Venezuela sigue en las noticias opacando un tanto lo que acontece en Ginebra donde siguen las maniobras diplomáticas auspiciadas por Estados Unidos encaminadas a condenar al gobierno cubano por supuestas violaciones de los derechos humanos. No es la primera vez ni será la última que Washington utiliza toda su influencia- poderoso caballero don dinero - para que países que tienen hasta buenas relaciones con Cuba tengan que doblegar la cerviz en Ginebra para complacer una política selectiva sobre los Derechos Humanos, política que todo el mundo sabe que está motivada por razones de antagonismo de Washington contra La Habana y no por verdaderas preocupaciones humanistas.
En Venezuela se siguen aclarando las cosas. Los periódicos y las cadenas de televisión se han visto obligados a explicar por qué el día del golpe y cuando las masas populares indignadas salieron a las calles a pedir el regreso de Chávez al poder hicieron silencio cómplice. Ni los periódicos se publicaron por instrucciones de sus propietarios ni las cadenas de televisión informaron lo que estaba ocurriendo en el país. Pretendían crear un vacío de información para que le pueblo no supiera que Chávez tenía respaldo popular más que suficiente como para retomar el poder que le habían arrancado los golpistas por la fuerza.
Ya se sabe bien claro del apoyo que se le dió al golpe de Estado por el gobierno de Estados Unidos. Y así lo señala la prensa en casi todos los periódicos del continente americano. Hasta el travieso Andrés Oppenheimer lo reconoce hoy en su columna titulada "Patinazo de Estados Unidos en Venezuela".
Las aguas están cogiendo su nivel en Venezuela, aunque la procesión de revancha de los que perdieren va por dentro y amenazan con volver a las andadas, quizás no con otro golpe de Estado, sino con algo peor, el asesinato de Chávez.
Mientras tanto, en Ginebra, en Ginebra se alinean las mismas fuerzas que se oponen a los cambios sociales en el continente y siguen trajinando votos y voticos para condenar a Cuba, como si nadie supiera que esa condena decretada desde Washington es para complacer sus socios políticos de la derecha cubana de Miami. Es por eso que ya nadie los toma en serio. Porque esa política selectiva de denuncia contra Cuba en materia de Derechos Humanos está viciada de origen. ¡Por hipocresía!
¿Quién obtendrá la victoria en Ginebra? ¿Habrá comprado Washington los votos necesarios - porque de eso se trata de comprar votos - para intentar humillar a Cuba y opacar la mancha sucia de una derrota en Caracas como la que se produjo al lograr el pueblo de Venezuela restaurar a Chávez en el poder?
Mañana sabremos. Y como dijo Escarlet O’Hara la protagonista de la novela "Lo que el viento se llevó", Mañana, mañana, será otro día".
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