Mientras más tiempo pasa, y más aún cuando se repiten criminales actos de terrorismo indiscriminado como el que acaba de ocurrir en Indonesia donde murieron cerca de 200 personas inocentes, mas dudas se acumulan en la opinión pública mundial sobre la política de guerra contra Irak que se despliega por el Presidente Bush desde la Casa Blanca.

Una nueva y trágica etapa surgió en el mundo cuando el once de septiembre del pasado año se produjo el atentado irracional y fanático contra las Torres Gemelas de New York perpetrado por un grupo suicida de terroristas musulmanes irracionales cuya cabeza principal es el desquiciado Osama Bin Ladén.

El fatal acontecimiento nos obliga a llegar a conclusiones muy exactas y correctas si de verdad lo que se desea es acabar con el mal del terrorismo y no utilizarlo como pretexto para llevar a cabo políticas de conveniencia que no conducen a la solución del problema, o que por el contrario, contribuye a empeorar la situación para el mundo civilizado.
A la primera conclusión a la que hay que llegar es a definir de una manera diáfana que el hecho de que Osama Bin Ladén sea árabe y musulmán de religión, eso no significa que todos los árabes y musulmanes sean terroristas.

La generalización conduce a prejuicios, a la discriminación racial que es lo que sucedió cuando el nazismo hitleriano apuntó hacia los judíos como los causantes de todas las desgracias de Alemania.

Está mas que identificado que Osama Bin Ladén y su pandilla de Al Qaieda son los responsables de los actos terroristas que se han perpetrados en Estados Unidos y ahora en Indonesia y que por ser así fue que se desató la guerra contra y a las acciones militares en Afganistán.

Pero las cosas cambiaron después. De la guerra contra Osama Bin Ladén, que ni ha sido capturado vivo ni muerto como era la proclama - al estilo del viejo Oeste americano del Presidente Bush- se pasó a enfocar a una guerra cortar Irak y se quiso hacer olvidar que el verdadero objetivo era Bin Ladén. Para presentar a Saddam Hussein como al enemigo a exterminar. Se ha perdido la credibilidad en una justa causa para que se piense que lo que interesa a Estados Unidos es el petróleo de Irak. El Presidente Bush apunta para el Morro y quiere dispararle a la Cabaña.

Ha tenido que ser el propio enemigo Osama Bin Ladén con su reaparición en la escena y con el acto terrorista de Indonesia el que ha puesto las cosas en su lugar. Por mucho que el olor del petróleo Iraquí le haga la boca agua a los señores de la guerra que merodean la Casa Blanca, está bien claro para el mundo que un ataque militar contra Irak - por mas pretextos que se inventen- podrá ser una sublime obsesión del Presidente Bush pero esa, y el mundo lo sabe, no es la solución al conflicto planteado por el terrorismo.

La opinión pública mundial se resiste ante la política guerrerista de Washington. La coalición contra el terrorismo ya no existe. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas Estados Unidos no cuenta nada mas que con Inglaterra y en la opinión pública de Estados Unidos ya comienza a mirarse con sospecha lo que el resto del mundo sabe, que Osama Bin Ladén sigue vivo y dando guerra. Y que el Presidente Bush con su obsesión contra Irak está en la guerra equivocada.
Parece que los que no fueron a Viet- Nam no aprendieron la lección.

¡Al colegio señor Presidente!