El presidente argentino Néstor Kirchner ha emitido en los últimos días una serie de declaraciones fuertemente críticas sobre la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sus integrantes y sus opiniones sobre la situación de la libertad de prensa en la Argentina.

La SIP es un organismo privado interamericano que funciona desde 1942 y está integrado por propietarios y editores de diarios y revistas de todo el continente y que se autoadjudica la potestad de investigar y clasificar el estado de la libertad de prensa en las Américas.

En días pasados una comisión de la SIP que visitó Argentina, compuesta por su presidente actual Alejo Miró Quesada (director del diario El Comercio de Lima) el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Gonzalo Marroquín (Guatemala); los ex presidentes de la organización Edward Seaton (EE.UU.), Danilo Arbilla (Uruguay); Roberto Rock (México) y Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa; emitió un “preinforme” sobre la situación de la prensa en la Argentina en el que se emitieron duras opiniones respecto al gobierno argentino y la libertad de prensa. Este preinforme fue complementado con declaraciones de los integrantes de la comisión, en el tono de “El presidente Kirchner preferiría un gobierno sin diarios."

Esta declaración ha provocado una dura respuesta del presidente, emitida en distintas ocasiones durante la realización de actos públicos.

Durante el acto en el que se entregaron a la Justicia archivos secretos de la SIDE sobre el atentado contra la AMIA sostuvo el presidente: "Lo digo con absoluta firmeza: en la Argentina las libertades son absolutamente plenas, tanto como para pensar totalmente diferente como para decir lo que uno piensa".

La SIP "está emparentada con el doctor (Claudio) Escribano (subdirector del diario La Nación), quien tanto se ocupó por la libertad de prensa durante la pasada dictadura, y por los periodistas desaparecidos...", agregó con ironía.

"Cuando había periodistas detenidos, periodistas desaparecidos, periodistas torturados, periodistas extorsionados, ahí (realmente) no había libertad de prensa en la Argentina", dijo en referencia a la última dictadura. Y negó que su administración limite la libertad de expresión.

Afirmó además que "ser gobierno no significa callarse la boca y aceptar y ser más amplio porque uno por ahí no coincida con lo que diga determinado medio" y advirtió que "si yo no estoy (de acuerdo) con un medio por más diarios que puedan vender se lo voy a decir". "Lo importante es decir lo que uno piensa y no ver cómo queda parado mediáticamente, porque así fue en la Argentina durante mucho tiempo", dijo en alusión a los años 90 y a su estilo de comunicarse directamente con la gente a través de sus discursos, sin la intermediación de los periodistas.

Durante un acto en la Casa Rosada, donde anunció la construcción de una cementera en su provincia, Santa Cruz, el jefe de Estado volvió a criticar el documento de la SIP, y a la propia organización y sus integrantes.

Allí explicó que Danilo Arbilla, integrante de la comisión de la SIP que está en la Argentina y ex presidente de esta institución, fue jefe de prensa del ex presidente uruguayo Bordaberry y que continuó siéndolo durante los 11 años de dictadura en Uruguay, durante la cual “se persiguió, torturó y mató a ciudadanos uruguayos”.

Asimismo leyó un artículo de prensa del diario “La República” dónde se afirma que los periódicos uruguayos que integran a la SIP son los de propiedad del Opus Dei y la Secta Moon y que el resto de la prensa de ese país se ha retirado de esta organización.

Dijo Kirchner: "No puede ser que quienes vengan a decir cómo funciona la libertad de prensa son aquellos que para imponer sus ideas mataron, asesinaron y secuestraron".

"A mí me hubiera gustado que quienes se encontraron un poco azorados por lo que dije del doctor Claudio Escribano -insisitió Kirchner- estudien quiénes vinieron a custodiar la libertad de prensa en Latinoamérica".

Estas declaraciones fueron complementadas por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien defendió la posición oficial. En declaraciones a Radio 10, negó que el Gobierno esté "obsesionado" con la crítica del periodismo y enfatizó que "es la diatriba y la mentira" lo que molesta al Presidente.

Esta situación parece ser parte del enfrentamiento que los nuevos gobiernos de corte progresista en Sudamérica vienen teniendo con los medios privados de comunicación. Una situación producto sobre todo de la resistencia de estos gobiernos a permitir que se mantenga la influencia directa de los dueños de los medios en las acciones de gobierno (incluidas las distribuciones de las pautas publicitarias oficiales).