El brasileño Sergio Vieira de Mello

En la tarde del 19 de agosto del 2003, una poderosa bomba escondida en un camión destruía la sede de las Naciones Unidas en Bagdad (Irak), matando al brasileño Sergio Vieira de Mello y a veintidós otras personas, entre las cuales se encontraban sus más próximos colaboradores y algunos visitantes. La potencia de la carga explosiva fue tal, que provocó un cráter de cinco metros de diámetro y dos de profundidad. La deflagración fue suficientemente fuerte para volar la oficina de Sergio Vieira de Mello distante de 15 metros. La mayor parte de las víctimas murieron al instante, pero el Alto Comisionado sobrevivió a este primer golpe para fallecer algunas horas más tarde en el hospital a consecuencia de sus múltiples heridas. Como lo han asegurado muchos testigos la bomba explotó precisamente, en el momento en que el Alto Comisionado entraba a su oficina.

Este atentado conmovió al establishment diplomático y humanitario en el mundo entero. No era la primera vez que un funcionario internacional de alto rango era asesinado en el ejercicio de sus funciones por la Paz, pero no se había visto algo semejante desde 1961, fecha en la que el sueco Dag Hammarskjöld, Secretario General de la ONU en aquella entonces, moría en la explosión de su avión en Rhodesia, antigua colonia inglesa en África. Un accidente que nunca fue elucidado.

Funerales en Ginebra
Foto Sandro Cruz
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En Ginebra (Suiza), sede de muchas instituciones internacionales y en primer lugar capital mundial de los Derechos Humanos de la ONU, el choque y la consternación eran muy grandes. Los empleados de dichas instituciones internacionales organizaron una marcha de protesta por las calles de la ciudad, mientras que la organización erigía un monumento a la memoria de todos los caídos en misión.

Numerosas hipótesis han sido evocadas para explicar este atentado que no ha sido reivindicado hasta hoy día por nadie. La Autoridad de Ocupación estadounidense lo ha atribuido a los terroristas de Al-Qaïda infiltrados en Irak. Otros han invocado a los partidarios del déspota derrocado Sadam Hussein y su temida Guardia Republicana. También se ha pensado en un acto de resistencia civil contra la ONU, cuyo Secretario General Kofi Annan nunca condenó claramente la agresión y la ocupación de los Estados Unidos en Irak. También se ha pensado en un golpe bajo de la CIA.

Sergio Vieira de Mello era un hombre elegante, de buen vestir, daba mucha atención a su imagen y prestancia. Se preocupaba también mucho por su condición física y su look. Asiduo miembro de los clubes de fitness. Era también un hombre brillante, simpático, espontáneo, de fácil acceso. Se había hecho conocido por su calidad de reconciliar a los enemistados. Su talento: saber encontrar el consenso entre los beligerantes, un gran «reparador diplomático».
También era un funcionario prudente, evitando meticulosamente de entrar en conflicto con las grandes potencias. Es por esa razón que Vieira de Mello suscitó tanto la admiración en su trabajo a favor de los refugiados como la frustración por su comportamiento en defensa de los Derechos Humanos. Al contrario de Mary Robinson, la antigua Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, quien era muy apreciada por las ONG, por su coraje, su franco hablar para denunciar los abusos de los «Grandes».

Sergio Vieira de Mello, en cambio, fue incapaz de algo parecido, mostrando su debilidad ante la razón de Estado. Su gran capacidad venía de la experiencia que poseía en brindar ayuda a las personas desplazadas y a los refugiados.

Designado por Kofi Annan como Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Vieira de Mello fue confirmado a esta función por la Asamblea General de la ONU en octubre 2002.

El brasileño nunca pudo comprender ni imponerse frente a los múltiples desafíos jurídicos de su función. Es algo que puede explicarse de la siguiente manera: Él venía de una experiencia con los refugiados, sobre todo en campos de estos situados en zonas de conflicto. Ser Alto Comisionado en Derechos Humanos de la ONU implicaba un conocimiento en derecho jurídico internacional especializado, cosa para lo cual no estaba formado.

