La secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, concluye hoy una visita a Brasil, donde pretendió estrechar las relaciones, aunque sin abandonar sus ataques contra Venezuela, y seguir viaje a Chile, Colombia y El Salvador.

Rice ofrecerá una conferencia sobre la política externa de la administración de George W.Bush, tras reunirse ayer con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva y el canciller Celso Amorim, con quien firmó un comunicado conjunto y participó en una rueda de prensa.

En el documento, Brasil y Estados Unidos resaltan sus coincidencias generales en la arena internacional y el nexo bilateral, pero eluden señalar diferencias, las que también se evitaron en el diálogo con los periodistas.

La funcionaria aseguró que Estados Unidos ve con buenos ojos el fortalecimiento de Brasil en el escenario mundial y como potencia regional y calificó a Lula de ejemplo de jefe de Estado capaz de conciliar democracia y justicia social.

Sin embargo, Amorim debió responder diplomáticamente sus pronunciamientos injerencistas sobre Venezuela y puntualizó que Brasil continuará respetando la soberanía del gobierno venezolano, al que le reiteró el apoyo.

“Lo que pudiéramos hacer para ayudar en el encaminamiento positivo para el país, lo haremos. Somos amigos del pueblo de Venezuela”, remarcó el ministro de Relaciones Exteriores brasileño en presencia de la visitante.

La jefa de la diplomacia estadounidense, ignorando que el presidente Hugo Chávez ya se sometió a ocho elecciones, incluido un plebiscito promovido por la oposición para destituirlo, dijo que Estados Unidos desea que “exista una Venezuela democrática”.

Pronunciamientos injerencistas similares, formulados aquí hace un mes por el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, fueron respondidos en el momento por el vicepresidente y titular de Defensa, José Alencar, y luego por el gobernante brasileño.

Alencar puntualizó que “Brasil siempre defendió y continúa defendiendo la autodeterminación de no intervenir en asuntos de otros países”.

Durante una visita a Venezuela una semana después del pronunciamiento de Rumsfeld, Lula le respondió más fuerte, aunque también implícitamente, al ofrecer todo su apoyo a Chávez y rechazar cualquier tipo de injerencia externa en esa nación.

“Nosotros no aceptamos difamaciones contra compañeros. Nosotros no aceptamos insinuaciones contra compañeros. Venezuela tiene el derecho de ser un país soberano, de tomar sus decisiones”, precisó y agregó que no teme hacer esa afirmación en ningún lugar del mundo.

La secretaria de Estado fue más allá de Venezuela en sus amenazas habituales, al decir que Estados Unidos está dispuesto a ayudar a retomar los principios democráticos en los países donde son frágiles.

En un tono ratificatorio de que Washington considera a esta región una especie de coto privado, remarcó que su gobierno buscará hacer que las reglas democráticas sean cumplidas en América Latina.

En la línea de minimizar diferencias, Amorim señaló que Lula, al afirmar la semana pasada que el Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) fue sacada de la agenda de debates en Brasil en los últimos dos años, se refería a que salió de la pauta periodística.

Esto “porque no era más un debate pro o contra el ALCA, pero sí sobre cómo negociar la creación del bloque”, y Condolezza resaltó el papel del gigante sudamericano para sacar de su estancamiento estas negociaciones y las de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El comunicado conjunto comienza recordando el compromiso de Lula y Bush de lograr “una relación más próxima y más sólida” entre los dos países, durante un encuentro que sostuvieron en junio del 2003.

En el plano bilateral, Amorim y Rice se comprometen a vigorizar los grupos de trabajo establecidos en diversos campos.

Respecto a Ecuador, reiteraron el apoyo a la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) del 22 de abril último que llamó a todos los sectores políticos, sociales y económicos de Ecuador a fortalecer la gobernabilidad.

Asimismo garantizar el pleno respeto al orden democrático, el marco constitucional y el estado de derecho en ese pequeño país sudamericano.

El documento no incluye ninguna referencia al ALCA o a la situación en Venezuela, puntos que la embajada estadounidense aquí anunció serían abordados y en los que son profundas las diferencias entre ambos gobiernos.

Los dos países reafirmaron el compromiso de mantener consultas bianuales, en el nivel de subsecretario, para pasar revista a un amplio abanico de asuntos regionales y globales.

Respecto a Haití, defienden el mantenimiento de las misiones de paz de las Naciones Unidas y coinciden en que deben celebrarse elecciones este año, así como que los donadores internacionales deben acelerar el otorgamiento de la asistencia comprometida con ese país.

La falta de ayuda de los países industrializados a la nación caribeña es un viejo reclamo de Brasil que, por petición de Estados Unidos y Francia, encabeza las fuerzas militares desplazadas por la ONU en aquel territorio.

Prensa Latina