¿Alguien en su sano juicio, se atreve a pensar que el Congreso, o mejor dicho, la mayoría de sus integrantes, tiene voluntad de vacar al presidente Toledo? ¡De ninguna manera! Por su propia supervivencia, en medio del lodazal o potrero que es la política, el Poder Legislativo sólo apuesta por seguir mamando de la ubre del Estado porque nunca hay atrasos y además, dicen, los problemas seculares del Perú no tienen arreglo.
¡No hay un solo tema de fondo que legitime al Congreso en su supuesta representación popular! He allí la paradoja vulgar de unos señores y señoras que se sienten tuertos en país de ciegos y que además reciben un pago abultado por lo poco, mísero, que hacen diariamente. La fundamental ocupación del Parlamento es la de sobrevivir, flotar en la ciénaga inmoral que es la agenda política feraz en la producción de escándalos impunes y de robos institucionales por decenas de miles de millones de dólares.
¿Investiga el Congreso la concesión del Aeropuerto Jorge Chávez y el, según fuentes de alguna credibilidad, NO pago de Lima Airport Partners, LAP, de los fondos que debía al Estado peruano por tener el primer terminal aéreo del país? ¡Por supuesto que no! Pero sí asisten muchos de sus integrantes cada vez que LAP brinda un cóctel muy bien regado para celebrar que están poniendo mangas y una que otra alfombra para los pasajeros. ¡Como si esto fuera una bondad y no un deber para una empresa que ha embudinado al Perú con un aval por 125 millones de dólares!
¿Acaso se ha pronunciado el Parlamento con respecto al escape de gas acontecido en Túpac Amaru, Echarate, Valle de La Convención-Cusco, que ha dañado el medio ambiente en instalaciones que tienen menos de dos años de antigüedad? ¿Sólo llamarse Camisea constituye patente de corso y blindaje hercúleo para cometer atrocidades contra nuestras poblaciones del interior? ¡Claro, esto está muy lejos de Lima y su barbarie!
¿Va a repetir este Congreso lo que su par chileno, hace un par de años, hizo, aprobando el TLC con Estados Unidos, sin mayor protesta y embarcándose en una suerte de supraconstitución favorecedora, en todos los niveles, a las transnacionales con sus tribunales ad hoc y su poder infinito? ¡Pero, si de los 120 parlamentarios, 115 no saben siquiera qué es un TLC! ¿Es posible pedir alguna ciencia o conciencia a estos señorones de a US$ 10 mil al mes?
Si acaso existieran las condiciones para vacar al presidente Toledo, no sería la suerte del mandatario la que preocuparía a quienes están en el Congreso. ¡Por favor! Ellos están concentrados en seguir pasando por la caja mensual que sufraga el resto de los peruanos. Es obvio, que no se trata solo de falta de vocación política para acometer un hecho sumamente delicado, sino que es también un tema de bolsillos angurrientos.
Decía González Prada: el Perú es un organismo enfermo, donde se aplica el dedo, brota la pus.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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