Quizás uno de los programas más populares de la televisión cubana, allá por la década de los años 60 fue una sátira humorística que con el nombre de "San Nicolás del Peladero", recogía las incidencias que se sucedían en un poblado de ficción donde el tema de referencia era los trajines de la vieja politiquería de los forros y las trampas que siempre terminaban en el fraude electoral para burlar la voluntad popular.

En San Nicolás del Peladero votaban los presos de la cárcel y hasta los muertos del cementerio. Las urnas se rellenaban con boletas falsas. Los llamados "votos ausentes" eran manipulados por los "Sargentos políticos" y al final, cuando no bastaba con las trampas realizadas, se robaban las urnas para darle la victoria al candidato escogido de antemano por la camarilla gobernante.

El humorista Carballido Rey, que escribía los libretos de "San Nicolás del Peladero" no ubicaba el poblado en ninguna parte. Dejaba a que la imaginación del televidente lo situara en cualquier lugar, porque en definitiva lo que allí ocurría podía suceder en cualquier ciudad o pueblo del continente americano.

Pero cuan lejos de pensar estaba el escritor que las incidencias imaginadas por su mente creativa, se iban a producir en la vida real, muchos años mas tarde en una ciudad de los Estados Unidos y que serían personas de origen cubano los protagonistas mas destacados de estas deleznables prácticas electoreras que si no fueran tan dañinas a la misma esencia de la democracia, nos harían reír a carcajadas como si estuviéramos viendo por televisión una nueva versión, aumentada y corregida al estilo de "San Nicolás del Peladero".

Pues sí señor. Aquí estamos en pleno SigloXXI en la ciudad norteamericana de Miami contemplando en la vida real, un espectáculo tan bochornoso, que hemos pasado a ser la burla de todo el país y el mundo. Y más allá de Estados Unidos, la noticia de los fraudes electorales miamenses voló por los cables de las agencias noticias y las cadenas de televisión con sus imágenes transnacionales, también se encargaron de proclamar a Miami como la ciudad políticamente más corrupta de toda la unión americana.

En Cuba, a principios del siglo XX cuando los Partidos tradicionales, el "Liberal" y el "Conservador" se disputaban el poder en comicios también tramposos, el Partido que perdía, lo mismo a la buena que a la mala, salía en protesta encendida a proclamar su inconformidad con una frase que ha pasado a la historia de toda una época: "Aquí hace falta que vengan los americanos".

Pues bien. No estamos en Cuba en los tiempos de Menocal y José Miguel. Quizás estemos peor. Y los que viven en Miami, que es una ciudad de Estados Unidos ya están pidiendo a gritos: ¡Qué vengan los americanos! Que venga a Miami el Ex Presidente Carter de su Centro de Atlanta, como va a supervisar elecciones en América Latina, o que vengan a Miami los alguaciles federales de Washington, o que venga el que sea, porque es una vergüenza lo que ha ocurrido aquí en las pasadas elecciones.

"San Nicolás del Peladero" se quedó corto. Y como van las cosas, esto no lo salva ni los americanos. ¡ Pobre Cuba si estos son sus salvadores!