Uno de los ecosistemas más biodiversos del mundo, los Andes tropicales, septentrionales, páramos o bosques de neblina, más conocido como la Serranía piurana, está a punto de ser destruido por la codicia, egoísmo e ignorancia de las Mineras Newmont de Estados Unidos y Monterrico Metals de Inglaterra.

En lo alto de nuestra paradisiaca Serranía piurana, se ubican las cabeceras de las cuencas de nuestros principales ríos, estas zonas albergan el mayor conjunto de lagunas del país y, por sus especiales particularidades climatológicas, actúan como refrigerantes de nuestro tórrido clima, además de ser reservas acuíferas de vital importancia. Estos altos páramos y bosques de neblina viven su propio proceso evolutivo y aún esconden prodigiosa biología endémica que puede ser la cura de grandes flagelos de la humanidad.

Especies únicas en el mundo, registradas ya como en vías de extinción por la Unión Mundial para la Naturaleza y por el D. S. 013-99 AG (tapires de altura, osos de anteojos, pavas aliblancas, musaraña del páramo, gato andino) y que ya no existen en otras latitudes, superviven en esta agreste bioregión, aun plena de vida silvestre.

Sin embargo las Mineras Newmont de Estados Unidos y Monterrico Metals de Inglaterra han elegido el Norte de Perú para destruirlo, escogiendo para ello a testaferros vendepatrias como Minera Majaz, han comenzado ya a escribir la crónica de un homicidio masivo. Es lamentable que ignorantes congresistas elegidos por nosotros escriban apologías mineras en diarios parcializados a modelos insostenidos. La monetaria agresión de los viles mineros está comprando conciencias por doquier y a pasos acelerados. ¿Venderemos nuestra tierra por un puñado de monedas, a gobiernos que sólo están interesados en el fulgor del oro?

El gobierno regional aprista prepara ya diversos eventos para dar a conocer los beneficios de la minería a tajo abierto, los beneficios de matar nuestra suprema herencia natural insustituible y, a cambio, crear plásticas obras, humanas e intrascendentes.

El hombre es un estúpido que corta la rama del árbol que le da fruto.