Nuestro país tiene el dudoso aporte original de haber convertido la “negociación” del Tratado de Libre Comercio, TLC, en un Tratado de Sumisión Perpetua, TSP. No sólo nos hicimos los bobos, con vulgares explicaciones burocráticas, con respecto al veto norteamericano sobre el asesor Correa, no sólo de Colombia, sino también de Perú y Ecuador, sino que si los gringos piden 5, ¡nosotros con solicitud de cortesanas, ofrecemos 40!

¿Qué están “negociando” Ferrero, de la Flor y otros, tan secreto y fundamental, como para obligar a los empresarios a firmar un documento de confidencialidad? Ni los ecuatorianos o colombianos han cedido a semejante disparate. ¡Aquí no se está negociando nada! ¡Se está comprometiendo, vía el Tratado de Sumisión Perpetua, TSP, a un país con 28 millones de habitantes! Quien concede, no negocia. Quien otorga, no discute. Simplementa da y da.

¿Cómo es posible que Estados Unidos se dé el lujo de objetar a un especialista por el hecho de ser un acreditado defensor del derecho de los pueblos a sus creaciones intelectuales? ¿Y que encima, otros dos países, Ecuador y Perú, se amparen en cobardes explicaciones leguleyescas para quitar el cuerpo a una posición de principios? ¿Se necesita ser más papista que el Papa para ganar la bendición norteamericana?

De la Flor, otro que tendrá que ser investigado a posteriori, dice que como Estados Unidos no exporta azúcar, hay interés de los importadores en ese país, por lo tanto ya no sería sensible para el Perú proteger esa actividad agro-industrial. ¿No sabe o no le conviene decir a De la Flor que Estados Unidos no exporta azúcar porque sólo le basta exportar los componentes básicos de la sacarosa, como la fructuosa, y sino que lo digan las empresas mexicanas que viven del cultivo de la caña de azúcar y que están al borde del colapso?

Tengo la más firme impresión que este TLC, perdón TSP, Tratado de Sumisión Perpetua, y sus sospechosas confidencialidades, prisas a la carrera, tienen que ser revisadas al milímetro. ¿Quién o quiénes están empujando un tratado que compromete el destino del Perú con sus 28 millones de habitantes, de manera tan vergonzosa y vasalla? ¿Son consultores y consultorías allegadas a quienes están en el convite? ¡Es importante que se aclare este tema lo antes posible, para evitar desaguisados vendepatria!

¿Acaso no hay un derecho constitucional que preceptúa la transparencia a cualquier clase de tratado internacional? ¿Cuál es el derecho al secreto de ciertos pelanduscos y aventureros que a nadie consta que trabajen por el Perú y de repente sí para sus empresas particulares u ONGs o gobiernos de ultramar? ¡Todos los convenios que firma el Perú, son puestos sobre la mesa! ¡Y si no es así, entonces hay un gato encerrado! ¡Y si esto es de ese infame modo, habrá que declarar nulo el TLC o su equivalente, TSP, echarlo a la basura y encarcelar a sus fautores!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!