandra ha sido valiente y su actitud es de una idoneidad a prueba de balas, es un ejemplo de una persona digna y respetable, por donde se la mire. En cambio, Jorge Mere aparece en el noticiero Buenos Días y dice que no sabe nada, que no bebe alcohol, que es una víctima. Santa paloma cuyo crimen estriba precisamente no sólo en ser un perfecto niño bien sino en considerarse ajeno a una legislación que debería encerrar a esta clase de sujetos de por vida.

Como en la Comisaría de San Borja no se aceptó la denuncia por no tener competencia (sí la tienen para delitos de menor monta pero rentables) Sandra logró su aceptación en Surco. Allí fue sometida a la pericia psicológica y física y un capitán de apellido Ruiz se permitió, refiriéndose a Rossi, la siguiente expresión en las barbas del comisario Origgi: es primeriza......hay casos peores ¿Es esa la actitud que aguarda la ciudadanía de los supuestos custodios del orden y la moral? ¿Con qué autoridad juzga la gravedad del caso un capitán que no está preparado para una evaluación de esta naturaleza?

Quiero reclamar públicamente que aparezcan las pericias psicológica y física de Jorge Mere. ¿O es que no se hizo ninguna de éstas? ¿y si no se llevaron a cabo los exámenes, pregunto por causa de qué no se hicieron? Por la magnitud del delito denunciado, es más que evidente que el sospechoso podía haber mostrado señas físicas. Sin embargo, nada de esto se ha dicho. La opinión pública demanda un esclarecimiento completo sobre este particular, sobre quienes intervinieron en el tema, abogados y policías y cómo es que hasta ahora se ocultan estos procedimientos que sí se realizaron en el caso de la señorita Rossi.

Federico Salazar pretende convertir a un niño bien en un agredido por las señoras, que no bebe pero no recuerda nada, que es inocente pero todos saben en el Perú cuánto vale la justicia y cómo se la sufraga u orienta, empezando por policías verdugos que confunden su rol de investigación con torturadores que se ensañan con quienes denuncian a violadores que parecen tener patente de corso porque estas dudosas licencias se compran con unos pocos dólares que siempre serán muchísimos para quienes ganan sueldos míseros. Ante cámaras aparece Jorge Mere limpio, limpiado y sin mácula. El no hizo nada, es víctima de la habladuría de una señorita cuya feminidad demuestra un corazón de tremendo valor y ejemplo.

Aquí hay que investigar hasta las últimas consecuencias y señalar con el
dedo acusador esta clase de maniobras exculpatorias y mediáticas. Una vez
más, el Canal de la mafia, el 5, con su alfil reciclado, Federico Salazar, incurre en una subversión de la realidad: a pocos días del suceso, sin haberse concluido las indagaciones exhaustivas, este sujeto ya presenta como varón sin tacha a un joven que no mira a los ojos porque se muere de vergüenza y porque sabe que lo denunciado es absolutamente cierto. Y todo el dinero del mundo, ni los Salazares o los Ghersis alcanzan para comprar la dignidad de una señorita tan admirable como Sandra Rossi.

¿Hasta cuándo los medios de comunicación seguirán siendo tribunales que inculpan o exculpan a los poderosos? Imbéciles hasta la médula, estos comunicadores no se han puesto a pensar que hoy son otros los recipendiarios de la injusticia y el flete de sueldos abultados logra cualquier cosa, hasta la negación misma de un mínimo sentido de ecuanimidad y decencia. Este es un caso flagrante.

Es hora de romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.