Era tradición muy criolla, desde los viejos tiempos del teatro vernáculo cubano, que en medio del silencio de una función, cuando la actuación de un artista, actor o cantante no era del agrado de la concurrencia, interviniera un inconforme espectador que desde lo mas alto y recóndito de la tertulia del teatro, lanzaba una sonora y elocuente trompetilla provocando la risotada general del público.
Una elocuente trompetilla resonó ayer cinco de Agosto en el malecón habanero dedicada con todos los honores a los ridículos payasos que desde Miami estuvieron por días proclamando a todos los vientos que se iba a formar la de "Pancho Alday" frente al litoral, con cientos de miles de cubanos en revuelta multitudinaria exigiendo la inmediata renuncia del gobierno cubano en pleno.
No faltaron algunos vocerillos que desde las emisoras de radio de Miami vaticinaran, eufóricos de optimismo, que hasta la cabeza de Fidel Castro pudiera rodar por las calles de La Habana ante el empuje arrollador de los titulados líderes opositores trasmutados, de pacíficos disidentes en aguerridos combatientes.
Pero el malecón de La Habana estuvo en el día de ayer, cinco de Agosto tan sereno y tranquilo como estuvo la mar. Pudiéramos decir que la cacareada revuelta fue "Un sueño de una noche de Verano". Por allí no se presentaron ni el ex marxista Elizardo ni el "hipócrita cristiano " Payá ni el Vladimiro hijo de Blas. Los "Tres Jinetes" de allá bien que saben cabalgar con pies de plomo y no se iban a dejar "embarcar" por los jinetes de Miami muy dados a la gritería radial pero que a la hora de los mameyes, como dicen los guajiros no pasan del "cranque" a cautelosa distancia.
Ni apareció frente al litoral la flamante Marina del Almirante Sánchez, ni volaron los aviones del "Capitán Araña" ni desembarcó la infantería del Mariscal Fabián. El Almirante esta vez no tiró flores al mar. Las cambió por candelitas artificiosas con permiso de los americanos. El piloto se quedó en tierra y la infantería se conformó con recorrer las calles de Miami - más seguras que el malecón - o se encadenaron en la Antorcha de la Amistad para terminar comiendo suculentos sandwiches en el restaurante Versalles celebrando con un apetitoso toque gastronómico la ridícula jornada.
Los voceros de la radio, desde los de Mambí con su Pérez a la cabeza, y la otra Pérez la de QBA, con las proclamadas 149 organizaciones del exilio intransigente y las 40 que convocaron desde la isla a la "batalla del cinco de Agosto, no fueron capaces de movilizar en el malecón habanero ni los clásicos "cuatro gatos", que es lo menos que se hubiera podido esperar.
Por lo visto nada aprendieron de la lección del caso del niño Elián González cuando se embarcaron en aquella aventura en la cual no podrían obtener nada mas que derrotas. De nuevo tomaron deseos por realidades. Y como dice el popular refrán, "siempre pasa lo mismo cuando sucede igual".
Y como en esta "guerrita" del cinco de Agosto en el malecón habanero, los muertos y los heridos gozan de perfecta salud, hay que celebrar en grande. Para la ocasión, una oportuna y sonora trompetilla. Brrrrrrrr.
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