En marzo 2003, poco antes que los Estados Unidos ataquen a Irak, Sergio Vieira de Mello efectuó una visita al presidente George W. Bush y a su consejera nacional para la seguridad, Condoleeza Rice, en Washington. A pesar que ningún comunicado fue publicado después de este encuentro, numerosos observadores estimaron que fue en ese momento que la Casa Blanca (White House) solicitó sus servicios para que sea el representante de la ONU en Irak, una vez la guerra (invasión) finalizada.

Los Estados Unidos habían descartado la candidatura del francés Bernard Kouchner a consecuencia de la oposición del gobierno francés a la guerra. Para la Casa Blanca, el brasileño era la persona indicada. Siempre había sido un funcionario internacional conciliador. ¿No fue él quién resolvió los problemas humanitarios después de las masacres en Timor Oriental y la Guerra del Kosovo sin cuestionarse jamás las causas de estas desgracias?

Después de su viaje a Washington y una vez de regreso a Ginebra, sus colegas y consejeros estaban muy consternados por sus ingenuas declaraciones al semanal ginebrino Info Dimanche.
Sergio Vieira de Mello había declarado en dicho periódico que el presidente Bush le había asegurado que el Ejército de los Estados Unidos no torturaría en Irak, pero que sería muy duro o daría malos tratos a sus enemigos. ¡Los expertos jurídicos tuvieron que explicar al Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, que malos tratos o dureza de trato era de todos modos una cierta forma de tortura! Cómo se dice en lenguaje popular: ¡Bush le había vendido la burra!

Último homenaje a Sergio Vieira de Mello en una iglesia en Ginebra, Suiza, sede mundial de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas
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Sin embargo, algunos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (principalmente Rusia, Francia y China), que no habían dado su aprobación para la operación «Libertad en Irak» (invasión de Irak), no tenían la menor intención de avalar ni de aceptar el nombramiento de Sergio Vieira de Mello, -un funcionario de la ONU de alto rango-, en Irak para que lo administre, ya que esto significaba para ellos una cierta manera de legitimar la ocupación estadounidense por las Naciones Unidas. Estos países querían mantener una presencia solamente humanitaria en Irak y no política, en es sentido aceptaron que llegasen medicinas y alimentos a Irak.

Pero va a ser entre la estrecha brecha existente entre lo político y lo humanitario que Sergio Vieira de Mello pasará. Apoyado por los Estados Unidos, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos abandona su puesto en Ginebra para inmiscuirse en el caso iraquí. En un duelo político en el Consejo de Seguridad a Nueva York, Kofi Annan logra imponer y comisionar a Sergio Vieira de Mello para que vaya a Irak, pero acompañado de un adjunto, el libanés Ghassan Salamé, antiguo ministro de Cultura.

El motivo: vigilancia reciproca. La instalación de Sergio Vieira de Mello en Irak decapita la central de Derechos Humanos en Ginebra, la cual privada de su máximo jefe, suspende toda iniciativa.

En un primer momento, Vieira de Mello se liga de amistad con los respectivos administradores británico y estadounidense, John Sawers y Paul Bremer III. Su complacencia con las fuerzas ocupantes de la Coalición desató fuertes tensiones no solamente con su adjunto Ghassan Salamé, sino también con su país de origen. Efectivamente el presidente brasileño «Lula» manifestó su irritación frente a la postura casi permanente a favor de las tropas de la Coalición, como lo dio a conocer el diario brasileño O Estado de Sao Paulo mediante su corresponsal Jamil Chade, último periodista a entrevistar a Sergio Vieira de Mello.

A pesar de todo esto, Vieira de Mello tomó conciencia de la realidad iraquí y multiplicó las preguntas y explicaciones a la Coalición. En el momento que fue asesinado, terminada la redacción de un informe muy alarmante. El informe estaba destinado al Secretario General de la ONU Kofi Annan y sería dado a conocer ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en el mes de septiembre 2003. Sergio Vieira de Mello notaba en su informe el tremendo abismo de apreciación que había entre el caos iraquí y las declaraciones aseguradoras de la Coalición.

En estas condiciones ¿Quién lo ha matado? El modus operandi del atentado supone una organización de tipo militar, con una sincronización implicando informadores en los edificios adyacentes. La acusación del USA Central Command contra supuestos partidarios de Usama Bin Laden infiltrados no es posible. De una parte porque los ejecutores estaban instalados sobre el mismo lugar del crimen y porque la existencia misma de la organización Al-Qaïda nunca ha sido demostrada. Declaración manipuladora que tiene como objetivo de afirmar que la situación local está bajo control salvo cuando elementos exteriores se entrometen para generar terror.

