El primero es que no venga la guerra. El segundo deseo es que se elimine de la faz de la tierra el fanatismo, el odio y el terrorismo. Y el tercer deseo es que la justicia y la verdad se impongan sobre la mentira la arbitrariedad y la maldad. No sería mucho pedir si los hombres fueran mas hijos de Dios, que es como debiera ser.

Pero no podemos engañarnos con sueños e ilusiones. La guerra viene. Y está al doblar de la esquina porque así conviene a los intereses del gobierno de los Estados Unidos. La estrategia que desarrolla desde la Casa Blanca el Presidente Bush fue dictada por su asesor político Karl Rove, una cara que poco se ve en los primeros planos pero cuyas opiniones son las que más cuentan. Según Rove, la guerra, bajo el socorrido argumento de que hay que luchar contra el terrorismo en todos los frentes, es un instrumento político en manos del Presidente para ser usada lo mismo para ganar unas elecciones en el país que para reforzar la posición de súper potencia en el mundo que actualmente tiene Estados Unidos después de la desaparición la Unión Soviética.

Todo comenzó con el ataque terrorista sorpresivo e injustificado del once de Septiembre que hirió profundamente el orgullo norteamericano. Un nuevo Pearl Harbour. La repuesta fue la guerra en Afganistán para capturar "Vivo o muerto" a Osama Bin Laden. Y como el terrorista musulmán no parece por ninguna parte, ni vivo ni muerto, hay que hacer la guerra en cualquier parte, da lo mismo que sea en Irak, que en Irán que en Corea del Norte, pero hay que hacer la guerra de todos modos y a como de lugar para ganar elecciones e imponer al mundo las voluntad suprema de la Casa Blanca. Así de simple.

Nuestro primer deseo para el año que entra a las doce y un segundo de esta noche es que la paz se imponga sobre la guerra. Es pedir que la sensatez no ciegue al hombre aunque de guerra y de paz se viene hablando en el mundo desde que el hombre salió de las cavernas.

El segundo deseo está relacionado con el primero. Porque ha sido el terrorismo fanático con sus acciones el mejor pretexto que han tenido los guerreristas para impone al mundo su volunta suprema. De manera que no es nada nuevo de que los "extremos se tocan". Ahí tenemos el caso del Medio Oriente donde los terroristas palestinos con sus bombas indiscriminadas le sirven de pretexto a extremistas judíos para llevar adelante su "Terrorismo de Estado". El odio y el fanatismo también existen en el mundo desde que el mono se hizo hombre. Caín mató a Abel - dice la Biblia - cegado por el odio.

Nuestro tercer deseo para el año dos mil tres es que la justicia y la verdad se impongan sobre la mentira y la maldad. La justicia no es solo la que castiga a los que violan las leyes. Justicia es también el equilibrio social donde los ricos no debieran ser tan ricos ni los pobres tan pobres, que esa desigualdad es la que tiene al mundo en permanente convulsión.

En cuanto a la verdad y la mentira, habría que pedirle cuentas a la prensa porque es precisamente en los medios de información donde se deforma la verdad para hacer creer al mundo lo que quieren y más conviene a los que controlan los periódicos, la radio y las cadenas de televisión. Me temo que ese deseo nuestro de que la verdad se imponga sobre la mentira en el año que nos viene encima, es algo así como un sueño de una noche de 31 de diciembre. Pero hay que pedir hasta lo imposible porque en definitiva soñar no cuesta nada.

Los optimistas dirán que hay un mundo de paz por delante y que la voluntad de Dios se impondrá sobre la insensatez de los hombres. Ojalá que así sea. Pero dudamos que la humanidad aprenda la lección que nos dicta la historia. Nunca mas cierto aquel sabio refrán que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Entramos en un nuevo año. Pedimos por la paz, por la justicia y por la verdad. No importa que toquemos en vano en la puerta de los tercos. Hay que seguir adelante como si los hombres fueran buenos, como si el mundo fuera distinto como si el porvenir nos debiera la victoria. ¡Feliz año 2003!