El Tribunal Constitucional, en fallo inapelable, declaró válido el pago de regalías que las empresas mineras del Perú tienen que hacer disciplinadamente. Es decir, el tinglado “ciudadano” que armaron los empleados serviles de los dueños de las principales instituciones de ese tinte, se cayó al suelo, quedó en el ridículo más estentóreo y, como no podía ser de otro modo, el presidente de la Sociedad de Minería y Petróleo, el bien rentado Carlos del Solar, ya anunció la cantinela resobada que habrá retracción de las inversiones.

¿Cuál el escenario “ideal” para que las empresas mineras “inviertan”?: ¡un Estado que les garantice vía contratos-leyes, el no pago de impuestos, la sacada de vuelta a los más fundamentales gastos de inversión en medidas contra el daño al medio ambiente y, sobre todo, la acumulación copiosa, abusiva, inescrutable de capital que beneficia en 90% a los agentes y dueños y en apenas un 10% a las poblaciones locales cuyos terrenos son dañados de por vida porque son recursos no renovables extraídos del subsuelo.

Una anécdota: ha poco en un convite fui recordado con nombre y apellido por el dueño de Yanacocha, Roque Benavides, y da gusto saber que para este sujeto, soy un “no comprable porque soy terrible”. ¡Enhorabuena tener el dudoso honor de entrar en las reminiscencias de quien no siente cargo de conciencia alguno por lo que Yanacocha hizo en Choropampa años atrás envenenando con mercurio a esa valiente población!

¡Qué diferencia con todos los mercenarios dolarizados que hoy cantan loas al accionar de Yanacocha en Cajamarca porque sus conciencias fueron domesticadas y sus plumas alquiladas! Sin embargo, la lucha continúa y hay que seguir denunciando a estos pelanduscos que causan vergüenza y asco.

Las empresas mineras no generan empleo masivo. En cambio sí contaminan y no hacen nada por corregir semejante aberración. Sí sobornan a los ingenieros del Ministerio de Energía y Minas y todos los “estudios sobre medio ambiente” resultan favorables a los mineros y todos saben cuánto daño están causando. La inversión tiene que venir en términos de mutuo beneficio, con políticas y estándares que debieran ser los mismos a aplicarse en sus penalidades y disciplinas en los países de origen. ¿Alguien imagina un derrame de mercurio en Estados Unidos y que los Benavides hayan tenido a Montesinos a su servicio para ganar irregularmente los juicios?

Cuando del Solar “advierte” sobre la retracción de inversiones no hace sino repetir un cuento resobado, inane, sin mayor efecto ya, porque empieza a entenderse que los mineros no son todopoderosos por más dinero y dólares que posean. ¡No todo está en venta en el Perú y aún habemos conciencias librepensadoras e insobornables! Pero, en la mentalidad de estos cretinos a quienes el metal ha reemplazado la materia gris por el billete verde con la cara de Washington, no hay otra coordenada posible.

Los mineros tienen todo: dinero, poder real, influencia mediática y compran publicaciones completas para difundir sus “bondades”. Pero los campos siguen envenándose, las juventudes tronchando su futuro y, lo que es peor, un país persiste en la actitud servil de cambiar dinero por pócimas amargas plenas en cianuro y contaminación.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!