Info Domingo 16 marzo 2003
Sergio Vieira de Mello: "Bush me ha prometido que los Estados Unidos no torturarán".

Según David Halliday, un quaker irlandés que representó las agencias humanitarias de la ONU en Irak hasta el año 1998 y que fue nominado al Premio Nóbel de la Paz, asegura que la Organización es detestada por los iraquíes. La razón es muy simple: sus funciones han sido pervertidas por los Estados Unidos y el Reino Unido en este país por más de diez años. Dando de esta manera a la ONU el rol de verdugo de muchos abusos e injusticias, como el embargo a Irak que mucho afectó a la población civil o su incompetencia frente al problema Palestino. Para David Halliday esto hace muy factible que el atentado haya sido perpetrado por los iraquíes y le parece incluso muy sorprendente que estos no hayan combatido la ONU desde mucho antes.

Este severo análisis es confirmado en todos los aspectos por el diplomático alemán Hans von Sponeck, sucesor de David Halliday en Bagdad. Comentarios que dejan abierta la puerta a las hipótesis de los partisanos del antiguo régimen de Sadam Hussein como a la resistencia nacional contra el invasor.

Queda la pista estadounidense y esta pista no puede ser olvidada en la medida en que ciertos atentados a la bomba que han sido perpetrados en Irak, lo han sido por una facción militar estadounidense partidaria del caos y de la contra-insurrección. Es el caso, según la agencia de noticias iraní Mehr News del asesinato del Ayatolá Baqer al-Hakim en la ciudad de Nadjaf en la explosión que hizo 82 muertos y más de cien heridos el 7 de agosto 2003.

El origen de todo esto sería el rechazo de Sergio Vieira de Mello de seguir avalando y legitimando graves abusos en Irak. Efectivamente, el representante especial del Secretario General de la ONU acababa de enterarse del desfalco de los fondos del Tesoro iraquí por Paul Bremer III, en flagrante violación de la resolución 1483 de la ONU (ver nuestra investigación: «Bush y Bremer desfalcan 5,700 millones de dólares de los fondos del Tesoro iraquí» ).

Esta última hipótesis o versión de los hechos cuenta con el respaldo del Informe de Expertos Independientes de la ONU, expertos encargados de investigar la seguridad que recibió el personal onusiano en misión en Irak. Este grupo constata que las fuerzas militares de Estados Unidos en dicho país han voluntariamente faltado a sus obligaciones las más elementales para asegurar la protección necesaria a Sergio Vieira de Mello.

Actualmente no sabemos con exactitud quien ha asesinado a Sergio Vieira de Mello, pero cualesquiera que sea la respuesta una cosa es segura, ésta es completamente incompatible con los discursos oficiales.

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Sergio Vieira de Mello nació en Brasil, a Río de Janeiro el 15 de marzo de 1948. Realiza estudios en Paris, en 1974 recibe el título de Doctor en Filosofía de la Sorbona. En 1985 Doctor en Letras y Ciencias Humanas. Pero es en el año 1969 que él iniciará su carrera de funcionario internacional al servicio de las Naciones Unidas. Lo encontramos especialmente en el Alto Comisionado Para los Refugiados -ACNUR- (1969-80). Consejero político de la Fuerza de la ONU en el Líbano (1981-83), continua su carrera subiendo en la jerarquía onusiana vinculada con la problemática de los refugiados (1983-93). Encargado de las misiones para el Secretario General de la ONU en ex-Yugoslavia (1993-94) para alcanzar el puesto de Adjunto ante la japonesa Sadako Ogata, quien preside el ACNUR, la más grande organización de refugiados en el mundo. En 1998 es nombrado Administrador de las Naciones Unidas en el Timor Oriental (1999-2002) para posteriormente ser designado por Kofi Annan Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Su nominación es aprobada por la Asamblea General. Es en el transcurso de su mandato que él parte para Irak donde es asesinado a los 56 años de edad. Sergio Vieira de Mello dedicó treinta y cuatro años de su vida al servicio de las Naciones Unidas.