Con aplomo, el presidente Toledo, afirmó que Perú aguarda las públicas disculpas de Chile por haber vendido material bélico al Ecuador en pleno conflicto del Cenepa en 1995. ¡Muy bien dicho! Es hora de poner los puntos sobre las íes y frente a esto, no hay otra expresión válida o reflexión ni barullo posible que alinearse patrióticamente demandando las excusas a que Chile está obligado por el manifiesto irrespeto a su papel de garante.

Los vendepatria no han cejado, desde los medios, en aminorar los efectos del repugnante vídeo que LAN proyectó en sus vuelos y por toda respuesta han dicho que esa aerolínea ya había presentado sus disculpas. ¡Como si la ofensa fuera un asunto comercial que se zanja con una factura como ocurre cuando los venales reciben dólares para justificar cualquier cosa, aún en contra de su propio país!

Ahora pretenden decir que Perú ahonda la tensión con Chile y que eso daña las relaciones de toda índole. ¡Como si Perú -y no Chile- hubiera vendido municiones a Ecuador, pertrechos que sirvieron para que el país del norte matara a soldados peruanos! El confusionismo es simplemente traición a la patria. Porque todo está muy claro. El que diplomáticos del país del sur, confiesen públicamente que sí vendieron material bélico al Ecuador, galvaniza la presunción que Chile incurrió en un craso error en su calidad de garante, tema por el cual se le está reclamando una actitud de corrección y como obliga un trato franco y noble.

Nunca serán mejores las relaciones comerciales, políticas, financieras y de toda índole que cuando los Estados y sus poblaciones entienden que hay respeto mutuo y no prevalencia abusiva de uno de los partícipes.

Los medios, para variar, especularon sobre una supuesta reunión entre los presidentes Toledo y Lagos. ¿Qué cita podría haberse llevado a cabo luego que la diplomacia mapochina expresara que ellos daban explicaciones sólo una vez? ¿Por causa de qué sospecho que Chile continúa con una mentalidad de vencedores de una guerra que acabó en 1884? ¿Y porqué me temo que aquí hay una pandilla de cobardes, de bisabuelos a bisnietos, que creen que la mejor defensa de la patria es la entrega de su patrimonio sin condiciones o en términos humillantes?

Lo actuado por el presidente Toledo en Brasil y su requisito de públicas excusas a Chile es una postura correcta, soberana e indeclinable. Detrás de la misma tienen que estar los peruanos, salvo los traidores, evidentemente. Aquí no hay diferencias cuando se trata del Estado, la salvaguarda del honor nacional y el respeto a los muertos que nuestra historia pasada y reciente, demandan. Quienes promocionen caminos diferentes, integran la quinta columna o son los caballos de Troya irredentos y muy bien pagados.

Caricaturizar por razones de política interna en este tema puntual y ríspido con Chile, es un ejercicio irresponsable, mentecato y sospechoso. Toledo no gana votos en el exterior y tampoco hay evidencias que su gobierno pueda remontar los bajísimos niveles de aprobación de que goza. Cuando se habla de límites, fronteras, honor e historia, el Perú debe ser sólo uno. Si la Cancillería somos Todos, el Perú es más grande que sus problemas. Y es hora, ya, de demostrarlo, sin ambages, sin cobardías y sin traiciones.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!