Si Estados Unidos tiene un interés mayúsculo en la sustitución de cultivos para erradicar la producción de hoja de coca, ¿por causa de qué no compra con excelentes precios promocionales la cosecha completa por los próximos 20 años? Así el agricultor y campesino no padece de hambres y tampoco malogra sus campos con fumigaciones pasajeras que lo único que hacen es promover la búsqueda de nuevos lugares para esta misma siembra porque es el modus vivendi de los campesinos de muchos sectores del Perú.
De ese modo, Estados Unidos participa en la corresponsabilidad del gran problema del narcotráfico. No es sólo que la producción de hoja de coca sea la materia prima, hay un narcotráfico e innumerables mafias criminales que hacen del consumo de la cocaína una danza de miles de millones de dólares. Si el campesino tiene capital suficiente, con gusto migra hacia otros cultivos porque el tema es básicamente económico y ambiental.
¿Para que seguir con Devida, una institución nefasta plena en panzones y angurrientos burócratas a quienes sólo interesan los dólares que perciben como sueldos y la erradicación a las buenas o a las malas de los sembríos de hoja de coca? Unos pocas decenas de vivos no pueden seguir dando el mal ejemplo de vasallos serviles de políticas norteamericanas que han probado ser un fracaso completo.
En buen romance: si se establece una compra justipreciada, el agricultor declina esta práctica porque tiene capital y se orienta por otras especies. Así, uno de los afectados se incluye en la solución, no aniquilamiento, del problema y nuestro hombre del campo no pierde su dignidad lugareña y tampoco su identidad con la madre tierra.
Entonces todos ganan sin sometimientos y con un sentido patrio de construcción para el futuro
De poco o nada valen las amenazas, ya con los cocaleros en Lima, que haga el matón Rospigliosi. Afirmar que los cocaleros promueven un “narco-estado” es una imbecilidad que sólo permiten todos aquellos a quienes interesa mantener una situación injusta como la actual: unos pocos ganan mucho y otros millones se mueren de hambre en la desesperanza y la falta de porvenir como país.
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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