Publicó ayer 25 La República, bajo el epígrafe La Clave, un yerro atribuible más que a la torpeza a una profunda y vituperable ignorancia de la historia del Perú. Habló este diario del “Tratado de Ancón de 1929”, convenio que no existe porque el que lleva ese nombre se firmó entre Perú y Chile el 20 de octubre de 1883 y con un protocolo complementario como tratado de paz luego de la infausta Guerra del Pacífico.

No sólo eso. Afirmó en las líneas siguientes que si Chile y Bolivia acordaban alguna hipotética salida al mar por Arica, debían luego consultar con Perú en virtud del Artículo 1º del Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 que dice a la letra: “Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales.”

Quiere decir que cualquier decisión sobre un milímetro de Arica tendrá que ser con previo acuerdo sobre los términos, alcances, duración y formas en que esta eventualidad pudiera tener ocurrencia. No es que Chile presente al Perú decisiones tomadas con terceros países, sino que un trato antelado, enhebrado en sinergia tiene que incluir la decisión soberana de ambos países: Perú y Chile, ningún otro. Por tanto, desde 1929, nada ha ocurrido sin que nuestros países hayan dado su consentimiento o negativa expresos.

En buen romance, no es que Chile pueda disponer de Arica y luego informar al Perú, sino que primero tendrá que ponerse de acuerdo con Perú. No es de ningún otro modo como lo da a entender la ignara e irresponsable publicación de La República.

Ayer martes 25 me tomé el trabajo de hablar con una redactora de la sección que produjo esta barbaridad lesa historia. La colega entendió y convino conmigo en que la mejor avenida de una aclaración era que remitiese material alusivo. Así lo hice, pero leyendo hoy La República, doyme cuenta que hay contumacia en el error. Lo cual es inadmisible en éste o cualquier otro medio de comunicación.

A pocos días de celebrar el 75 aniversario del Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 que finiquitan cuanto se refiere a los diferendos limítrofes con Chile, hay que recordar a las nuevas promociones lo que fue la historia del Perú. Honrar la memoria de los mártires que dieron su sangre por la patria y su heroísmo en defensa de nuestras tierras y tradiciones. ¡Quienes así no lo hacen, en nombre de una supuesta globalización que elimina la historia y sus enseñanzas, se convierten en agentes de la ignorancia y de los más oscuros como inconfesables propósitos!

Cuando un pueblo se une para recordar críticamente entonces arriba por lo menos a una conclusión: ¡el Perú es posible! Porque respeta los tratados internacionales y porque el del 3 de junio de 1929 aún contiene temas inconclusos en Arica que hay que notificar. ¡La patria se defiende, la patria no se vende!

Por eso, escolares, trabajadores, gobernantes, diplomáticos, políticos, periodistas, amas de casa, universitarios, peruanos todos, el 3 de junio es un día importante, marca y seña refundadora, piedra de toque, espoleo de nuestras mejores y más valientes voluntades creadoras de un Perú libre, culto y justo.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos el poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!