Los argolleros, especialistas en lanzarse elogios y flores entre sí porque pertenecen a grupos de interés muy bien financiados, no se cansan de repetir que el ex-ministro, el matón Rospigliosi, sabe poner los puntos sobre las íes y que “habla fuerte”. No recuerdo haber leído ni un sólo enjuiciamiento crítico de éste sobre San Dionisio Romero. Tampoco sobre Tambogrande; mucho menos en torno a Camisea; con respecto a Yanacocha y su costumbre de prostituir cuanto toca merced a poderosos dólares. Nunca cuestiona el status quo. Más bien, según varias denuncias, se ha aprovechado de él en beneficio de su partido usando a la PNP.
Hay que preguntarse si la terquedad de Rospigliosi para dejar la cartera del Interior fue motivada por su intensísimo amor al edificio de Corpac o porque tenía mucho que coordinar antes de dejar sus instalaciones.
Nadie en su sano juicio podría estar en contra de las agrupaciones partidarias. Y que hagan cuanto les venga en gana siempre y cuando no quemen edificios, asesinen gente o dilapiden los fondos del .......¡Estado! ¿Cómo es eso que el inner circle del ex-ministro estuvo compuesto de burócratas de todo pelaje pero que antes han pertenecido a Conapa, Devida? ¿Cómo es eso que ha seguido, con la contumacia del bruto, contratando con Proética de su amigote José Ugaz, el procurador de Fujimori?
¡Ningún ministerio o dependencia pública puede o debe estar al servicio particular y fenicio de ninguna persona así sea un matón como el de marras o un oportunista que hoy dice que no es lo que ayer fue y merced a lo que viajó por todo el mundo, publicó sus compilaciones que llama libros y demás adefesios intelectualoides! ¡Quién lo haga, con voz fuerte o modales de patán de nuevo cuño, no es más que un vividor y exaccionador de los dineros del pueblo! ¡Y no hay frasecita o membrete vistoso que disimule semejante crimen!
En el Perú el vivo abusa del tonto y éste vive de su trabajo. Que otros silencien para elogiar es pura conveniencia deshonesta generada por intereses comunes de toda índole: desde servicios no personales, hasta mamarrachos que llaman asesorías y contrabandos que hacen pasar como genialidades para satisfacer egos particulares.
En estos últimos años se produjo un festival de corrupción a troche y moche. ¿Alguien ha escuchado alguna crítica “fuerte” del señor Rospigliosi? El ladrido siempre será un ladrido y la mentira, mentira. No es más hombre quien grita más o pone el gesto adusto, cuando tiene 20 guardias personales, para darle ánimo. ¡De ninguna manera!
Un dato que grafica el “patriotismo” de Rospigliosi: se opuso por todos los medios a la compra de las fragatas Lupo. Y aunque eso ya camina por otras avenidas, hay que preguntarle en nombre de ¿qué intereses? ¡Y no vengan a decir que hablaba por los pobres a quienes su novísimo credo derechista desprecia y considera como poco menos que carne de cañón y servidumbre degradada al servicio de los que “mandan”!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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