Para los agoreros y trasnochados especialistas del imperio y sus aliados, las imágenes de la emblemática Plaza de la Revolución capitalina y de las restantes provincias debe resultarles decepcionante, aunque sean incapaces de admitirlo.

Quienes pronostican y esperan una debacle en Cuba, habrán visto, como es tradición desde 1959, una celebración genuinamente democrática, sin policías antimotines, gases lacrimógenos y chorros de agua; tampoco demandas laborales o denuncias de políticos corruptos, como ocurre en muchísimos países del orbe.

Los amigos de la Revolución Cubana y los observadores honrados y desprejuiciados en todos los rincones del planeta, tienen nuevamente ejemplos claros y actualizados sobre la vitalidad y la continuidad del proceso de cambios sociales y políticos iniciados en la mayor isla del Caribe desde el enero victorioso de hace 48 años.

Y es que en este continente nadie como los cubanos ha cambiado y renovado tanto sin perder su esencia, cualidad indispensable para mantener la frescura, combatividad y apego a los principios mostrados por los millones de manifestantes que hoy tomaron las calles para mostrar su alegría y exponer con energía sus demandas al imperio.

¿De dónde sacan ustedes tanta fuerza?, peguntaba admirado un visitante mientras, en medio de la plaza habanera, agitaba una bandera cubana entrecruzada con una británica. Y el interrogado, un ciudadano común, le respondió breve pero contundente: " De lo que hemos logrado y de la soberbia y brutalidad del imperio. "

Sí, así de sencillo, por que en esos dos elementos, como en otros muchos posibles, está la explicación para entender por qué la Casa Blanca, con una supuesta estrategia mundial contra el terrorismo, empeña su ya menguada credibilidad para liberar a un sujeto como Luis Posada Carriles, con un colosal expediente criminal.

No menos indignante resulta la grotesca y burda manipulación del proceso judicial que condenó y mantiene encarcelados a Cinco cubanos cuyo "delito " fue infiltrar organizaciones terroristas de la Florida, para alertar a las autoridades de su Patria.

Los cubanos tienen otras muchas demandas que hacer a Washington, como el cese del genocida bloqueo económico, del financiamiento de la subversión interna, de la agresión radioelectrónica y de los esfuerzos por incorporar gobiernos dóciles a sus planes anticubanos, pero la de extraditar a Venezuela a Posada y la libertad inmediata de los Cinco, por su urgencia y gravedad, fueron las predominantes entre los manifestantes a lo largo y ancho del país.

Nadie se llame a engaño. Quienes saben leer entre líneas recibirán el mensaje de unidad y victoria lanzado por los revolucionarios de la mayor de las Antillas, quienes una vez más estremecieron desde el amanecer sus plazas gritando sus demandas al imperio y vitoreando a ese incorregible hacedor de sueños llamado Fidel Castro.

Agencia Cubana de Noticias