La más importante conclusión a que llega la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso sobre la Convención del Mar, dice lo siguiente: “Dada la trascendencia que traerá al país la adhesión del Perú a la Convención del Mar, esta Comisión propone que se le consulte al pueblo soberano, origen y fin de toda nuestra soberanía. Esto es, recomienda que para su aprobación se aplique el primer párrafo del Artículo 206 de nuestra Constitución Política, que estipula que deberá “ser aprobada y ratificada mediante referéndum”, el que podría realizarse en ocasión de las elecciones generales que se efectuarán el año 2006”.

La consulta al pueblo soberano es un mandato constitucional.

No es potestad de las ONGs encargadas de pagar a los propagandistas de la prisa por firmar la adhesión a la Convemar, tampoco de los juristas rentados por quienes desean saltarse a la garrocha el Artículo 54 de la Constitución y mucho menos de todos los vendepatria que han pretextado que con la Convemar se arreglaba el problema pendiente de delimitación marítima con Chile.

¡Este es un triunfo de la razón y una derrota, sin atenuantes, de todos aquellos que no aciertan a comprender, con Francisco García Calderón que afirmó en 1878 que atentar contra la integridad de cualquier porción del Perú es traición a la patria! ¡Así de simple!

¿Qué dice el Artículo 54?

“El territorio del Estado es inalienable e inviolable. Comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo, y el espacio aéreo que los cubre.

El dominio marítimo del Estado comprende el mar adyacente a sus costas, así como su lecho y subsuelo, hasta la distancia de doscientas millas marinas medidas desde las líneas de base que establece la ley.

En su dominio marítimo, el Estado ejerce soberanía y jurisdicción, sin perjuicio de las libertades de comunicación internacional, de acuerdo con la ley y con los tratados ratificados por el Estado.

El Estado ejerce soberanía y jurisdicción sobre el espacio aéreo que cubre su territorio y el mar adyacente hasta el límite de las doscientas millas, sin perjuicio de las libertades de comunicación internacional, de conformidad con la ley y con los tratados ratificados por el Estado.”

Veamos el Artículo 38

“Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”.

¿Escucharon señores de La República? Los legiferantes de la Comisión de Relaciones Exteriores han invocado preceptos constitucionales para que el pueblo verifique o rechace la adhesión del Perú a la Convención del Mar. ¿A cuento de qué esa sublime estupidez de decir que ya no es necesario el referéndum?

¿O La República está contra la Constitución? Y si es así, ¿qué esperan los del Congreso en tomar cartas en el asunto? Alguna vez, La República fue un diario que se leía por cientos de miles porque levantaba los grandes temas nacionales y nacionalistas. ¿Hay alguna simetría en su alicaída presencia en los pagos populares y su manifiesta rebeldía anti-constitucional?

¿Cuáles son las prisas?

Dicen algunos capituleros que hay urgencia en adherirse a la Convención del Mar. ¿Será que por eso pretendieron hacer creer que ésta sirve para resolver el tema de la delimitación marítima con Chile?

Tiempo atrás escribimos: “Ni el Perú necesita adherirse a la Convención del Mar para delimitar su frontera marítima con Chile ni es menos cierto que el país del sur “ ha rechazado expresamente el sometimiento de cualquier controversia relativa a la delimitación de las zonas marítimas entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente a los procedimientos obligatorios conducentes a soluciones obligatorias previstos por la Convención”.

Es decir: Chile no va a negociar NUNCA en términos de la Convención del Mar a la que ellos han adherido con esta negativa específica y de la que el Perú no requiere para tratar con este país.

Surge entonces la pregunta: ¿qué intereses representan quienes sostienen que hay que suscribir la Convención? Yo me atrevo a decir que una fundamental: ¡la de la ignorancia insolente! Si Chile nos dice, de antemano, por adelantado y desde que ellos suscribieron la Convención, que NO la usarán, para cualquier controversia relativa a la delimitación de las zonas marítimas entre Estados con costas adyacentes, ¿qué absurda pertinacia es la de quienes insisten en matrimoniar una cosa con otra? Recuérde que Perú y Chile tienen costas adyacentes.

Sólo un bruto, estadio inferior inmediato de la ignorancia, puede hacer de la terquedad y no perseverancia, una virtud a la inversa. La novia que queremos cortejar nos dice no, en castellano, inglés, alemán, francés y ruso. ¡Y nosotros pretendemos hablarle en quechua aún cuando sabemos que su respuesta, avisada y pública, siempre será el NO rotundo!”.

Consulta al soberano

Si, en un tema tan delicado por sus múltiples implicancias y probables claudicaciones en favor de las transnacionales que pagan a juristas, propagandistas y voceros de toda laya, no hay la voz del soberano, vía el referéndum, todo está viciado y se convierte en una simple traición a los preceptos constitucionales. ¡Por eso y no por otra razón, al haber encontrado diferencias irreconciliables entre lo que propone o establece la Convemar y la Constitución peruana, es que los parlamentarios han suscrito un dictamen en favor del referéndum, previas votaciones calificadas!

¡Vamos a ver si los aventureros que reciben medallas por victorias militares de otros países se atreven a ir a la plaza pública a pedir el apoyo ciudadano! ¡Sería interesante que vayan a Tacna! ¡Ha poco, en Piura, dos de esos fueron vapuleados en un debate abierto!

El tema es simple: hay que consultar al soberano y para eso se necesitan de cartas cívicas y probadas trayectorias democráticas. Y ni las ONGs financiadas por la Fundación Ford, de denunciada proximidad a la CIA, ni los mercachifles criollos, van a impedir lo que el derecho de las gentes exige como condición indispensable para una reforma constitucional: ¡su pronunciamiento vía el voto!

Que El Comercio se asuste y que ahora La República impulse una posición anti-constitucional, ya no extraña. Total, hay globalizaciones que pagan muy bien, y el patriotismo es un tema de cuánto se tiene en la faltriquera. ¡Qué lamentable!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!